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EL INCONSCIENTE FUERA DE TIEMPO

SALA: LO ETERNO DE LO INFANTIL
EL INCONSCIENTE FUERA DE TIEMPO

 

“Nos encontramos aquí en el núcleo del problema avanzado por Freud cuando dice que

el Inconsciente se sitúa fuera del tiempo. Es cierto y no es cierto. Se sitúa exactamente

como lo hace el concepto, porque él es el tiempo de sí mismo, el tiempo puro de la cosa,

y en tanto tal, puede reproducirla según cierta modulación, cuyo soporte material puede ser cualquier cosa […].

Esto nos llevará muy lejos, hasta los problemas del tiempo que supone la práctica analítica” (Lacan, J.

El Seminario, libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Buenos Aires, 1981, p. 352)

 

Relatores: Marcela Molinari (EOL) y Carolina Puchet (NEL)

Participantes: Alessia Fontenelle (Salvador), Bruna Guaraná (Rio de Janeiro), Christian Temprano (Buenos Aires), Diana Wolkowicz (Rosario), Federico Salvarezza (Paraná), Hilema Suárez (Caracas), José Miguel Ríos (Lima), Karynna Nóbrega (Campina Grande), Maria Luiza Rovaris Cidade (Florianópolis), Natalia Andreini (Córdoba), Paola Grajales (Bogotá), Withney Ferrufino (Tarija)

 Invitados por el comité científico del ENAPOL a participar en este grupo de trabajo con colegas de las tres escuelas de América, se nos propuso el párrafo del Seminario 1 de Lacan (la cita está arriba) como una provocación para realizar un texto que pueda servir para una de las conversaciones que tendremos: Lo eterno de lo infantil. Con estas coordenadas nos propusimos conversar en cada reunión y desmenuzando el párrafo realizamos 3 puntos para ordenar nuestro trabajo:

  1. El Inconsciente y el concepto fuera de tiempo.

J.-A. Miller (2011) ubica que al inicio de la enseñanza de Lacan nos encontramos con dos vertientes que orientan su desarrollo: una línea estructuralista y otra hegeliana, utilizadas como recurso para comprender a Freud.

En sus comienzos Lacan realiza una juntura entre estructura y dialéctica. Allí, período de la primacía del registro de lo simbólico, el inconsciente estará en relación con la historia, entendida como el despliegue de combinatorias. Tomamos la noción de concepto que, remitiendo a Hegel, encontramos en Lacan. Es en la clase XV del Seminario 1, Las fluctuaciones de la libido, donde Lacan dice: “La palabra o el concepto no es, para el ser humano, más que la palabra en su materialidad. Es la cosa misma” (264)

Es el valor performativo del lenguaje, Lacan dirá que con sólo pronunciar la palabra elefante ya se le da entidad de existencia a la cosa y se puede operar con ella, teniendo incluso incidencia de afectación sobre ella: “gracias a la palabra elefante, no sea necesario que estén aquí para que efectivamente estén aquí, y sean más reales que los individuos elefantes contingentes” (264). Entonces el concepto no es una sombra de la cosa, sino lo que la hace presente.

Lacan elige tomar la función creadora de la palabra, en tanto que esta función es la que hace surgir la cosa misma. Cosa que pone a la par del concepto, en tanto es el tiempo de la cosa. Es el tiempo que hace que la cosa esté allí, aun no estando, con la palabra. “El concepto no es la cosa en lo que ella es, por la sencilla razón de que el concepto siempre está allí donde la cosa no está, llega para reemplazar a la cosa (…)   Hegel lo dice con mucha rigurosidad: es el concepto que hace que la cosa esté allí, aun no estando allí” (351).

Entonces podemos ubicar el planteo de Freud, el inconsciente fuera de tiempo, al igual que el concepto. Encontramos un fundamento en donde el soporte material de la cosa puede ser cualquier cosa, no se trata tanto de su soporte material, como sí de su modulación respecto al tiempo. Por este camino llegamos y subrayamos la formulación de que el tiempo tiene una dimensión constitutiva de la palabra.

¿Acaso la palabra trafica tiempo? Con la lectura de este capítulo, diríamos que sí. En el marco del inconsciente estructurado como un lenguaje ¿de qué tiempo se trataría?  Buscamos pistas para encontrar una respuesta:La palabra crea resonancias de todos sus sentidos. A fin de cuentas, somos remitidos al acto mismo de la palabra en tanto tal”. (353)

En este punto es interesante ubicar que, en hebreo, el sustantivo cosa (דבר, davár) y el verbo hablar, decir (לדבר, ledabér) comparten la misma raíz de tres letras: Dalet (ד), Bet (ב) y Resh (ר).

La raíz triconsonántica es la estructura fundamental de las palabras en hebreo a partir de la cual derivan las demás palabras. Es llamativo que ya esta lengua muestre cómo de la cosa sabemos sólo por el hablar y el decir.

Encontramos en la cita a trabajar una referencia a la Aufhebung hegeliana en el punto donde algo es cierto y no es cierto al mismo tiempo. Movimiento que implica una superación de lo anterior.

Advertimos en aquel es cierto y no es cierto el desafío temporal, es decir, cuya naturaleza es el tiempo al que nos arroja la práctica analítica: no podemos hablar de un tiempo cronológico inmutable que implique causa→efecto. La apuesta, entonces, será a otra cosa.

Una pista nos conduce, cuando Lacan toma el concepto freudiano de nachträglich -traducido como après-coup– para referirse a la relación retroactiva entre el antes y el después. Hay entonces un tiempo nuevo que reescribe los lazos cronológicos entre las cosas. La cita “La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado” da cuenta de ello. (27)

Los acontecimientos presentes afectan a posteriori los pasados, con categoría de pasado existieron como recuerdos que han sido interpretados a la luz de experiencias presentes.

  1. El inconsciente atemporal

L. Casenave, en su libro Qué plantea el niño al psicoanálisis, sostiene que además del tiempo irreversible de la física lineal organizado como pasado, presente y futuro, hay otro modo de pensar el tiempo tal como lo ordenaban los estoicos a partir de las categorías lógicas de lo contingente, lo necesario y lo posible. El presente es un encuentro, Tyche, que se produce azarosamente en la contingencia. Una vez ocurrido, ese presente deviene pasado y no puede devenir otra cosa, pasa a ser necesario. El futuro sería cronos que significa posible.

Lo infantil, encuentro contingente, puede eternizarse como marcas de goce en el cuerpo que deja el encuentro traumático con lalengua. Algo se fija y comanda el modo de gozar, instante de resonancias imprevisibles en las que el cuerpo se hace palabra, que una vez inscriptas devienen necesarias.

Hay un tiempo verbal que nos permite pensar esto: el Futuro Anterior en francés y Futuro Compuesto, Futuro Perfecto en español o Futuro del Pretérito compuesto en portugués.

El Futuro Perfecto se forma con el verbo haber en futuro seguido del participio pasado.

La particularidad del Futuro Perfecto es que hace referencia a acciones que ya estarán terminadas en algún momento situado en el futuro. Por tanto, estaríamos hablando en pasado de algo que no ha ocurrido aún, pero que sabemos o predecimos que pasará.  También es utilizado con un valor modal de probabilidad.

En Función y Campo de la Palabra y del Lenguaje, apartado III, Lacan señala que la historia no es el pretérito definido sino “el futuro anterior de lo que yo habré sido para lo que estoy llegando a ser” (288).

Lo que se realiza en mi historia no es el Pretérito Perfecto, no es lo que he sido, ni lo que he sido en lo que yo soy, es el futuro anterior de lo que habré sido para lo que estoy llegando a ser.

Por eso el tiempo verbal habrá sido es el tiempo de un psicoanálisis. Un tiempo compuesto que posibilita un trabajo de separación entre el participio pasado y el futuro con el valor modal de la probabilidad.

Proponemos leer la actualidad del inconsciente con este modo verbal, en tanto que la lectura de una marca lleva el trazo del futuro anterior. Esa sorpresa de reconocerse en algo que será, algo que, a la misma vez, se anticipa. Sorpresa que pone en evidencia que en esa lectura emerge el sujeto, el mismo que lee.

Lee no sin los efectos de división que este hallazgo conlleva. División que, si nos servimos de este tiempo verbal, podemos nombrar en término de una bifurcación entre lo que era y lo que es.  Habrá sido un fuera de tiempo que invita dislocar las ideas temporales de destino y eternidad y nos lleva a lo no realizado, todo lo cual apunta a lo imposible.

En un análisis hay un tiempo de hablar, el tiempo en que se desarrolla lo que decimos, despegando dichos del decir, un modo de escribir la relación entre un tiempo de decir y un tiempo de hablar.

En el tiempo en que se desarrolla lo que decimos el futuro anterior es un tiempo donde distintos pasados no solo se resignifican, sino que se crean, se inventan. Su existencia es poética y solidaria a un modo de leer, ello resuena con lo inconsciente.

  1. El Inconsciente, el tiempo y la práctica analítica

El Inconsciente no conoce el tiempo. La experiencia de análisis, su duración y el tiempo de la sesión dan cuenta de este no conocimiento.

Lacan en la Proposición del 9 de octubre de 1967 rechazó la ritualización de las sesiones y su duración constante. En ese texto da cuenta de la experiencia analítica como la experiencia original que se lleva a un punto de su finitud, permitiendo el après-coup, efecto de tiempo, y de saber. Experiencia que se aísla de la mera terapéutica aplicando un tiempo lógico a la cura en términos de demostración conclusiva, lo que fue nombrado Pase.

Freud sostenía que el inconsciente no conoce el tiempo, pero se topaba con el análisis interminable; aquel inconsciente trabajador incansable no cesaba de trabajar y producir.

El tiempo pierde su dimensión cronológica y lineal, es decir, acontecimientos ocurridos posteriormente pueden cambiar el pasado. Por eso podemos pensar en un tiempo subjetivo no lineal, tiempo evanescente, donde el presente no puede captarse, el ahora se escabulle.

Para concluir

Pensamos que lo infantil se presenta como una temporalidad lógica del inconsciente. Lo infantil nombra una fijación de goce, una permanencia que insiste, atraviesa el tiempo y se reactualiza. Pero, en definitiva, ¿de qué se trata? Se trata de las experiencias sexuales de la infancia, instauradas en el punto en que la lalengua incide sobre el cuerpo y deja allí una marca; marcas como matrices del síntoma, modos singulares de gozar que retornan, se repiten y se transforman a lo largo de la existencia.

Podemos decir que lo infantil inscribe la marca inaugural de la estructura del sujeto, testimoniando algo de su patrimonio de goce, aquello que, en la temporalidad del análisis, podrá reiterarse, desplazarse o nombrarse.

Marina Recalde en su texto Lo que perdura nos enseña que lo infantil, lejos de agotarse, subsiste antes, durante y después de la experiencia analítica. Persiste como un resto irreductible que atraviesa el tiempo y apunta hacia la zona de lo inanalizable: aquello que subsiste como núcleo de goce.

Bibliografía

 Casenave, L. ¿Que plantea el niño al psicoanálisis? Cuadernos del ICdeBa 25 2020.

Lacan, J. El seminario, libro1. “Los escritos técnicos de Freud”. Paidós. Bs As, 1981.

Lacan, J. “Función y campo de la palabra y del lenguaje en Psicoanalisis”. Escritos 1. Ed XXI 2002

Lacan, J. Proposición 9 de octubre de 1967. Scilicet 1969.

Miller, J .“El Ser y el Uno” inédito, x clase,2011.

Recalde, M. Revista Lacaniana de Psicoanalisis. “El factor infantil” N26.Junio 2019.