Por Mario Goldenberg (EOL)
Conflictos familiares: alienación parental y desvinculación.
Las modalidades de conflictos familiares, en la actualidad, se pueden abordar muy bien desde La nota sobre el niño de Lacan. Es decir, el niño como síntoma de la pareja parental o el niño como objeto del fantasma materno.
La dialéctica del síntoma parental permite la construcción de una respuesta del niño a lo que no anda, de la pareja progenitores; en el caso de la captura en el fantasma materno, la fijeza del goce materno que hace uso del niño o niña para rechazar el acceso a su propia verdad.
Los casos de la llamada «Alienación parental» refieren a esta fijeza de hacer de rehén al sujeto infantil del discurso materno, desvinculándolo o intentando desvincularlo del amor paterno. El rechazo a la dialéctica sintomática del lazo parental revela la mecánica del rechazo psicótico, haciendo del niño objeto y rechazando su carácter de sujeto singular, como confluencia de amores y contingencias diferentes.
Las modalidades de desvinculación, también se relacionan con la historia oscura de la apropiación de infantes en el período de la dictadura militar, donde se los desvinculaban de su familia, sus identificaciones y su historia.
Las consecuencias de estos conflictos familiares son estragantes para el niño; la responsabilidad parental requiere legalmente permitir y no obstruir el lazo con ambos padres u otros integrantes de la familia. También éticamente desde el psicoanálisis se apunta a soportar la diversidad sintomática de los modos de desear parentales.
El uso de la victimización viene siendo un argumento eficaz y falaz para encarnar en el niño la devastación que produce el impedimento y la obstrucción de los vínculos familiares.