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Famulus

Miquel Bassols, Presidente de la AMP
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Asuntos de familia: el Otro en Uno

Ernesto Sinatra, Presidente del VIII ENPAOL
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Niñas modelo-modelo: lo fuera de serie en el siglo XXI

Alejandra Glaze, Directora del VIII ENAPOL
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Enredos de familia… sus asuntos en la práctica

Viviana Mozzi, Directora del VIII ENAPOL
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Las ficciones de familia y el goce huérfano

María Josefina Sota Fuentes, Responsable EBP del VIII ENAPOL
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“Secretos de familia”

Renato Andrade, Responsable NEL del VIII ENAPOL
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Los sentimientos sociales fraternos sobre los cuales descansa la gran subversión conservan a partir de entonces y por mucho tiempo el influjo más hondo sobre el desarrollo de la sociedad. Se procuran expresión en la santidad de la sangre común, en el realce de la solidaridad entre todo lo vivo que pertenezca al mismo clan. […] Previenen que pueda repetirse el destino del padre. A la prohibición, de raigambre religiosa, de matar al tótem se agrega la prohibición, de raigambre social, de matar al hermano. Pasará mucho tiempo hasta que ese mandamiento deje de regir con exclusividad para los miembros del linaje y adopte el sencillo texto: «No matarás». Para empezar, la horda paterna es remplazada por el clan de hermanos, que se reasegura mediante el lazo de sangre. La sociedad descansa ahora en la culpa compartida por el crimen perpetrado en común; la religión, en la conciencia de culpa y el arrepentimiento consiguiente; la eticidad, en parte en las necesidades objetivas de esta sociedad y, en lo restante, en las expiaciones exigidas por la conciencia de culpa.

Sigmund Freud, (1980), «Tótem y tabú», Obras completas, Vol. XIII,
Buenos Aires: Amorrortu, pp. 147-148.

Entre todos los grupos humanos, la familia desempeña un papel primordial en la transmisión de la cultura. También otros grupos contribuyen a las tradiciones espirituales, al mantenimiento de los ritos y de las costumbres, a la conservación de las técnicas y del patrimonio; sin embrago, la familia predomina en la educación inicial, la represión de los instintos, la adquisición de la lengua a la que justificadamente se designa como materna. De ese modo, gobierna los procesos fundamentales del desarrollo psíquico.

Jacques Lacan, (1977), La Familia,
Buenos Aires: Homo Sapiens, pp. 11-12.

¿Qué podríamos decir hoy de esta definición de la familia? ¿Tiene su origen en el matrimonio? No, la familia tiene su origen en el malentendido, en el desencuentro, en la decepción, en el abuso sexual o en el crimen. ¿Acaso está formada por el marido, la esposa, los hijos, etcétera? No, la familia está formada por el Nombre del Padre, por el deseo de la madre y los objetos a. ¿Están unidos por lazos legales, derechos, obligaciones, etcétera? No, la familia está especialmente unida por un secreto, está especialmente unida por un no dicho… es un deseo no dicho, es siempre un secreto sobre el goce: de qué gozan el padre y la madre.

Jacques- Alain Miller, (2007), «Cosas de familia en el inconsciente»,
MediodichoRevista de Psicoanálisis 32: «Maldita familia», Córdoba, p. 17

Ser padre no es una norma sino un acto, que tiene consecuencias, faustas y nefastas. La filiación contemporánea remite, más allá de las normas, al deseo particularizado del cual el hijo es el producto, cualquiera sea la complejidad, y a la imposibilidad de describirla.

El padre contemporáneo es un residuo, un nombre, pero queda inconmensurable a las normas. Entonces persiste un juego de pasión y la pacificación de la paternidad quedará tan utópica como el final de la historia. Nuestro tiempo es también el del descifrado de estos nuevos amores por el padre, ya sea que se descubran por aproximaciones políticas o sociológicas, o también que nosotros las saquemos a la luz con nuestra encuesta clínica.

Eric Laurent, (2009), «Un nuevo amor por el padre»,
El goce sin rostro, Buenos Aires: Tres Haches, p. 88.

Digamos entonces que es en este Otro campo del goce, más allá o más acá del falo, donde habita el secreto de toda familia, su principal asunto, ya esté más o menos ordenada por las leyes clásicas del parentesco. Es el secreto de la pareja familiar, ya sea homosexual o heterosexual en su forma manifiesta, monoparental o no, pero velando siempre el Héteros del goce femenino […]. El verdadero siervo de la familia, su famulus, es de hecho el «sujeto del goce», término que Lacan utilizó una sola vez para marcar el paso que va desde el sujeto del significante hacia el futuro parlêtre que vendrá al primer plano de la escena al final de su enseñanza. Pero ese «sujeto del goce» es la anticipación del ser hablante que será correlativo de la noción de sinthome. En este sentido, cada ser hablante es siervo del secreto del goce familiar -extrañamente familiar finalmente- que un análisis ayuda a descifrar. […] A los síntomas clásicos que se ordenaban según el discurso de la novela familiar patriarcal, hay que añadir ahora la dimensión del sinthome en la que el psicoanálisis sitúa lo más singular y opaco del goce del síntoma, aquello que lo hace absolutamente incomparable a otro. Se trata entonces, en nuestro estudio de los nuevos asuntos y enredos de la familia, de pasar de una clínica del síntoma, como articulación significante del secreto familiar, hacia una clínica del sinthome como forma singular del goce en el ser hablante. Cada uno es en realidad fruto del malentendido del goce familiar, malentendido del que Lacan se declaraba traumatizado por el hecho de ser hablado por él antes que llegar a hablar de él.

Miquel Bassols, Famulus, Lacan XXI, Revista FAPOL on line

Toda familia es un aparato de goce y es en este campo donde se juegan los asuntos de familia. Se trata pues de retomar esos asuntos buscando iluminar y recortar la forma singular del goce de cada uno. Cuando hablamos de nuevas configuraciones familiares nos referimos a los cambios que se han producido en la estructura clásica de la familia tradicional de matrimonio, padre y madre, con sus hijos.

Flory Kruger, Presentación del VIII ENAPOL, Martes 25 de octubre de 2016, EOL

Al final del análisis —luego de procesar aquel baño de lenguaje mediante los murmullos de lalengua en cada cual—, la familia tendrá la posibilidad de transformarse para cada uno en otra cosa. Si esto ocurre, cada personaje de la trama adviene, simplemente, el elemento de un conjunto: heteróclito, inconsistente; el que habrá sido reducido, luego de una extrañeza inquietante, a su entidad real de marca.

Ernesto Sinatra, Presentación del VIII ENAPOL, Martes 25 de octubre de 2016, EOL