«Cartografiar los secretos»

En esta oportunidad, seleccionamos algunos fragmentos de dos entrevistas realizadas a la escritora Amélie Nothomb.

En la primera, se refiere al lugar capital que ocupó en su vida la relación con su abuela, así como también el lazo fraternal. Al decir de Amélie: «Sí, es verdad que me horrorizan las familias, y sin embargo, adoro a mis padres y a mi hermana hasta el paroxismo. Resulta bastante paradójico, pero detesto las familias en sentido tribal (…) El chocolate tuvo mucho que ver en lo de sentirme belga. Lo explico en Metafísica de los tubos. Antes de probar el chocolate era un monstruo que sólo gritaba y lloraba. Hasta que vino mi abuela y me lo puso en la boca. Ésa fue la clave. El nexo que me unía con los belgas.

-Después tuvo sus problemas con la comida. Su hermana también. Decidieron juntas dejar de comer. Por entonces vivían en Bangladesh. ¿Fue una cosa de principios?
-No soy psicóloga y no tengo una explicación. Pero el hecho de que viviéramos allí, sin duda influía. También estábamos en pleno inicio de la adolescencia… Perdiendo nuestro cuerpo. También fue algo que tuvo que ver con nuestro amor mutuo. Mi hermana y yo estábamos muy unidas. Pensábamos que el hecho de crecer nos separaría. Al crecer, te alejas y no lo deseábamos. Sellamos una especie de pacto no escrito».

En la segunda, titulada «La belleza es la cuestión suprema» pone de relieve los bordes que encuentra entre la escritura autobiográfica y la intimidad.
«-¿Se impone un límite para el uso de lo autobiográfico en sus libros?
-¡Ya lo creo! Lo que hace tan complicada la escritura autobiográfica es que uno siente todo el tiempo la presencia de una frontera. Y esa frontera son los otros: no se puede herir a los demás, traicionar sus secretos. También hay una frontera con respecto a uno mismo: no se pueden revelar los propios secretos. Sin embargo, en el momento de la escritura no estamos tan seguros. Es el momento de «cartografiar» los secretos. Resulta interesante, porque allí es cuando se decide: atención, mi secreto llega hasta aquí y aquí se detiene».

Vea las entrevistas completas en:

In my life

Según Wikipedia, Lennon escribió esta canción cuando el periodista Inglés Kenneth Akksop le dijo que debería escribir canciones acerca de su infancia. Y luego de reescribir el tema varias veces podríamos decir que reescribió su pasado.

David Foenkinos, en su libro Lennon realiza una interpretación de la versión oficial de su vida y si bien es ficción, es interesante el modo en que aborda la relación entre Lennon y su padre:

«Era egoísta, oportunista, insensato. Era mi padre. Durante mi adolescencia lo olvidé por completo. Estaba como muerto para mí (…) Mi padre ya no era un héroe, sino un cobarde. Había huido, y nunca había asumido sus responsabilidades (…) Cuando me hice famoso, no pensé ni por un instante que eso pudiera provocar su regreso. Me sorprendió sinceramente recibir noticias de él. Me sorprendió, y me disgustó. Si yo no hubiera sido rico y famoso, él jamás habría tomado la iniciativa de acercase a mí. Para él tuvo que ser un shock verme de pronto en todas partes, en los diarios, en la televisión, y oírme por la radio (…) si hubiera querido lanzar un aviso de busca de familiar perdido, no lo podría haber hecho mejor (…) era demasiado tarde. Habría debido venir antes, cuando yo lloraba de noche. Cuando me roía la soledad (…) No sé qué canalla le propuso grabar un disco, y por supuesto, decidieron lanzarlo al mismo tiempo que nuestro álbum Rubber Soul. Ahí yo cantaba In my life, y esta canción era muy importante para mí, un verdadero punto de inflexión, mi primera canción autobiográfica, la primera vez que tenía la impresión de poner mis palabras en música, y he aquí que mi padre sacaba un disco que parasitaba todo eso. Un disco que además se llamaba That´s my life. Me hirió de verdad. Hacía eso después de que yo hubiera construido mi vida sobre las cenizas de su ausencia». [1]

NOTAS

  1. Foenkinos, D. (2014), Lennon, Madrid: Alfaguara.