Heimlich-Unheimlich

Por Miguel Furman

El concepto de Unheimlich es estudiado por Sigmund Freud en su artículo «Das Unheimlich» del año 1919.

Traducido al español como «Lo siniestro» según la edición de Luis López Ballesteros o como «Lo ominoso» según algunos artículos de la Standard Edition, unheimlich, es un significante que en principio aludiría a un afecto angustiante, inquietante, espantoso u oscuro.

Freud intenta situar el aspecto familiar y no solo desconocido u ominoso de lo unheimlich, para ello sitúa su uso en distintas lenguas.

Pero es la voz alemana la que define lo unheimlich con mayor precisión ya que contiene lo Heim, es decir lo familiar, y más precisamente, lo hogareño, lo más íntimo y secreto.

Desde esta perspectiva lo siniestro ya no solamente implicaría el encuentro con algo «espantoso», desconocido o extraño –punto de vista que sostenía Jentsch–[1] sino que justamente, Freud trata de avanzar en el tema para superar la relación siniestro, ominoso, insólito o desconocido, remarcando que lo unheimlich es lo que otrora fue familiar.

De esta manera el significante unheimlich tiene un doble sentido antitético y paradójico: es lo más familiar y lo menos familiar en forma simultánea.

Podemos considerar a la familia como un «dispositivo» que más allá de las transformaciones que ha sufrido a lo largo de la historia, e independientemente de las formas que tome en la actualidad, intenta elabora en su seno un real como imposible de soportar, lo familiar en este sentido, no elimina de su estructura lo real del goce, lo unheimlich, sino que lo tramita.

Según Miquel Bassols «toda familia es un aparato de goce, un modo de resguardar el secreto del goce como innombrable, incluso como abyecto»;[2] esta definición de Bassols se aproxima a la etimología de lo unheimlich en cuanto a lo secreto y a lo innombrable del goce que retorna como siniestro al campo del sujeto cuando ese «aparato» claudica en su función de sinthome o suplencia.