FREUD
“Las vivencias de nuestros primeros años infantiles dejan unas huellas imborrables en nuestra memoria por aquellas impresiones que están destinadas a permanecer y ejercer su influjo hasta el término de nuestra vida, ella no nos ofrece nada, o bien nos entrega un número relativamente pequeno de recuerdos dispersos, de valor a menudo cuestionable o enigmático”.
FREUD, S., “Sobre los recuerdos encubridores”, (1899) En: Obras Completas. Tomo III, Buenos Aires, Amorrortu, 1991, p.297
“El excedente sexual por sí solo no puede crear todavía ninguna represión; para ello hace falta la cooperación de la defensa; ahora bien, sin excedente sexual la defensa no produce neurosis alguna”.
FREUD, S., “Carta 46”, (1896) En: Obras Completas. Tomo 1, Buenos Aires, Amorrortu, 1994, p.270
“… el trauma psíquico, o bien el recuerdo de él, obra al modo de un cuerpo extraño que aún mucho tiempo después de su intrusión tiene que ser considerado como de eficacia presente…”.
FREUD, S., “Sobre el mecanismo psíquico de fenómenos histéricos: comunicación preliminar (Breuer y Freud)”, (1893) En: Obras Completas. Tomo II, Buenos Aires. Amorrortu, 1994, p.32
“[…] cada pequeño fragmento de la historia deberá ser narrado de nuevo, y sólo en estas repeticiones aparecerán los complementos que permitirán obtener los nexos importantes, desconocidos para el enfermo”.
FREUD, S., “Sobre la iniciación del tratamiento”, (1913) En: Obras Completas. Tomo XII, Buenos Aires, Amorrortu, 2007, p.137
“(…) el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite, sin saber, desde luego, que lo hace.”
FREUD, S., “Recordar, repetir, reelaborar”, (1914) En: Obras Completas. Tomo XII, Buenos Aires, Amorrortu, 2007, p 151-152.
“El despertar de un recuerdo sexual de una época anterior en otra posterior aporta a lapsique un excedente sexual que produce efectos como una inhibición-pensar y brinda tanto al recuerdo como a sus consecuencias el carácter obsesivo {compulsivo} -elcarácter de lo no inhibible-.”
FREUD, S., “Fragmentos de la correspondencia con Fliess”, (1950 [1892-99]), Carta 46, 30 de mayo de 1896. En: Obras Completas. Tomo I, Buenos Aires, Amorrortu, 1992, p. 270.
“A un recuerdo así, cuyo valor consiste en subrogar en la memoria unas impresiones y unos pensamientos de un tiempo posterior, y cuyo contenido se enlaza con el genuino mediante vínculos simbólicos y otros semejantes, lo llamaría un recuerdo encubridor [Deckerinnrung]”
Freud, S., “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), En: Obras Completas, Vol. III, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1992, p. 309
“Parece, además, que en sí y por sí el recuerdo de un pasado remoto es facilitado por un motivo de placer.”
Freud, S., “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), En: Obras Completas, Vol. III, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1992, p. 310
“(…) el concepto de un recuerdo encubridor como tal, que debe su valor mnémico no a su contenido propio sino a su vínculo con otro contenido, sofocado. Según sea el tipo de ese vínculo se pueden distinguir diversas clases de recuerdos encubridores.”
Freud, S., “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), En: Obras Completas, Vol. III, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1992, p. 313
“Entre los recuerdos infantiles de vivencias importantes que afloran con igual precisión y nitidez, hay cierto número de escenas que, tras la aplicación de unos controles –p. ej., el recuerdo de los adultos- se comprueba que han sido falseadas.”
Freud, S., “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), En: Obras Completas, Vol. III, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1992, p. 314
“En estos tiempos del despertar, los recuerdos de infancia no afloraron, como se suele decir, sino que en ese momento fueron formados; y una serie de motivos, a los que es ajeno el propósito de la fidelidad histórico-vivencial, han influido sobre esa formación así como sobre la selección de los recuerdos.”
Freud, S., “Sobre los recuerdos encubridores” (1899), En: Obras Completas, Vol. III, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1992, p. 315
“Por tanto, nos atreveríamos a reconducir lo ominoso del Hombre de la Arena a la angustia del complejo infantil de castración. Pero tan pronto surge la idea de recurrir a un factor infantil de esa índole para esclarecer la génesis de este sentimiento ominoso, nos vemos llevados a ensayar esa misma derivación para otros ejemplos de lo ominoso”.
Freud, S., “Lo ominoso” (1919), En: Obras completas, Vol. XVII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1992, p. 233
“En lo inconsciente anímico, en efecto, se discierne el imperio de una compulsión de repetición que probablemente depende, a su vez, de la naturaleza más íntima de las pulsiones; tiene suficiente poder para doblegar al principio de placer, confiere carácter demoniaco a ciertos aspectos de la vida anímica, se exterioriza todavía con mucha nitidez en las aspiraciones del niño pequeño y gobierna el psicoanálisis de los neuróticos en una parte de su decurso”.
Freud, S., “Lo ominoso” (1919), En: Obras completas, Vol. XVII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1992, 238
“Ahí lo infantil, que gobierna también la vida anímica de los neuróticos, consiste en otorgar mayor peso a la realidad psíquica por comparación con la material, rasgo este emparentado con la omnipotencia de los pensamientos”.
Freud, S., “Lo ominoso” (1919), En: Obras completas, Vol. XVII, Amorrortu editores, Aires, 1992, p. 244
LACAN
«En efecto, de lo que se trata en la repetición no es en absoluto de un efecto de memoria en el sentido biológico, cualquiera que sea. La repetición tiene cierta relación con lo que, de este saber, está en el límite y se llama goce”.
Lacan, J., Clase I, “Producción de los cuatro discursos” (1969-1970), En El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2008, p. 13
«La rememoración, la historización, es coextensiva al funcionamiento de la pulsión en lo que se llama lo psíquico humano. Allí también se registra, entra en el registro de la experiencia la destrucción».
Lacan, J., Clase XVI, “La pulsión de muerte” (1959-1960), En: El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1990, p. 253
“El análisis se distingue entre todo lo producido por el discurso hasta entonces, por enunciar lo siguiente, hueso de mi enseñanza: que hablo sin saber. Hablo con mi cuerpo, y sin saber. Luego, digo siempre más de lo que sé”.
Lacan, J., Clase X, “Redondeles de cuerda” (1972-1973), En: El Seminario, Libro 20, Aún, Paidós, Buenos Aires, 1991, 144
“El lenguaje no es más que lo que el discurso científico elabora para dar cuenta de lo que yo llamo lalengua.[…]
El lenguaje es lo que se procura saber respecto de la función de lalengua”.
Lacan, J., Clase XI, “La rata en el Laberinto” (1972-1973), En: El Seminario, libro 20, Aún., Paidós, Buenos Aires, 1991, p. 166 – 167
“Si se puede decir que el inconsciente está estructurado como un lenguaje es por el hecho mismo de que los efectos de la lengua, ya allí como saber, van mucho más allá de todo lo que el ser que habla es capaz de enunciar”.
Lacan, J., Clase XI, “La rata en el Laberinto” (1972-1973), En: El Seminario, libro 20, Aún., Paidós, Buenos Aires, 1991, p. 168
“Toda formación humana tiene por esencia, y no por accidente, el refrenar el goce. La cosa se nos aparece desnuda, y no ya a través de esos prismas o lentes llamados religión, filosofía… hasta hedonismo, porque el principio de placer es el freno del goce.”
Lacan, J., “Alocución sobre las psicosis del niño” (1967), En: Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, 384
SEMINÁRIOS
“La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado.”
LACAN, J., “Capítulo I: Introducción a los comentarios sobre los escritos técnicos de Freud” (1953-1954). En: El seminario libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 27.
“Toda palabra tiene siempre un más allá, sostiene varias funciones, envuelve varios sentidos. Tras lo que dice un discurso está lo que él quiere decir, y tras lo que quiere decir está otro querer decir (…)”.
LACAN, J., “Capítulo XIX: Función creadora de la palabra” (1953-1954). En: El seminario libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 351.
“Hay otra forma de defensa además de la provocada por una tendencia o significación prohibida. Esa defensa consiste en no acercarse al lugar donde no hay respuesta a la pregunta.”
LACAN, J., “Capítulo XV: Acerca de los significantes primordiales y de la falta de uno” (1955-56). En: El seminario libro 3, Las Psicosis, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 287
“El sujeto está unido con el objeto perdido por una nostalgia, y a través de ella se ejerce todo el esfuerzo de su búsqueda. Dicha nostalgia marca al reencuentro con el signo de una repetición imposible, precisamente porque no es el mismo objeto, no puede serlo.”
LACAN, J., “Capítulo I: Introducción” (1956-57). En: El seminario libro 4, La relación con el objeto, Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 15.
“La elucidación de la relación del sujeto con el falo, en tanto que no lo tiene pero ha de ocupar su lugar, es la única que permite concebir la culminación ideal que Freud articula en su Wo Es war, soll Ich werden.”
LACAN, J., “Capítulo XXVII: Una salida por el síntoma” (1957-1958). En: El seminario libro 5, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 1998, p.496-497.
“Aquí es donde alcanza el punto de horizonte donde se articula la consigna de Freud, su Wo Es war, soll Ich werden.
Es también lo que otra sabiduría expresa en su Tú eres eso.
Esto es lo que al final ha de indicar la asunción auténtica y plena del sujeto en su propia palabra.
Y ello significa — que en el horizonte de la palabra, sin el cual nada en el análisis podría articularse, salvo trazando falsos caminos y produciendo desconocimientos, el sujeto reconozca dónde está.”
LACAN, J., “Capítulo XXVIII: Tú eres a quien odias” (1957-1958). En: El seminario libro 5, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 1998, p.518.
“A partir del momento en que una parte del mundo simbólico emerge, ella crea, en efecto, su propio pasado. Pero no de la misma manera que la forma a nivel intuitivo. Justamente en la confusión de ambos planos estriba el error, el error de creer que lo que la ciencia constituye mediante la intervención de la función simbólica estaba allí desde siempre, que está dado.
Este error existe en todo saber, en la medida en que éste es tan solo una cristalización de la actividad simbólica y que, una vez constituido, lo olvida. En todo saber hay, una vez constituido, una dimensión de error, la de olvidar la función creadora de la verdad en su forma naciente. Vaya y pase que se la olvide en el dominio experimental, ya que este se encuentra asociado a actividades puramente operativas […] Pero no podemos olvidarlo nosotros, analistas, que trabajamos en la dimensión de esa verdad en estado naciente”.
LACAN, J. “Capítulo II: Saber, verdad, opinión” (1954-1955). En: El Seminario libro 2 El Yo en la teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica, Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 36
ESCRITOS
“Se trataba de ponerse a repetir únicamente siguiendo a Freud la frase de su descubrimiento: ello habla, y sin duda allí donde se lo esperaba menos,
allí donde ello sufre.”
LACAN, J., “La cosa freudiana, o sentido del retorno a Freud en psicoanálisis” (1956). En: Escritos 1, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2009, p.389-390.
“Esta pasión del significante se convierte entonces en una dimensión nueva
de la condición humana, en cuanto que no es únicamente el hombre quien
habla, sino que en el hombre y por el hombre “ello” habla”.
LACAN, J., “La significación del falo” (1958). En: Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2009, p.656.
“Pues afirmar del psicoanálisis como de la historia que en cuanto ciencias son ciencias de lo particular no quiere decir que los hechos con los que tienen que vérselas sean puramente accidentales, si es que no facticios, y que su valor último se reduzca al aspecto bruto del trauma. Los acontecimientos se engendran en una historización primaria, dicho de otra manera, la historia se hace ya en el escenario donde se la representará una vez escrita, en el fuero interno como en el fuero exterior.”
LACAN, J. Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis (1953). En: Escritos 1, Buenos Aires, Paidós, 1998, p. 253
OUTROS ESCRITOS
“El inconsciente, eso habla; lo que lo hace depender del lenguaje, del que solo se sabe poco, a pesar de lo que designo como lingüistería”.
LACAN, J., “Televisión” (1973) En: Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p.537.
“…la cuestión de saber si por ignorar como ese cuerpo es considerado por el sujeto de la ciencia, se tendrá el derecho de dividirlo para el intercambio.
¿No se discierne la convergência de lo que he dicho hoy? ¿Extreaeremos la consecuencia de un término como el del niño generalizado?… ”Termino por creer, vea usted, en la declinación de mi vida, que no hay personas mayores”.
LACAN, J.“Alocución sobre las psicoses del niño”(1967). En: Otros Escritos (1901-1981), Buenos Aires, Paidós, 2016, p.389.
“No hay otro trauma del nacimiento que el de nacer como deseado. Deseado, o no -lo mismo da, ya que es por el parlêtre.
El parlêtre en cuestión se reparte, por lo general, en dos hablantes. Dos hablantes que no hablan la misma lengua. Dos que no se escuchan hablar. Dos que simplemente no congenian. Dos que se conjuran para la reproducción, pero a partir de un malentendido consumado -que el cuerpo de ustedes transmitirá con la mencionada reproducción”.
LACAN, Jacques, Disolución V, “El malentendido”, (1980), En: En los confines del seminario, Buenos Aires, Paidós, 2022, p. 82
“El niño realiza la presencia de (…) objeto a en el fantasma. Satura, al sustituirse a este objeto, el modo de carencia en el que 126 se especifica el deseo (de la madre), cualquiera que sea su estructura especial4: neurótica, perversa o psicótica. Él aliena en sí todo acceso posible de la madre a su propia verdad, dándole cuerpo, existencia e incluso exigencia de ser protegido.
El síntoma somático le da el máximo de garantía a este desconocimiento; es la fuente inagotable que, según los casos, testimoniará la culpabilidad, servirá de fetiche o encarnará un rechazo primordial.”
Lacan, J. “Nota sobre el niño” (1969) En: Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p.394
MILLER
“(…) allí donde eso se callaba, allí donde eso no decía nada más, yo debo advenir a rememorarme.”
MILLER, J.-A., “Capítulo XIII: El deseo del analista en la experiencia analítica” (1982-83). En: Del síntoma al fantasma. Y retorno, Buenos Aires, Paidós, 2018, p. 222
“… la defensa califica de manera electiva la relación subjetiva con lo real,”
“La defensa (…) apunta a otra operación y no recae sobre un significante.”
MILLER, J.-A. “Capítulo III: Perturbar la defensa” (1998-1999). En: La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires, Paidós, 2008. p. 51.
“… para Freud la defensa califica una relación con la pulsión respecto de la cual la interpretación no es la operación prescripta en el análisis.”
MILLER, J.-A. “Capítulo III: Perturbar la defensa” (1998-1999). En: La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires, Paidós, 2008. p. 52.
“… el acontecimiento (…) fundador de la huella de afecto, mantiene un desequilibrio permanente, mantiene en el cuerpo y en la psique un exceso de excitación que no se deja reabsorber.”
“… acontecimiento traumático, ese que dejará huellas en la vida subsecuente del parlétre.”
MILLER, J.-A. “Capítulo XXI: Acontecimientos del cuerpo” (1998-1999). En: La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Buenos Aires, Paidós, 2008, p.378.
“a es aquello a lo cual hablamos (…) Ese objeto a, que es eso de lo que no podemos hablar, llegado el caso se encarna en sustancias diversas. Que preferimos hablar a A antes que a a, es un hecho.”
MILLER, J.-A “Capítulo XII: El resto de un análisis” (1987-1988). En: Causa y consentimiento, Buenos Aires, Paidós, 2019, p. 215-216.
“La sexualidad siempre es traumatizante.”
MILLER, J.-A “Capítulo XII: El resto de un análisis” (1987-1988). En: Causa y consentimiento, Buenos Aires, Paidós, 2019, p. 283.
“Sin duda, hay una distancia entre no saber lo que se dice y decir lo que no se sabe. Pero hay que empezar por no saber lo que se dice para poder llegar a decir lo que no se sabe”.
MILLER, J.-A. “Capítulo I: Construcción de lo real” (1983-1984). En: Respuestas de lo real, Buenos Aires, Paidós, 2024, p. 13.
«[…]uno se hipnotiza con la relación madre-hijo, concebida bajo una modalidad dual, recíproca, si ustedes quieren, como si madre e hijo estuvieran encerrados en una esfera.»
Miller, J-A. “El niño, entre la mujer y la madre”, Virtualia # 13, julio 2005. Disponible en:https://www.revistavirtualia.com/articulos/562/virtualia-13/el-nino-entre-la-mujer-y-la-madre. Consultado el: 9 de abril de 2025.
«[…] al hipnotizarse con la relación madre-hijo no es sólo la función del padre, cuya incidencia sobre el Deseo de la Madre es, sin duda, necesaria para permitirle al sujeto un acceso normalizado a su posición sexuada.”
Miller, J-A. “El niño, entre la mujer y la madre”, Virtualia # 13, julio 2005. Disponible en:https://www.revistavirtualia.com/articulos/562/virtualia-13/el-nino-entre-la-mujer-y-la-madre. Consultado el: 9 de abril de 2025.
“«El hombre nació libre, y por doquier se encuentra sujeto con cadenas». Nada más
falso que esto. El hombre nació con cadenas. Es prisionero del lenguaje, y su estatuto
primero es el de ser objeto. Causa de deseo de sus padres, si tiene suerte. Si no, desecho
de sus goces.”
Miller, J.-A.; Prefacio a El inconsciente del niño. Del síntoma al deseo de saber. Hélène Bonnaud, Gredos, Barcelona, 2014, p. 6
“En un análisis efectivo podemos acompañar esa transformación que va de la familiaridad con la familia al surgimiento de lo que en ella se revela extraño (…) la familia es el marco en el que se experimenta ese viraje de lo familiar a lo extraño”.
Miller, J.-A., Clase I, “Causalidad y libertad” (1987-1988), En: Causa y consentimiento, Paidós, Buenos Aires, 2019, p. 13
“(…) lo decisivo (…) no es que el trauma sea un hecho de historia, sino que en ese momento podemos hablar del trauma como significante enigmático. La fórmula “el significante enigmático del trauma sexual”, que encontramos en “La instancia de la letra”, ya indica (…) aprehender el trauma (…) a partir del enigma, que es el “colmo del sentido”.
Miller, J.-A., Clase VIII, “El estatus del trauma” (1987-1988), En: Causa y consentimiento, Paidós, Buenos Aires, 2019, p. 149
“Se necesita que haya un decir para que exista algo como la verdad, y ni siquiera alcanza la escritura, la cual puede ser solamente índice, si se la descifra. La idea de verdad supone que hay una superposición de lo simbólico y lo real, que el dicho puede recubrir el hecho.”
Miller, J.-A., Clase IX “La verdad mentirosa” (2008-2009), En: Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 141
“Además, la articulación misma del discurso analítico conduce al analizante a construir, a tejer –a partir de las contingencias pasadas y de las cotidianas- una trama de verdad mentirosa, una trama de verdad variable, cambiante, de verdad que bascula incesantemente en la mentira, que no es más que transitoria”.
Miller, J.-A., Clase IX “La verdad mentirosa” (2008-2009), En: Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 144
“Y en el fondo no se trata tanto de que estos tres elementos (S1, S2, $) sean significantes o efectos de verdad, sino de que son functores para gozar, son elementos de un aparato de goce.”.
Miller, J.-A., Clase IX “La verdad mentirosa” (2008-2009), En: Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 145
“Y se trata menos de saber lo que se extrajo del goce, lo que se extrajo del fantasma, en término de efectos de verdad, en términos de saber, que es decir la satisfacción que se logró extraer del modo de gozar, pues este es lo que es.”
Miller, J.-A., Clase IX “La verdad mentirosa” (2008-2009), En: Sutilezas analíticas, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 145