ARGUMENTO
Partir de las ”imágenes que dan miedo” significa abordar un área candente de la experiencia con niños, en nuestra práctica – ya sea en las consultas privadas, en las instituciones o en las conversaciones interdisciplinarias.
Este tema, propuesto por Jacques-Alain Miller, interpreta el recorrido de investigación realizado en las redes americanas sobre la infancia, acerca de los ”Sueños y fantasmas, en el niño”. A nosotros nos corresponde discernir que hay de lo imaginario y de lo simbólico en los relatos llenos de imágenes que un niño nos dirige, y también un tratamiento de lo real.
”¿De qué tenemos miedo? Lacan plantea la pregunta en ”La tercera”, y responde: ”de nuestros cuerpos […] el miedo es el sentimiento que surge de la sospecha de que estamos reducidos a nuestros cuerpos”. Esto es lo que guía nuestro trabajo, nuestra apuesta, la de abrir la dimensión de la palabra a aquello que cada niño, a su ritmo, a su manera, puede decir a partir de estas imágenes que le dan miedo, en sus juegos, sus sueños, sus ensoñaciones, sus fantasías, sus fobias o sus alucinaciones…
¿Cómo encontramos estas imágenes en el decir de los niños?
A veces, cuando un niño está jugando, una imagen entretejida en el juego adquiere un valor singular: una boca devoradora, un animal amenazador, una figura aterradora o, por qué no, una imagen angelical, pueden asustar al niño. ¡Entonces, el niño pronuncia un ”qué miedo” o una onomatopeya que vivifica la escena con un impacto sonoro disruptivo, que se apodera de su cuerpo: ¡Aaaah! Grrrr! ¡Uy! Se esbozan así las primeras fijaciones pulsionales.
Otras veces, la reiteración de una imagen de un sueño que se ha convertido en pesadilla desencadena la angustia y deja al niño sin palabras. O un videojuego, al que el niño no puede dejar de jugar, lo lleva, una y otra vez, a una escena que ha quedado congelada para él. Y esta extraña iteración en la que queda atrapado el sujeto puede permanecer ahí durante mucho tiempo -no sólo en los niños, sino también en los adultos. Las ficciones significantes y las fijaciones de goce aparecen entonces anudadas.
Así pues, no son las imágenes en sí las que asustan o aterrorizan, sino el modo en que lo que no puede significarse ni representarse invade al niño, se apodera de una imagen y congela en ella el miedo. La angustia, la inhibición y la repetición son signos de defensa contra este goce fuera de sentido. Y lo que llamamos ”realidad” está teñido de este color.
¿Cómo acompañar al niño hasta que encuentre una interpretación, una construcción para hacer frente a ”eso” que lo asusta, le afecta y le perturba? Esto abre la apuesta de la transferencia, anclada en el discurso analítico, y la posibilidad de que lo que lo perturba devenga en síntoma. Se trata de escuchar, de leer y de cernir cómo ”eso” se presenta en sus palabras, con su punto imposible de representar o eliminar.
Esta III Conversación de las Redes sobre la Infancia del Campo freudiano en América, ofrece a la discusión lo que han encontrado, alentado y aprendido quienes sostienen curas analíticas con niños en los núcleos de la Nueva Red Cereda, y también quienes están implicados en los trabajos de los laboratorios interdisciplinarios del CIEN, profesionales sensibles a la orientación del discurso analítico y a sus consecuencias en las prácticas que sostienen.
Pero, sobre todo, queremos transmitir el modo en que cada uno de estos sujetos ha podido inventar su propia manera de afrontar el encuentro con lo irrepresentable de las imágenes, de sostenerse en la realidad y de dar cabida a su dimensión deseante.
¡Los esperamos en este nuevo encuentro!