CITAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
FREUD
“El segundo gran problema que atarea el pensar de los niños — si bien a una edad un poco más tardía — es el del origen de los hijos (…) la pregunta más antigua y más quemante de la humanidad infantil; quien sepa interpretar mitos y tradiciones, puede escucharla resonar en el enigma que la Esfinge de Tebas planteó a Edipo. Las respuestas usuales en la crianza de los niños menoscaban su honesta pulsión de investigar, y casi siempre tienen como efecto conmover por primera vez su confianza en sus progenitores; a partir de ese momento, en la mayoría de los casos empiezan a desconfiar de los adultos y a mantenerles secretos sus intereses más íntimos (…) Estas teorías sexuales infantiles merecerían ser recopiladas y estudiadas”.
Freud, S., “El esclarecimiento sexual del niño” (Carta abierta al Doctor M. Fürst), (1907) En: Obras completas, Tomo IX, Buenos Aires, Amorrortu, 1996, pp.118-120
LACAN
“Freud, cuando capta la repetición en el juego de su nieto, en el fort-da reiterado, puede muy bien destacar que el niño tapona el efecto de la desaparición de su madre haciéndose su agente, pero el fenómeno es secundario. […]. Pues el juego del carrete es la respuesta del sujeto a lo que la ausencia de la madre vino a crear en el lindero de su dominio, en el borde de su cuna, a saber, un foso, a cuyo alrededor sólo tiene que ponerse a jugar al juego del salto.
El carrete no es la madre reducida a una pequeña bola por algún juego digno de jíbaros -es como un trocito del sujeto que se desprende pero sin dejar de ser bien suyo, pues sigue reteniéndolo. Esto da lugar para decir, a imitación de Aristóteles, que el hombre piensa con su objeto. […]. A este objeto daremos posteriormente su nombre de álgebra lacaniana. El a minúscula.”
Lacan, J., Clase V, “Tyche y automaton” (1964), En: El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2017, p. 70.
MILLER
“A falta de admitir lo particular del deseo en el otro sexo, el padre aplasta en el hijo al sujeto bajo el Otro del saber. Por eso el padre, el falso padre, obliga al hijo a encontrar refugio en el fantasma materno, el fantasma de una madre negada como mujer. […] El deseo no puede ser anónimo, ni universal, ni puro; no puede ser el deseo del “se desea“, ni el de Dios, ni el del pueblo, si el sujeto se ha de transmitir a través de las generaciones. Y el deseo del analista, por muy normativizado que esté, tampoco puede ser un deseo anónimo, universal y puro”.
Miller, J.-A., “El niño, entre la mujer y la madre”, Virtualia #13, año IV, julio 2005, [en línea], https://www.revistavirtualia.com/articulos/562/virtualia-13/el-nino-entre-la-mujer-y-la-madre