Niños inquietantes[1]
Jorge Chamorro[2]
¿Qué es un niño?
Recuerdo que Sigmund Freud habla de ¨lo visto y lo escuchado”, como las primeras marcas en el sujeto de la pulsión. A esta formulación resulta necesario agregarle: lo hablado por el niño.
Esto me permite subrayar dos puntos sobre el niño:
1) lo visto, lo escuchado y lo hablado
2) la neurosis infantil
Al primer punto, le agrego, lo hablado que tiene efectos importantes en él mismo y en los otros.
En el segundo punto, sustituimos neurosis infantil por estructura.
Esta sustitución cambia la temporalidad, ya no se trata de la duración del tiempo: niño, adolescente, adulto, viejo, sino de la estructura. Ya no será la cara imaginaria del tiempo, su duración, sino el tiempo lógico.
Dado este pasaje, el niño tendrá un partenaire que no existía antes: el sujeto.
Tenemos una intersección entre ambos niveles que resulta necesario distinguir. El niño nace como sujeto en el lugar del objeto y por lo tanto sometido a significantes.
El niño y nó el sujeto, se manifiesta, ríe, llora, pronuncia sus primeras palabras en una lengua que le es propia . El niño tiene subjetividad, el sujeto no la tiene, tiene sujetidad. Los tropiezos de la sujetidad se leerán en las dificultades que tendrá el niño con su cuerpo y con su lazo social.
Cuando comienzan las manifestaciones del niño, pasa de ser determinado por los otros, a provocar efectos a veces muy significativos en quienes lo rodean. Al mismo tiempo el sujeto tiene su partenaire propio que es el Otro, lugar que ocupan el papá, la mamá, por eso Lacan lo llama el Otro materno de la primera dependencia.
El niño tiene subjetividad, por eso llora, ríe, patalea. Cuando el niño no ríe, algo falla en los fundamentos, es decir en tanto sujeto.
Hablar afecta al sujeto y al Otro
El niño habla y construye un discurso para sí y al mismo tiempo para el Otro.
Un niño dice “pasatilla”, ¨se dice zapatilla¨, le dice el adulto.
El lenguaje hace posible la comunicación pero pasatilla pertenece a la creación, a la interpretación del niño. Zapatilla es el significante de la pedagogía, de la educación.
El niño pregunta “papá que quiere decir encinta”, el padre mira sonriente y cómplice a la madre y responde “en película”, y agrega “las que empiezan con un león”.
Es una pregunta que parece dividir al padre que responde usando el equívoco homofónico, para evitar hablar con el niño sobre la sexualidad.
Como se ve, el equívoco puede ser usado de diferentes formas, como evitación, que no es el mismo destino que la interpretación por el equívoco, que conduce a lo inequívoco.
Una niña pregunta a su mama: “mamá que es la muerte”. La mamá no puede responder a esa pregunta, queda perpleja y a partir de allí desencadena una psicosis irrefrenable que termina con su muerte.
Un niño en análisis, después de trabajar un tiempo en la construcción de una casa con sus lugares y en la distribución interna, cocina, habitaciones, etc. irrumpe con una insistencia. ¨¿cómo se llama tu novia?, quiero conocer a tu novia”. La creación del niño cuyo significante es novia.
Las palabras de los niños no son indiferentes a los adultos. Les provocan incomodidad, perplejidad, pero también, reconocimiento, con importantes consecuencias, “me dijo mama, me dijo papa”.
Allí los padres comenzaran a jugar sus propios fantasmas.
El hombre se piensa con su objeto
“El carrete no es la madre reducida a una pequeña bola por algún juego digno de jibaros – es como un trocito del sujeto que se desprende pero sin dejar de ser bien suyo, pues sigue reteniéndolo. Esto da lugar para decir, a imitación de Aristóteles que el hombre piensa con su objeto.”
El pensarse con el objeto abre un camino muy importante para el psicoanálisis, que impide al analista demandar que su paciente hable de él. Pensar con el objeto, es opuesto a la conciencia de sí.
Pichón Riviere, que recibía a mis padres para un análisis de pareja, en uno de los encuentros, mi madre le dijo al final de la entrevista ¨Dr, porqué no le dice que hable de él, dado que habló todo el tiempo de mí¨. Pichón Riviere respondió, ¨quédese tranquila señora, sólo habló de él¨. Podemos agregar que esa es la idea de Aristóteles, el hombre se piensa con su objeto.
Es, “conciencia de si, insight” o pensar con el objeto.
El niño con sus juegos y sus objetos es maestro en esto. El único riesgo es que el analista no hable la lengua del niño, sino que introduzca un metalenguaje psicológico que haga decir al niño de 5 años, estoy angustiado. Esto va muy lejos en el campo de la psiquiatría y del psicoanálisis. El diagnostico aplastante, que funciona como encubrimiento. Soy bipolar, tengo ataque de pánico.
Las parejas del niño y su neocreacion
El partenaire-síntoma es una formulación de Jacques A. Miller que nos permite considerar las diferentes parejas, desde niño-sujeto hasta llegar a la pareja del fundamento que es la que se establece entre el sujeto y su goce.
Tenemos al niño y su mama en el plano imaginario, en cambio, cuando tenemos al sujeto, en el plano simbólico, el Otro está en juego.
La pareja con el goce es la primordial, donde se juega una satisfacción que va más allá de su reconocimiento, pero que lo determina y lo determinara. El partenaire síntoma es la pareja fundamental.
Los gritos de la madre
El niño hace gritar a la madre. Su método, “no responder a la demanda”. Esto da lugar a una reiterada frase como tantas, vacía de todo sentido: “poner límites”. Los limites no se ponen, existen o nó. Este neologismo encubierto se desplaza a la función paterna. “No ponés límites”.
Bachelard escribía “el fuego antes de quemar, pega”. Corrijamos al mundo moderno condicionado por el psicoanálisis explicativo. Cambiamos el axioma de Bachelard para decir: “ el fuego antes de quemar, explica”. Cuando la explicación falla la fórmula es: “el fuego antes de quemar, grita”.
Se nota que los padres no se han formado entre los indios. [3]Pillan no grita, hace semblantes. Pillan es el diablo, que se presenta desde el fondo de la tierra y cambia de semblante para aterrorizar a los indios que toman alcohol alegremente en el medio de la pampa.
Conclusiones
Hablar con el niño se presenta con una simplicidad engañosa. Esto ocurre por diferentes razones.
En primer lugar, porque el niño, además, en sus fundamentos es un sujeto.
En segundo lugar, porque el niño habla, ríe, llora, se manifiesta. Estas manifestaciones no son solo expresivas, sino que además, son constitutivas del propio niño.
En tercer lugar, porque en la complejidad de su constitución va variando los puentes de su conexión con el Otro. Ellos son la demanda, el deseo y finalmente, esa satisfacción inconsciente que lo determina y que constituye su partenaire primordial, determinante de todos los otros.
[1] Texto presentado en la Preparatoria de la EOL del XII Enapol, en 15/05/2025.
[2] AME-EOL/AMP.
[3] Aira, Cesar. Entre los indios. Ed. Mansalva. 2012. Buenos Aires.