Rúbrica Eje 3 – EL ANALISTA AL LADO: UN FRAGMENTO CLÍNICO
Frederico Feu de Carvalho – EBP/AMP
Un analizante argumenta que su hablar en análisis, marcado por un interés genuino por la trama significante del inconsciente en torno de su novela familiar, recuerdos y sueños, había llegado a un impasse y se tornaba repetitivo y aburrido.
Entre los varios aspectos de esa trama significante, tantas veces reconstruida e interpretada, destaca que tenía la costumbre de pararse frente a la puerta del único baño de la casa de su infancia a la espera de lo que suponía ser el acto sexual de los padres, atento a lo que se pasaba dentro, sus silencios, ruidos y palabras, lo que lo llevó a conjeturar que ese acto solo podía ocurrir como un coito de pie.
Agregó a sus elucubraciones el recuerdo de una escena infantil. Él está agarrado de la mano del padre en algún evento público y la motocicleta de un policía, que buscaba abrir espacio en la multitud, casi pasó por encima de sus pies. Ante el susto del padre, él le interpela: ¿qué hubieras hecho si eso hubiese pasado?”. “Yo hubiera peleado con el policía”, responde el padre. El analista interviene concluyendo la sesión: “no basta la garantía del padre; es necesario hablar del cuerpo pisoteado”.
En la sesión siguiente, el analizante trae un sueño: está de nuevo en la puerta del baño y el analista está a su lado. De repente la puerta se abre. Una cosa indefinida, como un cuerpo extraño se precipita hacia su dirección, tropieza con sus pies y los frota “como una goma de borrar en una hoja de papel”.
De este momento de su análisis, me gustaría extraer unas breves puntuaciones en torno al eje temático “hablar con el niño bajo transferencia”, del XII ENAPOL:
- El sueño revela un cambio de perspectiva: entre la escena del Otro, que se da del lado de adentro del baño, donde se lee y se escribe hasta el agotamiento, en relación a la cual el analizante se coloca fuera, detrás de la puerta donde la verdad mentirosa del inconsciente se despliega, y aquella otra, incontenida e inundante, vivida como una irrupción en dirección a su cuerpo.
- El sueño sugiere que la marca corporal de esa irrupción se borra en el mismo acto en que se inscribe, forzando la ruptura del Otro. No hay Otro que responda del lado de acá de la puerta del baño; ahí se está absolutamente solo.
- Ese cambio de perspectiva también tiene que ver respecto al analista. La liquidación de la transferencia positiva, que se muestra en el impasse al que se llegó por la vía de la exploración del inconsciente, da lugar a la producción del analista, no más como aquel a quien se dirige un decir, supuesto gozar de las elucubraciones del inconsciente, sino como aquel que verifica el tropiezo del habla. Es su “hacer verdadero” (faire vrai), como se refiere Lacan en el Seminário 24[1], lugar del semblante (sens blanc) de aquel que sigue el habla analizante al lado del fracaso en el decir, como partenaire en su soledad, a fin de extraer de ese tropiezo (l’une-bévue) la marca indescifrable y vivificante del Uno.
Traducción: Ana Ibáñez
Revisión: Aliana Santana
[1] LACAN, J., (1976-1977) Seminario 24. “L’insu que sait de l’une-bévue s’aile à mourre.”. Leccion del 10 de mayo de 1977. Inédito.