Maria Cecília Galletti Ferretti
En la primera enseñanza de Lacan hay un binario de dos opuestos: imaginario y simbólico. Lo imaginario era, en este momento, un registro a ser superado para que se llegase a lo simbólico, a la palabra plena, a la confesión de la verdad. Como contrapartida, en la última enseñanza no se trata más de la construcción de binarios, sino de la clínica del anudamiento de los tres registros.
Cuando Lacan nos dice “lo que prevalece es el hecho de que los tres redondeles participan de lo imaginario como consistencia, de lo simbólico como agujero, y de lo real como siéndoles ex-sistente” (1), y agrega el cuarto elemento como siendo el sinthoma, se opera un cambio fundamental.
Consistencia se refiere al “carácter de un pensamiento que no es huidizo e imperceptible, ni contradictorio”, implica considerar que haya una “firmeza lógica de una doctrina o de un argumento”(2). Así, cuando hablamos de imaginario en la última enseñanza de Lacan y en su consistencia estamos atribuyendo a este registro un peso y una importancia explicativa y lógica. Se pasa entonces, a atribuir a este concepto gran poder explicativo a generar consecuencias teóricas y clínicas. Llama también la atención que “consistencia” en su etimología alude a aquello que tiene resistencia, que se mantiene y, en este sentido, hace un contrapunto con el “agujero” que Lacan, en el texto arriba referido, liga a lo simbólico.
El alcance de este registro, el imaginario, en la última enseñanza de Lacan es enorme! Hay muchas posibilidades de articularlo a las cuestiones que se nos presentan en este momento de la enseñanza lacaniana, una vez que, sí, el psicoanálisis se altera – para retomar la pregunta que hace Lacan en el Seminario 11, cuando indaga sobre la permanencia de los cuatro conceptos fundamentales. De esta forma, es por eso, por el alcance que el concepto de imaginario adquiere que Lacan nos dice En La Tercera: “Tal vez el análisis nos introduzca a considerar el mundo como lo que él es – imaginario. Esto sólo puede ser hecho al reducir la función dicha de representación, a situarla donde está, o sea, en el cuerpo”(3).
Lacan, al hacer esta afirmación muestra la preganancia de la imagen, en aquello que se refiere al parlêtre, en relación al cuerpo. En el comienzo de su enseñanza ya había insistido y el valor de constitución de la imagen del cuerpo y después, a lo largo de sus desarrollos teóricos y clínicos, acentúa la importancia del goce. “El parlêtre tiene que vérselas con su cuerpo como imaginario, así como tiene que vérselas con lo simbólico. El tercer término, lo real, es lo enlace de los otros dos. Se trata del cuerpo hablante con sus dos goces, goce de la palabra y goce del cuerpo….”(4).
Debemos referirnos a las consecuencias retiradas de estos cambios para la clínica que sin dudas, se enriqueció. Por eso, Jacques-Alain Miller nos dice: “en la época del parlêtre, digamos la verdad, se analiza cualquiera”(5). Afirmación contundente para mostrar que no se trata mas de aguardar propiamente la abertura del inconsciente -que habría escapado de las trampas de lo imaginario- para emprender el análisis. Lo que antes era desvalorizado ahora no lo es más. Pensemos, apenas para citar un ejemplo, en el matema de la transferencia que implicaba en pasar de la vertiente imaginaria para la simbólica para construir el saber inconsciente. Interesante también considerar que el SQ referido al analista, se dijese respecto a su cuerpo, seria simplemente considerado del orden de lo imaginario, pero ahora hay otra dimensión en el entendimiento de la presencia del cuerpo del analista. Al operar con la palabra, con el silencio, con la interpretación, allá está su cuerpo partícipe de la búsqueda de tocar el goce singular del parlêtre.
El tema del VII ENAPOL, al traer en su bojo el imperio de las imágenes en el mundo contemporáneo y, en cierto sentido, apuntar para un predominio a ser revisto, privilegia todavía, el nuevo estatuto de lo imaginario en la clínica lacaniana en sus relaciones con el final de análisis, el cuerpo, el goce y la imagen. El nuevo imaginario en Lacan nos hace pensar en posibles y diferentes estatutos a ser atribuidos a lo imaginario, teniéndose en cuenta los contextos diversos que inserta tal concepto. Al halar de lo imaginario que puebla el mundo actual podemos articularlo a lo imaginario de la clínica analítica, esto es, a lo imaginario que, siendo ahora un concepto fundamental, atraviesa todo el análisis teniendo especial importancia en su final?
Citas:
- Lacan, J. O Seminário, Livro 23: O sinthoma. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Ed., 2007, p. 55.
- Lalande, A. Vocabulaire technique et critique da la philosophie. Paris, PUF, 1972, 177.
- Lacan, J. A terceira. In: Opção lacaniana. Revista Internacional da Psicanálise. São Paulo: Edições Eólia, n. 62, p. 16.
- Miller, J.A. O inconsciente e o corpo falante. Apresentação do tema do X Congresso da AMP, 2016.
- Idem.
Traducción del portugués: Blanca Musachi