Cuerpo, género, sexuación.
La expansión del discurso de género, solidario con el nominalismo relativista, politicamente correcto y progresista, no pasa desapercibida, no al menos en Brasil, donde la influencia de la academia norteamericana en el campo de las humanidades es de mucho peso y está en todas partes: Psicologia, Sociologia, Letras, Derecho, Antropologia. Ante este panorama no son pocos los esfuerzos del psicoanálisis de la Orientación Lacaniana para poder estar a la altura de las cuestiones planteadas por el discurso de género dado que esa «militancia» ya entró en los consultorios y constituye un desafio ante el cual no debemos retroceder en el trabajo de dotar a nuestra clínica de un apoyo real. ¿Qué significa este empeño actual, fundamentalmente femenino, de no querer saber sobre la diferencia sexual? ¿Un modo de nada querer saber de la mujer como Otro? ¿Qué oportunidad tiene un psicoanalista ante un sujeto declaradamente contemporaneo y partidario de la democracia sexual que sostiene la diversidad de los sexos como una teoria de la cual se desprende una política?
La política que es propia del psicoanálisis surgió de la interpretación que Freud elaboró sobre el síntoma como una solución que con Lacan aprendimos a situar como una solución ante el real de la inexistencia de una proporción entre los sexos. Es de esa política que se desprende una teoria de la sexualidad como una operación secundaria, como una elucubración sobre el real de la diferencia sexual. Es decir, una teoria de la sexualidad formulada en términos de posiciones sexuadas, masculina y femenina, que no se agotan en las identificaciones edípicas dado que el Edipo freudiano aborda la posición sexuada inconsciente sólo en la dimensión de las identificaciones. Se trata entonces de una teoria que nos permite pensar lo masculino y lo femenino como posiciones de goce más allá de las figuras de hombre y mujer, más allá de las identidades de gênero. En otras palabras, para el psicoanálisis la diferencia sexual, la diferencia de las posiciones sexuadas no se elucida por la via de las identidades de género. Se por un lado la sexuación pone en juego las identidades, por otro lado hay algo en la sexuación que no se puede reducir a la identificación ni puede ser reducido por ella como sostienen los partidarios de la teoria de género. La sexuación no sólo resiste a la identidad, ella también resiste a la identificación. En ese sentido, la afirmación psicoanalítica acerca de la inexistencia de un saber sobre lo que sea el hombre o sobre lo que sea la mujer significa, precisamente, que esos significantes – hombre, mujer – adquieren diferentes significados segun la época porque son identidades discursivamente producidas que no absorven el hecho establecido por el psicoanálisis lacaniano de que la diferencia entre los sexos es real, irreductible e no tiene ninguna proporción. En otras palabras, la experiência psicoanalítica entiende la diferencia entre los sexos de un modo diferente al de los referenciales de la civilización que tratan esta diferencia segun la perspectiva de los semblantes.
El campo de la sexuación se define a partir de la experiencia de goce en el cuerpo e de una pérdida irreversible que incribe en este campo un nuevo binário que ya no es el tradicional binário hombre-mujer. Se trata, ahora, de un binario, podriamos decir lacaniano, que no admite conmutación significante. De este modo, con Lacan se abren dos vias para pensar la diferencia sexual a partir del goce. No se trata aqui de dos significantes, sino de uno solo, el significante fálico y su más allá, es decir, el significante fálico y una operación que lo ultrapasa y que por lo tanto lo implica. Una nueva lógica que señala que aun habiendo la función fálica para ambos sexos, no todo es fálico. Tenemos entonces, independientemente del sexo biológico y de la identifcación, un ser hablante que se constituye en relación con el limite que demarca el significante fálico y un ser hablante que no tiene una relación esencial, estructural, con ese límite y, por lo tanto, se trata aqui de un ser cuya relación con el límite es del orden de la contingencia, asi como el amor, que también es contingencial. A esa posición de goce estructuralmente relacionada con el límite la llamamos posición masculina, mientras que a la posición de goce relacionada contingencialmente con el límite asi como lo es el encuentro con el amor, llamamos de posición femenina. Si del lado masculado el límite es de estructura, del lado femenino el límite es dado por el amor.
En este punto me parece fundamental reparar que con Lacan ya no tenemos la posibilidad de substituir los tradicionales significantes por los significantes que él elaboro, dado que posición masculina de goce no equivale al hombre ni posición femenina de goce equivale a la mujer. Quiere decir que un hombre puede situarse del lado derecho de las fórmulas de la sexuación asi como una mujer puede situarse del lado izquierdo. De todos modos no es lo mismo estar de un lado o del otro de las fórmulas con un cuerpo o con otro. Esto tendrá consecuencias clínicas diferentes. Jésus Santiago en su trabajo «La plasticidad de la sexuación femenina» destaca el tenor plástico de la sexuación dado que esta implica un tránsito de un sujeto fantasmático tanto para el lado masculino como para el femenino. No se trataria entonces de un binario de «fijación estática», y esta característica rompe con la posibilidad de correlacionar, de modo inequívoco, los géneros con los modos de goce formulados por Lacan. De esse modo la plasticidad de la sexuación se destaca en la experiencia mística de San Juan de la Cruz, um ejemplo lacaniano del goce femenino, haciendo que esa experiencia se aproxime, retomando un comentario irónico de Heloisa Caldas, a «un trasexualismo bien sucedido».
Con el título «El orden simbólico en el siglo XXI no es más lo que era», el año pasado se realizó el VIII Congreso de la AMP donde, desde diversas perspectivas, fue situado lo que en la Orientación Lacaniana llamamos feminización del mundo contemporaneo como efecto del declive del orden simbólico e el consecuente avance del real sin ley. En el curso «El Otro que no existe y sus comités de ética», J-A. Miller destaca la materialización contemporanea de una extraña alteridad y su avance presente en las relaciones actuales del sujeto con el mundo. Se trata de una nueva asociación del sujeto, de una nueva alianza efecto de la generalización de un regimen de goce no-todo, situado del lado derecho de las fórmulas de la sexuación, e que vinculado al real de lo femenino señala un goce ligado a la suspensión de la excepción, por lo tanto, más allá de cualquier identificación fundada en un rasgo significante. Y aqui nos deparamos nuevamente con la subversión lógica que Lacan introdujo porque ahi donde no hay la excepción, en lugar de «no haber el Todo» del conjunto, hay el «no-todo».
Uno de los efectos del avance en la cultura de ese declive de la excepción puede ser situado en el hecho de que hoy nos encontramos con formas clínicas que no son más aquellas de los tiempos freudianos, cuando el Padre consistia. Estamos, entonces, ante el desafio de actualizar nuestra práctica segun nuevas coordenadas que provienen de los efectos de la pérdida de la consistencia de los semblantes tradicionales, aquellos que participaban del viejo orden y que hoy vemos debilitarse ante el avance de la alianza entre ciencia y capital.
Tomemos el ejemplo de la indecisión con relación a la identidad sexual y a la posición de goce como un síntoma contemporâneo presentado por jóvenes, aparentemente neuróticos, de ambos sexos, que a veces llegan a nuestros consultórios después de haber pasado por experiencias dolorosas de fracaso en sus intentos de definir su sexualidad a través de pasajes al acto heterosexuales y/u homosexuales. Tel es el caso de Carla, de 20 años, que llegó a la primera entrevista diciendo que después de haber hecho dos años de terapia y de haberse «llenado de remedios» continuaba metiéndose en lios sexuales y dijo que aceptó consultar un analista por insistencia de una profesora en la que mucho confia. Militante que sostiene un discurso articulado sobre la igualdad de los sexos, a lo largo de algunas entrevistas su reivindicación del derecho a la no definición sexual y su crítica a toda «estabilización que limite el campo de las diversidades sexuales» fueron dando lugar a un decir sobre lo «confusa y sin rumbo» que es su vida sexual, sobre el malestar ante no saber si le gustan los hombres o las mujeres y sobre haberse dado cuenta de que nunca tuvo ni un novio ni una novia, que siempre tuvo «vários ficantes«[1] pero que «hay veces en que esa libertad es una deriva muy angustiante», y a continuación dijo que hasta ese momento no se habia dado cuenta de que «ficante deja el sexo indiferenciado. Puede ser cualquier cosa».
En otro campo, como efecto de la feminización contemporânea y de las diversas formas que la forclusión del Nombre del Padre puede asumir el campo de la sexualidad, nos encontramos hoy con el fenômeno del transexualismo que, en muchos casos, lejos está de presentar las características del delírio de un Schreber quien aun sin haberse sometido a una opración de «cambio de sexo» sintió que su cuerpo se transformaba en cuerpo de mujer.
En el 2009, una joven mujer a quien llamaré Nanci, me buscó porque estando próxima de la fecha en la que se someteria a una «operación de cambio de sexo» queria, segun sus palabras «aquietar unos pensamientos angustiantes» que la invadian. «Ya tengo marcada la fecha de la operación y no quiero empezar la nueva vida con esta angustia que me saca el sueño y los sueños». A los 19 anõs empezó a frecuentar el movimiento GLBT, decidió «asumir definitivamente la identidad femenina» y adoptó el nombre de mujer. Siendo aun un niño tenia «un sentimiento de extrañeza» cuando a él se dirigian tratándolo como un nene. «Desde chico ya tuve la certeza de haber nacido en un cuerpo errado». Nanci justifica su militancia en el movimiento GLBT y su activa participación en un Nucleo de estúdios de género diciendo que no quiere olvidar lo que pasó porque «esos recuerdos de lo que fue mi vida me dan fuerzas para ayudar para que otras chicas tengan su lugar en la vida». A los 17 años creyó que habia encontrado la solución para salir de la casa paterna. Fue cuando empezó a salir con un hombre por el que se apasionó porque él lo trataba «con la ternura y la delicadeza que una mujer debe ser tratada», pero llegó un momento en que la relación se hizo insoportable porque el novio empezó a cuestionar que aquel adolescente tuviera modos afeminados y se comportase en la cama como una mujer cuando se trataba de un muchacho gay. «Él me pedia que yo hiciera cosas insoportables para mi. Yo le pedia que parase pero él insistia. Era una locura». «Todo con él se volvió muy angustiante y confuso. Insoportable». En «Ambigüedades sexuales», Geneviève Morel dice sobre lo imposible que es para el sujeto transexual soportar simbolicamente el goce del órgano, es decir, lo imposble que es inventar una construcción que permita interpretar ese goce. Entonces, el sujeto concluye que es extirpando la zona erógena que eliminaria la fuente de angustia. Para el sujeto transexual, pene, vagina, hombre, mujer, no son, segun supone el discurso de la comunidad, significados del significante fálico. En esse sentido, el niño que Nanci fue rechazó el goce fálico y de esta forma, los dichos de los adultos que interpretaron la diferencia anatómica segun critérios fálicos, es decir, nene o nena con los atributos fálicos de cada uno, esos dichos quedaron sin valor.
Después de esa separación Nanci dijo que «el mundo cayó, me quede en la calle, hice un intento de suicidio y mi hermana me salvó». Se fue a vivir con la hermana mayor, espititista, médium, quien, probablemente y sin saberlo, introdujo al hermano adolescente en el discurso de género en la medida en que le presentó las razones de su certeza sexual – la de ser mujer – en términos de un espíritu de mujer que habita un cuerpo masculino. Fue en esa época cuando pensó por primera vez en hacer la operación para tener una vagina para sentirse «mejor con el cuerpo y acabar con esa confusión con los hombres». Transformar el órgano constituye, entonces, la condición para deshacerse del error del discurso sexual, error comun segun Lacan, que consiste en transformar el significado del goce en significante amo bajo el cual el niño debe elegir o no inscribirse.
«Nunca me sentí un hombre ni un gay. Tengo muchos amigos gays pero ellos están en otra. Yo soy una mujer presa en un cuerpo de hombre y sé que somos muchas las que vivimos este drama. Yo no soy la única». A los 23 años Nanci hizo su primera intervención en el cuerpo para implante de senos y una plástica «para tener un rostro más femenino», pero dijo que no fue suficiente. «Mi cuerpo tiene algo que yo no siento como mío apesar de lo que los otros digan, pero gracias a Dios, hoy una puede arreglárselas con eso». El sujeto transexual rechaza el discurso de los otros exactamente en el punto en que ese discurso interpreta el órgano de modo exclusivamente fálico. Para Nanci tener un pene no significa tener el falo «apesar de lo que los otros digan», por lo tanto eliminado el órgano también elimina el error que os otros insisten en cometer. En este sentido ella se muestra decidida cuando dice que «ya me sentí una aberración, pero eso acabó» y marca las sílabas de la palabra «acabó» como poniendo un límite ante cualquier posibilidad de cuestionamiento de su certeza. Estas fueron las razones que Nanci expuso para su decisión de someterse a la cirugia que corregiria esse «error de nacimiento», como ella dijo. Sin embargo «algunos pensamientos no se aquietan y no salen de la cabeza» y se han vuelto más insistentes desde que una amiga, que ya se habia sometido a la operación de ‘cambio de sexo’, se suicidó unas semanas antes de la primera entrevista. Según Nanci el suicidio habia sido motivado porque el novio de la amiga habia terminado la relación no bien supo que ella era transexual. «Crei que él la amaba y la aceptaba como mujer». Cuando Nanci le preguntó a la amiga por que le habia contado sobre la operación, esta le dijo algo que Nanci manifestó no haberlo pensado nunca antes: «Él dijo que buscaba una mujer para casarse. Yo no podia mentir». ¿Se trata de una melancolia inevitablemente desencadenada a partir de la pérdida del amor, como señala G. Morel?
«Para no enloquecer aprendi a pensar que una tiene derecho a tener el cuerpo que debe tener para sentirse bien con él y a nadie le importa». «Me hice una militante del movimiento GLBT porque hay mucho para cambiar en este país». «Encontré un lugar en el mundo y en mi família, pero yo nunca habia pensado en el amor y los secretos» Y a partir de ese momento, después del suicidio de la amiga, viendo desmoronarse la certeza de que la operación seria una garantia de felicidad y de amor, Nanci fue invadida por pensamientos y por preguntas que la angustian y le sacan el sueño. «¿Será que voy a encontrar un hombre que me ame y me acepte como mujer?». «Voy a tener que omitir una parte de mi historia para que él me vea como una mujer?». Consultada por el analista sobre la posibilidad de postergar la operación para tener más tiempo para mejor situar la cuestión del amor y los secretos, Nanci no aceptó cambiar la fecha.
Durante las entrevistas y aun pensándose «mucho más mujer que muchas mujeres que nacieron con cuerpo de mujer» en ningun momento Nanci se posicionó como La Mujer que le falta a la especie masculina. Los pensamientos y las preguntas que la inquietaban y sobre los cuales trabajó durante aquella semanas no me parecen estar relacionados con ninguna certeza erotómana en términos de ser amada por El Hombre. Al contrario, lo que pasó con la amiga le hizo pensar, por primera vez, que ella misma podia no ser amada y aceptada por un hombre por su condición de transexual y esa incerteza tampoco encontraria solución en una ley de identidad de género porque aun pudiendo ella inscribir su ciudadania con nombre de mujer y con sexo femenino, su cuestión era «ser aceptada con su historia por un hombre que la amase» y su historia decia sobre un «error de nacimiento» que iba a ser corregido con cirugias.
En las últimas entrevistas Nanci dijo que «haber nacido con pene no quiero que se transforme en una condena» y agregó que ella sabe que «la vagina no hace a la mujer porque los sentimientos de una mujer no están en la vagina». «Ser mujer es una cuestión de espíritu y no siempre el cuerpo acompaña, pero con la medicina de hoy no lo hace quien no quiere». Parece evidente que Nanci apostó a la construcción sinthomatica, via «la medicina de hoy», de un cuerpo adecuado a su identidad sexual femenina al margen de la sexuación y su plasticidad.
La decisión de realizar la operación de ‘cambio de sexo’ no vaciló a lo largo de aquellas catorce entrevistas, pero parece que hubo un tiempo para comprender que el ‘cambio de sexo’ no traeria consigo la realización de ningun sueño de felicidad prometido por la ciencia.
En la última entrevista Nanci dijo estar agradecida por el trabajo porque sin el peso de la angustia ella se sentia «en mejores condiciones para enfrentar una nueva vida que tendré que crear de a poco». Dijo también que habia vuelto a dormir y a soñar y que en esos dias habia organizado una reuniõn con las hermanas para ver nuevamente «Priscila. La reina del desierto». «Vi otra película». «No voy a morir si no encuentro al hombre que me ame, pero seria triste porque sin amor una mujer se pone ácida y se marchita. Veo esto en mi família y en muchas mujeres y no quiero eso para mí».
¿Podriamos pensar que su decisión de encontrarse con un analista le posibilitó las condiciones para abrir un momento de comprender que le permitió ponderar sobre las consecuencias de su decisión desde otra penspectiva que no la de la garantia de amor? ¿Otra perspectiva que le permitió poner un límite a esa angustia que le sacaba el sueño y los sueños?
En ese sentido creo que sí, que Nanci vio en la misma película otra película. Esa fue la última vez que nos encontramos. Un tiempo después supe por una de las integrantes del Nucleo de Estudios de Género que Nanci se operó, que vive en otra ciudad, trabaja y sigue en la militancia GLBT.
Bibliografia consultada
- BENETI, Antônio. Qual é o seu sexo? Em: Opção Lacaniana. n. 65. São Paulo: Edições Eolia, abril de 2013.
- BERENGUER, Enric. Sexuación: la no identidad del sexo. Em: Colofón. n.22. Buenos Aires, novembro de 2002.
- CALDAS, Heloisa. O binário lacaniano. Em: Opção Lacaniana. n. 65. São Paulo: Edições Eolia, abril de 2013.
- DAFUNCHIO, Nieves, Confines de las psicosis. Teoría y Práctica. Buenos Aires: Del Bucle, 2008.
- LACAN, Jacques. O Seminário, livro 20: mais, ainda. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2008.
- LACAN, Jacques. O Seminário, livro 19: … ou pior. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2012.
- MILLER, Jacques-Alain (con participación de E. Laurent).El Otro que no existe y sus comités de ética (1996-97). Buenos Aires: Paidós, 2005.
- MOREL, Geneviève. Ambigüedades sexuales:sexuación y psicosis. Buenos Aires, Manantial, 2002.
- SANTIAGO, Jésus. A plasticidade da sexuação feminina. Em: Opção Lacaniana. n. 65. São Paulo: Edições Eolia, abril de 2013.
- SINATRA, Ernesto. @s nov@sadit@s: a implosão do gênero na feminização do mundo. Florianópolis: Cultura e Barbárie, 2013.
Notas
- Ficar com alguém significa relacionarse amorosamente con alguien sin ningún compromiso y ficante es la persona con la cual el sujeto fica.