El revés de la familia

Jacques-Alain Miller

Les propondré que tomemos como tema de debate un texto muy breve de Lacan que llegó a mí bajo la forma de dos pedazos de papel de Jenny Aubry… Es un texto en el que Lacan toma la experiencia de lo que llama «el fracaso de las utopías comunitarias», que existían en la época en que se buscaba ensanchar el círculo de la familia, criar los niños en común, y hacer existir una entidad colectiva más allá del círculo de la familia. Es divertido constatar, exactamente al contrario, la vitalidad de la vida conyugal, modificada apenas, modificada por la homosexualidad. Se verifica que la función de la familia conyugal permanece dominante y que ya no se trata de la utopía comunitaria. Se puede observar la lucidez de Lacan cuando destaca que la familia conyugal tiene una función de residuo en la evolución de las sociedades, y que ella se mantendrá precisamente porque se encuentra en el estado de residuo, en el estado de pequeño objeto a. Lo que vivimos hoy día lo confirma. Interpreta esta resistencia misma de la familia conyugal por el carácter irreductible de la transmisión, no la transmisión de un saber, ni la transmisión de las necesidades, sino una transmisión constituyente para el sujeto. Esto supone su relación a un deseo que no sea anónimo. ¡Esto es verdaderamente fuerte! Hay allí una necesidad, es decir, algo que no cesa de escribirse. No importa quién pueda hacer función ni interesarse en no importa quién que tenga la posibilidad del deseo. Es necesario que el sujeto sea aquí llamado en la singularidad del je, del mismo modo que uno no se analiza con el psicoanálisis, sino con un o una psicoanalista. No alcanza con leer Freud y Lacan para analizarse con. Esto debe ser activado de un modo que no sea anónimo. En este nuevo desciframiento que Lacan propone y al mismo tiempo permite, insiste en que la madre tenga un interés particularizado por el niño y que el padre sostenga una encarnación de la ley en el deseo, es decir que no esté desencarnado. Y el grave error fue considerar que Lacan, en la metáfora paterna, exaltaba la función paterna de la cual durante largo tiempo había señalado su decadencia. Se trata, al contrario, de una matriz de funciones freudianas que, presentada así, permite descubrir que sólo se trata de semblantes… El lazo familiar es en efecto una forma bien particular del lazo social.[1]

NOTAS

  1. Miller, J.-A. «El revés de la familia». Revista Consecuencias n°8. Abril 2012. http://www.revconsecuencias.com.ar/ediciones/008/template.php?file=arts/Alcances/El-reves-de-la-familia.html

Cómo criar a los niños

Entrevista a Eric Laurent

Usted ha dicho que allí donde no hay más familia, ella subsiste a pesar de todo. ¿Qué es lo que subsiste?

A partir de un momento que se puede pensar como el fin de una cierta forma tradicional de familia, y desde la igualdad de los derechos, sea entre hombres y mujeres, entre niños y padres o entre las generaciones, se desplazó la manera como se articulaba la autoridad. Además, con la separación entre acto sexual y procreación, y con la procreación asistida, vemos una pluralización de formas de vínculos que permiten articular padres y niños fuera de la forma tradicional. Una de las discusiones entre las civilizaciones de los países hoy es qué es lo que se puede llamar familia alrededor de un niño. Esto se puede hacer tanto con familias monoparentales como cuando hay dos personas del mismo sexo o varias personas que se ocupan de él. Es lo que queda de lo que era la oposición, en un momento dado, entre un modelo de familia tradicional o nada, nada que se pudiera llamar familia según la definición del código civil napoleónico, desde el punto de vista laico: una cierta forma que permitía transmitir los bienes y articular los derechos, pero afuera no había ni bienes ni derechos. Ahora hay pluralización completa y se sigue hablando de familia porque es una institución que permite bienes y derechos y la articulación entre generaciones. Entonces, es lo que queda; en ese sentido, creo que hay una conversación a través de nuestra civilización, un interrogante que da muchas respuestas, que algunos aceptan, otros rechazan y otros quieren mantener una forma definida, con un ideal determinado.

Laurent afirma que pensar la figura del padre hoy es un asunto crucial. Y que, incluso cuando el padre falta, lo que hoy no falta es un discurso acerca de lo que para ella es un padre, aun si está ausente. Además, la madre a su vez ha tenido un padre. Lacan trató de separar el padre del Nombre del Padre, es decir, de esta función paradojal prohibición-autorización, que puede funcionar o no más allá de las personas presentes.[1]

NOTAS

  1. Entrevista a Eric Laurent, Cómo criar a los niños La Nación Revista. Buenos Aires. 3 de junio de 2007.

Las declinaciones del padre y los cambios en la familia

Marie-Hélène Brousse

A partir de Lacan, tal como lo demuestra en uno de sus primeros escritos, «Los complejos familiares», podemos seguir afirmando que la familia es una estructura simbólica que tiene un lugar para los ideales. Pero los ideales familiares y la estructura simbólica de la familia no están organizados por la función paterna, sino que están organizados de otra manera. El desfallecimiento del padre no implica en absoluto el desfallecimiento en la familia. Implica una reorganización de las relaciones familiares que giran en torno a un punto central que organiza de forma distinta. Es lo que intentaré comentar.

[…] En la actualidad cuando abordamos el tema de la familia nos encontramos con una realidad heterogénea muy distinta a la que era antes. Les propongo tres argumentos para demostrar mi tesis. ¿Actualmente la familia implica un rechazo de la disimetría sobre la cual se fundaba hace unos 40 o 50 años? ¿Cuál simetría y cuál disimetría? La disimetría se hallaba entre el padre y la madre. No existía ninguna simetría entre la función materna y la paterna.[1]

NOTAS

  1. Brouse, M.-E. (2007). Las declinaciones del padre y los cambios en la familia». ¿Amar al Padre o al Sinthome? Seminario en Caracas. Buenos Aires: Grama.

Matrimonio, divorcio y compañía…

Pierre-Gilles Guéguen

No creo en la idealización de la familia, que por lo demás no ha dejado de evolucionar luego de la familia romana, pasando por la familia patrimonial del siglo XIX y las familias recompuestas de hoy. Mi análisis me ha ayudado a tratar con eso. Y Lacan no tenía ninguna ilusión acerca de la familia. Desde 1938, había pensado el final del modelo standard, y toda su enseñanza ha consistido en separarse gradualmente de la normativa edípica. La fase de su elaboración conocida como del «Nombre del padre» era ya una toma de distancia con relación al padre de la realidad y a los deberes que le imponía la religión.

Lacan –al que criticamos o del cual nos valemos a diestra y siniestra– nos ha mostrado, especialmente en el Seminario 20 y en el Seminario 23, que la lógica del lazo social y de la sexuación no es una lógica de la identificación, sino una lógica del goce.[1]

Parejas de hoy y consecuencias para sus hijos

Gustavo Dessal

Que el propio Freud asegurase en «El malestar en la cultura» que uno de los fines del psicoanálisis sea liberarnos de la nostalgia de padre, no equivale a decir que debamos celebrar su decadencia y su degradación, a menos que restemos importancia a los fenómenos que esa decadencia y esa degradación han generado en nuestras sociedades. El psicoanálisis no se ha pronunciado jamás contra el desarrollo y las transformaciones introducidas por el discurso de la ciencia, lo cual no le ha impedido señalar las consecuencias de ese discurso en la subjetividad. Del mismo modo, aunque el psicoanálisis no tome partido ideológico en relación a la institución familiar, sus transformaciones y sus nuevas modalidades, ello no le impedirá apuntar a los efectos sintomáticos que puedan derivarse.[1]

NOTAS

  1. Dessal, G., (2005) Parejas de hoy y consecuencias para sus hijos. Enlaces 10. Publicación del Departamento de estudios psicoanalíticos sobre la Familia-Enlaces. Buenos Aires. P. 83.