Eje 3: INEXTINGUIBLE INFANCIA, DOCILIDAD TRANSFERENCIAL
Marcela Antelo – EBP/AMP
Se suele decir que la infancia se pierde, que la inocencia se pierde, que los ideales se destrozan y las ilusiones se corroen, que el amor se erosiona, y que no lo reflejamos como ayer. El tiempo y el lugar del ocio, del juego, del dolce far niente se hace cada vez más costoso. Sin mencionar el tono muscular, la piel de durazno y el pelo sedoso. Una dimensión de lo que perdura es la pérdida pura, como decía Lacan, en la patología de la vida cotidiana, de la vida que dura.
Hablar con el niño, hablar con la cosa, hablar con eso, como escribió Irene Kuperwajcs, abre otra dimensión, golpea el tambor de la psicopatología de la vida cotidiana, golpea la herida que no se extingue. Golpea en el trouma, que Freud consideró un cuerpo extraño con un papel activo eterno, inextinguible.[1] Fórmula sincrónica del trauma que Miller elucida en el Boletín Tambor fuera de serie. La noche del trauma es pintada por Freud en el último párrafo del ensayo “Lo Ominoso”. Freud nombra lo que de la infancia no se extingue nunca: la oscuridad, el silencio y la soledad. Volcanes activos. Los escenarios cambian.
Causas ausentes, grietas, gaps, y los efectos que danzan frente a la ausencia de la causa, hacen a los niños, adultos y ancianos dóciles a la transferencia analítica. La infancia atemporal es donde y cuando el ácido de la contingencia escribe en el cuerpo, secretando fijaciones libidinales y el porvenir de las ilusiones.
Cuando el infans se larga a hablar en voz alta – dice Lacan – no habla para sí mismo; lo hace à la cantonade, para allá, canto de pasillo, a nadie en particular. “Sin duda, no se dirige a otro, si utilizamos aquí la repartición teórica que han deducido de la función del tú y del yo. Pero tiene que haber otros allí. (…) Ese discurso egocéntrico (error piagético) es ¡a buen entendedor…”.[2]
Analista en el pasillo, voz acusmática, presencia ominosa, dócil al falso enlace que constituye la transferencia.
Traducción: Carolina Vignoli.
Revisión: Aliana Santana
1 Freud, S. Comunicación preliminar. (1893) En: ___. Estudios sobre la histeria. Edición Amorrortu de las Obras Completas de Sigmund Freud. V. II., 1999. p. 32. “Antes bien, debemos aseverar que el trauma psíquico, o bien el recuerdo de él, obra al modo de un cuerpo extraño que aún mucho tiempo después de su intrusión tiene que ser considerado como de eficacia presente…”
[2] Lacan, J. El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. (1964). Ed. Paidós, Bs. As. 2010, p. 216. (Destacado por el autor) La expresión francesa à la cantonade, ausente de la traducción, proviene del teatro y se refiere al momento en que el actor se dirige a alguien que está en el pasillo.