¿Qué nos h(a)bla el niño?[1]
Alvaro Rendón Chasi[2]
… un religioso lo despidió: “Termino por creer, vea usted, en la declinación de mi vida, que no hay personas mayores”[3]
Voy a arriesgarme un poco como agradecimiento a esta invitación recibida por el Consejo de la NELcf y a su presidenta Ana Viganó:
Inicio señalando que el objeto-niño se convirte en un ser humano en algún momento de la Edad Media. Así lo sostiene el historiador francés Philippe Aries precisando que el niño podría haber sido “una cosita graciosa”; “un animalillo” con lo que la gente se divertía; “un monito impúdico”: “El niño no salía de una especie de anonimato[4]” hasta que logra pasar a una representación diferenciada del adulto. Apenas en 1904 Sigmund Freud deja saber a la cultura que el niño, en todo su esplendor, tiene una sexualidad, perversa-polimorfa y autoerótica, que lleva a reconocerlo como His Majesty the baby[5]. Lacan da un giro a esta posición del niño, no desde la premisa freudiana de his majesty sino como la de “objeto a liberado”[6]. Aquí mismo Lacan sostiene que el objeto a “es un efecto de la captura de algo primitivo, primordial”[7]. El parletre sería una bolsa de piel atrapado por el lenguaje.
De tal suerte que, lo que habla un niño, es ya una solución, una defensa frente a lo real: experiencia de palabra que solo llega como virtualidad[8]. Me pregunto: ¿de qué h(a)bla un niño? ¿qué nos h(a)bla el niño en análisis? Lo que se responda en esta experiencia es una virtualidad que da el lenguaje frente a lo real, por eso todo el mundo es loco, es decir, cada quien habla desde la virtualidad lenguajera que sostiene su fantasma, su síntoma, las teorías sexuales, el amor… Como menciona Fernanda Otonni en el argumento al XII Enapol “porque la lalengua del parlêtre es el niño que vive en el cuerpo hablante”.[9] Capturo esta afirmación con potencia porque del castellano antiguo tenemos ninno, de origen onomatopéyico, que proviene de voz, de los balbuseos infantiles interpretados por un adulto. Resulta que la posición del Otro en esta interpretación deja marcas: el parletre balbusea y el Otro dice: ¡ahí hay un niño! ¡Ay, un niño! ¡Ahhh, un niño!… y así sus multiples variantes lenguajeras que otorga el Otro y que dejan marca: lalengua toca al cuerpo produciendo un “extra” de lo que no se puede hablar pero que hace agujero: el objeto a (eje 1). En un análisis la verdad mentirosa habla a través del niño (eje 2). Habla, bajo transferencia, el sujeto desde la posición de objeto y desde la que se ha construido una vida (eje 3), pues si el amo moderno corta el lazo y apunta a la segregación del niño generalizado, el psicoanálisis desea escuchar al parletre, eso vivo que habla (eje 4).
El niño que nos habita, esa voz que marca el cuerpo como sustancia gozante, esa marca de lalengua, es a lo que estamos invitados a h(a)blar en nuestro XII Enapol.
Gracias.
[1] Texto presentado en la Preparatoria de la NEL, en 12/04/25.
[2] Miembro bajo condiciones Necf Guayaquil.
[3] J, Lacan. Alocución sobre las psicosis del niño (1967). En Otros Escritos, Buenos Aires: Paidós Ediciones. 2012, p. 389.
[4] Ariès, Philippe. El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen (1978). Madrid: Editorial Taurus. 1987, p. 10
[5] Referencia al cuadro “His Majesty the baby” de Arthur Drummond (1898), citado por Freud en: Freud, S. (1914) Introducción al narcisismo. En Obras Completas Volumen XIV. Buenos Aires: Paidós Ediciones. 1996, pp. 87-88
[6] J, Lacan. Seminario Libro 16: De un Otro al Otro (1968-69). Buenos Aires: Paidós Ediciones. 2008, p. 268
[7] Ibidem, p. 266
[8] J, Lacan. Alocución sobre las psicosis del niño (1967). En Otros Escritos, Buenos Aires: Paidós Ediciones. 2012, p. 387.
[9] Otoni, F. ¡Hablar con el niño! Argumento para el XII Encuentro Americano de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana. Disponible en: https://enapol.com/xii/es/argumento/