Integrantes: Marcelo Barros, Gabriela Basz ,Juan Bustos, Marisa Chamizo, Guillermo Lopez, Silvia Vogel y Diana Wolodarsky.

Nuestra investigación comenzó tratando de orientarnos con respecto al título propuesto : El cuerpo cosmético.¿ Como entenderlo? ¿De que «cuerpo» se trata? ¿Qué modo de pensarlo en la enseñanza de Lacan conviene para su abordaje ? Y lo «cosmético»: ¿ Es un cuerpo «cosmetizado», como dice E. Laurent en el Argumento ? ¿ O bien el cuerpo mismo como un cosmético, como un producto-mercancía ?¿ Y qué decir desde el psicoanálisis ?

Si algo distingue al psicoanálisis de la orientación lacaniana es que no generaliza el tratamiento del cuerpo. Hemos reconocido dónde el cuerpo cosmético funciona acotando el goce y por el contrario dónde el goce desbordado no encuentra allí un límite. Desde velar el horror a la castración en defensa del narcicismo a la exposición cercana a un real sin maquillaje.

Transmitimos las cuestiones que ocuparon nuestras búsquedas y elaboraciones, nuestros intereses y nuestras dificultades en 8 puntos:

  1. El cuerpo.
  2. Lo cosmético.
  3. Cuerpo cosmético y la mirada.
  4. Cuerpo simbolizado – Cuerpo producto.
  5. De lo cosmético como velo de la castración al intento de eliminar lo imposible.
  6. Prácticas sobre el cuerpo: denuncia y transgresión.
  7. El «arte para otra cosa».
  8. El cuerpo cosmético y/o intervenido y el psicoanalista.

1- El cuerpo:
El cuerpo lacaniano es primero el del estadio del espejo, el valor fálico de la imagen del cuerpo, una completitud especular que se establece sobre una discordancia, un clivaje entre el cuerpo real y la imagen. El término «dehiscencia», extraído de la botánica, es usado por Lacan hablar de la falla, la partición del cuerpo viviente en la especie humana.

En «La Tercera» asigna a cada registro un término : cuerpo a lo imaginario, muerte a lo simbólico y vida a lo real. «El cuerpo se introduce en la economía del goce (…) por la imagen del cuerpo. La relación del hombre con su cuerpo, si algo subraya muy bien que es imaginaria es el alcance que tiene en ella la imagen». Lacan habla de «consistencia» imaginaria. Este término invita a pensar que lo imaginario del cuerpo, en la última enseñanza, no se reduce solo a los efectos del estadio del espejo. Es un imaginario anudado de modo borromeo con los otros dos y eso tiene consecuencias. Por eso la fórmula de Lacan «tengo un cuerpo» y no «soy un cuerpo»: la consistencia que adquiere el cuerpo en tanto algo que se tiene.

Se tiene un cuerpo y con la introducción del goce cambia el modo de conceptualizarlo, se trata de un cuerpo que produce angustia cuando surge la sospecha de estar reducidos a él, a lo real del goce.

En nuestra época la ciencia y sus nuevas tecnologías, con sus ofertas sin límite, no intervienen sobre ese cuerpo sino sobre el organismo pero operando sobre el organismo modifican la imagen corporal. Sin embargo… ese cuerpo real en tanto materialidad, «entorpece» los sueños de la ciencia.

Paula Sibila en «El hombre postorgánico» toma en cuenta cómo se han ido configurando los cuerpos, modelándolos, con el fin de extraerles el mayor provecho posible, la mayor fuerza productiva : ciertos tipos de cuerpos dóciles, domesticados, disciplinados, funcionales a la producción fabril de la sociedad industrial, la máquina como modelo inspiradora. El nuevo capitalismo tiene el imperativo de logar una nueva configuración biológica, valiéndose de sortilegios digitales , sueños de autocreación técnicamente posibles: proponen la transferencia de la mente, las experiencias, los recuerdos, el bagaje completo de un ser humano, a partir de su «muerte física», a un cuerpo robótico y por lo tanto inmune al envejecimiento, enfermedades y muerte.

2- Lo cosmético:
Si Uds. googlean el sintagma LO REAL , la primera respuesta que encuentran es L’Oreal ! Tal vez no debiera sorprender que lo primero que sale al cruce, antes de toparnos con lo real, es algo del orden de la cosmética. Y no es cualquier marca sino aquella que fagocitó la mayoría de las grandes marcas a nivel mundial. Esta masividad internacional no busca solo homogeneizar el producto sino el consumidor. El mercado propone el standard y la ciencia lo hace posible. L’Oreal es la marca de cosméticos que representa los cruces entre la cosmética, los negocios y el poder.

Varios autores, desde diferentes perspectivas, abordan la función de lo cosmético en la época. G. Lipovetsky lo ubica como el signo más inmediato y espectacular de la afirmación del yo, de su unicidad. Según leemos en sus textos, estamos todos invitados a modelar la propia imagen, a reciclar el cuerpo. Llama «neonarcisismo» a esta búsqueda de brillar en el goce de la propia imagen inventada, renovada.

La etimología de Kosmos en su vertiente griega nos lleva a idea de totalidad, pero la vertiente romana subraya el Kosmein, mein: mundo y su derivado «inmundo», sin mundo, sin orden, sin belleza.

Lo bello, tal como lo plantea Lacan en La Ética, es la última barrera que nos separa de la Cosa ( das Ding), es una belleza que está muy cerca del horror.

Desde esta doble perspectiva consideramos lo cosmético como aquel tratamiento dado al cuerpo que vela, maquilla, cubre la castración con el velo de la belleza y su opuesto, lo anticosmético : lo que desnuda, desvela, muestra, deforma.

Cuando la cosmética vela la castración, está articulada a una falta, pero si la imagen es de una perfección sin fisuras, algo demasiado próximo a un real insoportable, entramos en una dimensión diferente, es una cosmética paradojal…

Mujeres que, mediante procedimientos quirúrgicos se transforman en muñecas :40 operaciones hicieron que la joven ucraniana Lera Lukyanova modelara su fisonomía hasta ser una Barbie de carne y hueso o para los orientales hacerse una nueva cara occidental… o al menos una operación de párpados para redondear los ojos y reducir los rasgos asiáticos.

Un reality: «Quiero una cara famosa». Los que participan se prestan a intervenciones quirúrgicas para parecerse a una figura conocida.» Traiga su cuerpo y llévese el que quiera». «Me he rehecho» dice un aviso publicitario.

Y los concursos de belleza… ya que en los tradicionales no se aceptan cuerpos intervenidos por la cirugía, hay nuevos concursos de… «Belleza artificial «

Se trata en todos los casos de un exceso , un goce desregulado, en la búsqueda de una proporción perfecta que termina pareciéndose más lo muerto que a lo vivo. Exceso que también se evidencia en las desproporciones intencionales ante las cuales, si bien producen rechazo, no podemos desembarazarnos ni sustraer la mirada.

Freud consideraba que la sugestión era un procedimiento cosmético y lo comparaba con la técnica de las artes pictóricas que operan per vía di porre. La vía del psicoanálisis va en sentido inverso, per vía di levare. Podríamos decir que el psicoanálisis va de lo cosmético a la dimensión del unheimlich.

3- Cuerpo cosmético y la mirada:
¿Cómo pensar el cuerpo cosmético, lo que se da a ver, considerando la mirada?

Dice Gérard Wajcman en El ojo absoluto: «Allí donde hay una imagen para ver, tiene que haber un ojo que mira» y definirá:»Un ojo sin párpado está sobre el mundo»

Postula que actualmente la ciencia inyecta la creencia y la promesa que todo se puede ver. Se trata de un salto que pasa del deseo de ver, genuinamente humano, a la idea de ver todo. Si todo se puede ver se transforma en una ley. «Esta voluntad se ha difundido, infiltrado, se impone a todo y a todos, lo gobierna todo. Habita ahora el espíritu de la época». Una pulsión con fuerza de imperativo.

En relación con el tema del cuerpo cosmético, tomamos la exigencia de visibilidad, para ponerlo en tensión con la imposibilidad de mostrar-ver todo. Este imposible es el correlato de la no relación sexual. No todo se podrá mostrar-ver. Lo real finalmente no podrá ser visible como el discurso de la ciencia alienta.

De este modo podemos establecer que:

exigencia de ver cuerpo cosmético
________________________ __________________
imposibilidad de verlo todo no relación sexual

Queda entonces una discordancia que no se borra, un imposible que hace posible el lugar del psicoanálisis, en cada caso.

4. Cuerpo simbolizado – Cuerpo producto:
El cuerpo cosmético también es, desde el punto de vista de la mirada, una mercancía, que se compra y se muestra. Pero eso es solo un aspecto que reúne una de las posibles intersecciones entre capitalismo y tecnología, que dan lugar a una oferta que se plasma en el deseo-derecho de un cuerpo cosmético.

Lacan diferencia muy bien, en la clase del 4/6/69 de El Seminario 16, que hay tatuajes que identifican en un cierto contexto y que se diferencian del trazo que no marca nada.

Los cuerpos marcados, tatuados de acuerdo a ciertas reglas, en ciertas ceremonias se corresponden con la idea de un cuerpo simbolizado, un cuerpo en el que se han depositado las inscripciones simbólicas. Son tatuajes y marcas en el cuerpo que identifican a uno como perteneciendo a una tribu, una edad , o un rito de iniciación. Así ya lo pensaba Freud en El Malestar en la Cultura: rito de pubertad o iniciación como uno de los modos que la sociedad tiene de resolver los excesos pulsionales de los adolescentes.

Eric Laurent en un reportaje publicado en el diario La Nación (9/7/2008), al ser interrogado acerca del fenómeno de la violencia en los jóvenes, afirmaba : hay que encontrar un nuevo ritual que al mismo tiempo fuera una práctica del cuerpo y que permitiera la socialización.

En las ceremonias de iniciación el cuerpo ocupa un lugar protagónico : la circuncisión, la extracción de un diente o mechones de pelo, las incisiones o escarificaciones. Luego de atravesar las pruebas, el joven se reintegra a la comunidad con un nombre nuevo y algún tipo de marca para ser reconocido como tal por la tribu.

Un antropólogo contemporáneo que se interesa por el protagonismo del cuerpo en la sociedad actual, D. Le Breton, subraya el aumento de las acciones que implican algún tipo de riesgo: intentos de suicidio, cortes y escarificaciones en el cuerpo, la toxicomanía, las picadas automovilísticas, y el consumo de alcohol. Conceptualiza a estas acciones como ritos, los denomina ritos «ordálicos». Los describe como absolutamente individuales y solitarios, imponiéndose en un contexto de desconexión social real o sentida como tal. Se trata muchas veces de actos desesperados que intentan poner un límite al goce del cuerpo.

Son prácticas de tatuajes o intervenciones en el cuerpo como figura feroz del superyo, con un imperativo que roza la infinitización y que tienen un estatuto diferente: no solo se trata de querer sobrepasar o modificar los caracteres biológicos heredados sino que su característica es la de no estar articulados a sentido alguno.

Santiago Sierra, artista madrileño afincado en México, traza una «Línea de 250 centímetros tatuada sobre 6 personas remuneradas», seres anónimos que aceptan una marca permanente en sus espaldas, en sus cuerpos, sin ningún sentido, a cambio de una paga. Forma con las 6 espaldas una composición unitaria que dura el breve tiempo de la performance . El artista trata al cuerpo como cosa intercambiable, una mercancía, un material para la creación.

Lo mismo puede decirse de las inscripciones tatuadas con las marcas de Vuiton, Bulgari, Cartier. Muestran cuerpos fabricados y manipulados por esas corporaciones.

No se trata de una marca simbólica que les permita vivir de un modo más pacificado su goce, sino una recurrencia al cuerpo como una superficie de inscripción.

5- De lo cosmético como velo de la castración al intento de eliminar lo imposible:
La distancia temporal que hay entre el bello cuento de N. Hawthorne, «La marca de nacimiento», donde para borrar la mancha, lo singular, se elimina la vida y la actual película «El tiempo» de Kim Ki-duk, pone en evidencia la permanencia de los esfuerzos desesperados a los recursos científicos, para volver posible lo imposible de la relación sexual .

En «La marca de nacimiento» el protagonista es un hombre de ciencia a fines del siglo XVIII, enamorado de la belleza de su amada, que se obsesiona con una mancha que ella tiene en su mejilla.

No soporta esta «marca visible de la imperfección terrena». Se dedica, en una búsqueda febril, a encontrar en su laboratorio la pócima que pudiera eliminarla. Cuando parece haber dado con la fórmula, convence a su mujer de beberla. Bebida la misma el hombre comprueba cómo lentamente se desvanece el color de la mancha y cuando se extingue por completo se extingue , también, la vida de su mujer.

Kim Ki-duk ,escritor y director, da un lugar privilegiado a los rostros y a las máscaras, en un juego de espejos que se ofrece a la mirada, alimentada por la oferta del mercado.

La película desarrolla tres cirugías plásticas en las que se cambian sucesivamente los rostros de cada uno de la pareja protagónica. Pero lo peculiar es que se puede ubicar en cada una de ellas, distintas coordenadas. Es así como el deseo (histérico), la angustia y goce generan cada una de las intervenciones quirúrgicas.

Ella, enloquecida de celos, supone que su novio mira otras mujeres porque se ha cansado, no dice de ella, sino de su rostro. Afronta una cirugía, no para ser más bonita sino para ser otra. Él, tomado por la angustia del desencuentro, se somete a un cambio de rostro.

Y nuevamente ella, culpable por el desenlace, recurre a la cirugía para perder sus rasgos. Ya no podrá ser identificada. Frente a este borramiento muestra un gesto de satisfacción.

En esta imposibilidad el psicoanálisis encuentra su razón de ser, sosteniendo la hiancia y operando sobre el goce . Su función, que no se basa en los ideales sino en el punto de imposibilidad, obliga a arreglarse con lo que no tiene arreglo para el género humano, lo desajustado de la no relación sexual.

6- Prácticas sobre el cuerpo: denuncia y transgresión.
La tradición académica creía en la existencia de un cuerpo perfecto, sujeto a proporciones que derivaban del mundo clásico: el canon, donde se describe el tamaño y la proporción que debe tener cada parte del cuerpo. Actualmente coexisten ciertas prácticas orientadas hacia la eliminación de la imperfección, de lo que molesta, la concreción de un modelo de belleza, de un ideal y por otro lado las intervenciones en cuerpo que lo rechazan y denuncian .

El ideal de mesura y armonía fue cuestionado y transgredido, denunciado por las prácticas del » body art», a partir de los ’70. Casi todos los artistas que se inscriben en ese movimiento usan su propio cuerpo herido y sufriente como objeto y sujeto de la experiencia.

Las performances, si bien se han extendido y banalizado , mantienen su actualidad poniendo la noción de «acto» en el centro de su discurso. El acto requiere , como en el psicoanálisis, la presencia de un cuerpo, su materialidad y por esa razón nos interesamos en algunas expresiones- instalaciones corporales artísticas , especialmente nos interesa Orlan como figura paradigmática.

¿Cuál es la singularidad de ORLAN, escrita así, con mayúscula ,» como una marca», como a ella le gusta decir?

Ella denuncia los patrones de belleza construyéndose un cuerpo :» Mi trabajo está en lucha con lo innato, lo inexorable, lo programado, la naturaleza, el ADN, se trata para mí de empujar el arte y la vida hasta sus extremos»

Cuando Orlan, en el ’68 propone «yo soy una hombre y un mujer», este intento de borrar lo imposible aparece luego en sus intervenciones corporales, cuadros vivientes en los que encarna mujeres arquetípicas: Santa Orlan copiada de la Sta Teresa de Bernini, ( paradigma para Lacan del Otro goce) ojos semicerrados, boca semiabierta, cuerpo abandonado… modo barroco de representar el arrebato místico y Orlan se burla de géneros y estereotipos, acentuando el aspecto erótico con la introducción de un striptease.

Da cuenta de sus razones: «La cultura cristiana nos hace elegir entre el bien o el mal. En el barroco se ve la flecha del ángel y a Santa Teresa que goza en un éxtasis erótico y extático. Es en ese punto que me interesó el barroco. Es un trabajo sobre el simulacro, lo verdadero y lo falso, lo presente y lo pasado, lo vivo lo artificial…»

La primera de sus operaciones fue muy cuidadosamente preparada, convenientemente anestesiada y lee un texto de E. Lemoine «La robe» : » la piel es decepcionante(…) hay error en las relaciones humanas porque uno no es nunca lo que se tiene(…) yo tengo la piel de un ángel y soy un chacal… la piel de negro pero soy un blanco, piel de mujer pero soy un hombre; yo no tengo nunca la piel de lo que soy: no hay una excepción a la regla porque no soy nunca lo que tengo»

De la entrevista que le hiciera J.-A.Miller transcribimos un mínimo y significativo recorte:

– JAM: Entre usted y su cuerpo, qué es lo que se desconectó?

-O: ¡Es que este cuerpo está programado para cosas que no me gustan para nada! Y sobre las cuales no tengo ningún control! Por ej., cuando de adolescente vi crecer mis senos, esa historia no me gustaba para nada. Yo no tenía nada de ganas de ser una mujer.

-JAM: Ud. no tenía ganas de ser una mujer.

-O: No! Tener críos como paridos por una vaca, todo eso me parecía extremadamente anacrónico. No tenía ganas de ser un vientre. Esa maquinaria no me interesaba para nada.

-JAM: ¿Ese rechazo ha sido precoz?

-O: Sí, Tuve mi primera menstruación joven…en una época en que el aborto y la píldora no estaban. ¡Quedé embarazada! Encontraba eso tan impensable…por fuera de mi voluntad, contra mi voluntad.

En estas palabras encontramos una secuencia que va de la interrogación al rechazo de su propio cuerpo de mujer. Que, hábilmente, J.-A. Miller consigue que suelte, que lo diga. Es posible pensar que encontró, con sus intervenciones, un modo de tratamiento a ese rechazo inicial, cercano al horror producido por un cuerpo/ máquina de parir.

La Orlan argentina se llama Nicola Costantino, actualmente representa al país en la Bienal de Venecia. Sus performances se centran en las transformaciones y usos de su cuerpo . Impactó, como Orlan, con sus «savons de corps», jabones con la forma de su torso, realizados con grasa extraída de su cuerpo, una parte de ese jabón , es «un 3% Nicola» . Es grasa erótica? Grasa repugnante ? No es la idea, no hay ninguna apelación a lo simbólico.

Son prácticas que intentan denunciar los cánones de belleza y el arte como mercancía, responden al límite que la transgresión denuncia pero también son testimonio de un imposible que la transgresión sólo logra bordear.La transgresión mantiene una relación con el límite, con la ley.

El psicoanálisis mantiene una diferencia con cualquier filosofía justamente en este punto. Foucault por ejemplo, plantea con relación a la obra de Bataille, que una vez ubicada la transgresión como límite del ser o del lenguaje, lo que se sitúa más allá es la posibilidad de un «nuevo ser ilimitado», una existencia distinta. La postura de Foucault lo lleva a mencionar la transgresión como una dimensión que «no se opone a nada».

Desde el psicoanálisis podríamos pensar la transgresión como una denuncia respecto del límite o de los modos instituidos pero al mismo tiempo como una forma de tratamiento de lo real. Se trataría de una denuncia pero también de un modo de hacer con ese punto de imposibilidad.

7- El «arte para otra cosa»:
» Al arte debemos tomarlo como modelo, como modelo para otra cosa». ( J. Lacan )

Actualmente nos encontramos con prácticas artísticas que muestran el desarreglo del goce, el desarreglo de la sexualidad. Una aproximación a lo indecible: «el arte para otra cosa», no es la sublimación, es la mostración de lo que no puede ser dicho.

Es paradigmático de ciertas prácticas artísticas que tienen el cuerpo como protagonista principal lo dicho por G. Wajcman de la fotografía de Nan Goldin:»es una gran artista del malestar en el goce, del desorden del amor(…) las imágenes han perdido todo su brillo(…) es la hora del falo reventado: caído, marchito. Ni feas ni provocativas, ni repulsivas, ni excitantes : simplemente verdaderas».

Lucien Freud, Egon Shiele, Francis Bacon pintaron cuerpos deformados. Deformar las figuras fue para ellos un modo de aproximación a algo «más real», intentos de eliminar una narración. F. Bacon decía que trataba de «tocar el sistema nervioso» de los cuerpos.

Pero hay un arte actual que no se inscribe dentro de esta perspectiva : el llamado «arte psicótico» o de «mal gusto» trata otra cosa: intenta la mostración de un real separado de cualquier nexo causa-efecto, no ligado a nada.

8- El cuerpo cosmético y /o intervenido y el psicoanalista:
El analista opera en esa hiancia que la ciencia no cubre, hiancia indemne a cualquier cosmética. Trabaja con la incapacidad de los semblantes desbordados por lo real.

Lacan en su última enseñanza pone de relieve que el sujeto no es solo significante, y para dar cuenta de ello recurre al término parletre. La singularidad está dada por la particular manera en que una palabra o frase chocó en cada cuerpo e hizo, de ese imprevisible encuentro, acontecimiento.

Tener un cuerpo a diferencia de serlo. ¿Cómo nos apropiamos del cuerpo? ¿Qué es lo que hace borde o contorno, relieve?

Que el inconsciente es homólogo a los orificios del cuerpo, da cuenta de ese movimiento estructural que nos dice que, a veces, esos orificios no son suficientes para constituir un cuerpo, hay sujetos que necesitan perforárselo con insistencia. Como si cada nuevo agujero prometiera algo de una articulación que fracasa.

Comprobamos que ,a veces, la subjetividad es suficiente para hacer que un síntoma resuene en él. Algunas, asistimos a verdaderas performances bizarras que dan cuenta de las piruetas por armar un semblante: piercing, tatuajes, cortes, deformaciones, infiltraciones. Otras, de las consecuencias del fracaso por no lograr armarlo o sostenerlo.

Inhibición, síntoma o angustia son manifestaciones de las dificultades que conlleva vivir el tener un cuerpo. Distorsiones especulares, transformaciones sustanciales, mutilaciones o perforaciones son formas en que se presentan cada vez más los cuerpos, naturalizándose estas prácticas en una supuesta justificación estética.

«Hay cosas que hacen que el mundo sea inmundo(…) de eso se ocupan los analistas, de manera que, contrariamente a lo que se cree, se confrontan mucho mas con lo real que los científicos. Solo se ocupan de eso. Están forzados a sufrirlo, es decir a poner el pecho todo el tiempo. Para ello es necesario que estén extremadamente acorazados contra la angustia» (J.Lacan : «El triunfo de la religión», apartado «La angustia de los científicos «)


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