Por Guillermo A. Belaga

El inconsciente es la política: se relaciona entonces con lo que une y opone a «los hombres» entre sí; esto es, el inconsciente obedece al lazo social
Jacques-Alain Miller[1]

En cierta manera estamos frente a una investigación sobre el lazo social en la época, formulado desde los «asuntos» de familia.

Siguiendo con lo que dice J.-A. Miller en su curso, si el inconsciente obedece al lazo social es porque no hay relación sexual; por otro lado, donde el lazo social es programado, resulta que no hay sociedad.

En consecuencia, partimos de la afirmación que desde el punto de vista del psicoanálisis no hay sociedad sin política, afirmación correlativa al «inconsciente es político».

  1. La tormenta perfecta: Hiperpadres o mayordomos «estresados».
  2. La escena temida: los educadores contra la pared.
  3. La solución del «coaching«: la lista de recomendaciones.

El discurso amo actual, toma la forma del Discurso Capitalista donde el sujeto tachado se instala en el lugar del S1 ($ /S1). Con las consecuencias no tanto de promover la histeria, sino como la promoción del sujeto sin referencia.

En función de este nuevo orden simbólico, para restituir cierto dominio, es preciso elegir un campo muy restringido de significantes, un campo muy restringido de saber. Así, esta versión del discurso amo tiene como característica una construcción de una «burbuja de certeza»[2] que se manifiesta en una subjetividad que se nombra como el «empresario de sí mismo».

Donde el niño también sería un «empresario de su saber».

Este neo-sujeto, estaría regido por dispositivos de eficacia y rendimiento, imperativos de goce donde se expresa la coacción feroz del superyó.

Los tres puntos que elegí dan cuenta de esto:

  1. La «autoestima»: «Triunfos y logros» del self-management o el «estrés» como un insuficiente dominio de sí mismo y la relación con los demás.
  2. La estructura del Todo cedió a la del No-todo: de una clínica centrada en la identificación a otra donde se trata del pasaje de un régimen de goce a otro.
  3. El «underparenting» expresión de la meta de un mejor «dominio de sí mismo», de las propias emociones, del «estrés», de las relaciones con los colaboradores, jefes o subordinados: en este caso los hijos.
  4. La respuesta de Lacan: «Lo que distingue al discurso del capitalismo es la verwerfung, el rechazo hacia afuera de todos los campos de lo simbólico (…) ¿el rechazo de qué? De la castración. Todo orden, todo discurso, que se emparente con el capitalismo deja de lado, (…) lo que llamaremos simplemente las cosas del amor».[3]

NOTAS

  1. Miller, J.-A. (agosto de 2003), El Inconsciente es político, Lacaniana 1, Buenos Aires: Grama, pp. 9-19.
  2. Ibid.
  3. Lacan, J. (2012), Hablo a las paredes, Buenos Aires: Paidós.