Por Marisa Chamizo (EOL)

Jugando con tres gatos de madera, de tamaño diferente, dice: «Es una familia».
La pregunta fue: ¿Por qué?
«Porque son el papá, la mamá y el hijo, que soy yo».
Y, ¿qué es una familia?
Quedándose en silencio, dice después: «…cuando tenés ganas de estar en tu casa»
Pedro, 3 años.

El modo en que este niño responde a la pregunta sobre lo que es una familia, nos conduce a otras preguntas: ¿La familia opera como refugio para lo que es el desamparo original de la cría humana? ¿Las modificaciones que ha sufrido la familia como institución preservan esta función?

Hace casi 80 años, Lacan[1] no sólo hacía referencia al declive social de la imago paterna vinculado al progreso social y a factores económicos, sino que al mismo tiempo no dudó en afirmar que: a) «No somos de aquellos que se afligen ante un supuesto relajamiento del vínculo familiar» y b) «Sea cual sea su porvenir, este ocaso constituye una crisis psicológica».[2]

El ocaso para nosotros en el Siglo XXI son los cambios evidentes de la familia constituida a la manera tradicional, por lo menos, en lo que a Occidente respecta.

J.-A. Miller en 1994[3] formaliza los testimonios de pase desde la perspectiva del retrato familiar de cada uno de los pasantes. Haciendo hincapié, especialmente, en la presencia del deseo de la madre y su relación con el goce y, por otra parte, la determinación insistente recibida de la posición del padre en el orden de los valores. Agrega que a veces el deseo de la madre entramado con un goce «bestial» hace aparecer la figura y función de padre de manera un tanto empalidecida.

Sabemos que «la parte del deseo de la madre, si ella no tiene mediación (normalmente asegurada por la función del padre) deja abierto al niño a todas las capturas fantasmáticas. Deviene el ‘objeto’ de la madre…»[4]

En las familias de hoy, a las que recibimos en nuestros consultorios, sean ampliadas, ensambladas, monoparentales, homoparentales, la cuestión para el psicoanalista es cómo operar/interferir para posibilitar alguna mediación, es decir, impedir que el niño permanezca en ese lugar de objeto, ya sea fetichizado o rechazado.

Hoy, a veces, el problema es quizás un «demasiado», muchos padres entre los cuales el niño busca vanamente distinguir aquel con el cual identificarse.[5]

Es necesaria esa identificación como brújula para que una separación pueda operarse. Será a partir de ese trabajo de desembrollarse de las escorias heredadas del discurso del Otro,[6] que cada uno podrá o no arreglárselas con lo que le queda, lo más propio, eso irreductible: su síntoma.

El desamparo, para Freud, está en relación a la dependencia del «auxilio ajeno»; para Lacan,

el sujeto queda sin recursos en relación al deseo del Otro: «La relación del deseo del sujeto con el deseo del Otro es dramática»,[7] en la medida que el deseo del sujeto queda aspirado por el deseo del Otro y en esto consiste su desamparo.

Eric Laurent utiliza un término decisivo para el tema que abordamos: la «malformación del deseo del Otro»: «Tanto del lado de las ficciones jurídicas como del lado de las ficciones científicas, no se podrá jamás dar cuenta del punto de real que constituye el origen subjetivo de cada uno: la malformación del deseo del cual cada uno proviene.

El deseo de la madre, su desciframiento, tiene un límite. El niño no podrá jamás descifrar ese código extraño…»[8]

Hestia, la diosa griega del hogar, es representada sosteniendo una antorcha. Alude al fuego de la casa que da luz, calor y alimento. Es un tema para el psicoanálisis intentar dar cuenta de este real, más allá de las modificaciones actuales de la estructura familiar.

Para concluir podemos decir que depende de la contingencia del deseo del Otro, siempre malformado y no de la forma que tome la institución familiar, para que ese lugar en el Otro sea para un sujeto un refugio/hogar o una hoguera.

NOTAS

  1. Lacan, J. (2012), Los complejos familiares en la formación de los individuos (1938), Otros Escritos, Buenos Aires: Paidós, p. 72.
  2. Ibid, p. 71.
  3. Miller, J.-A. (mayo 1999), Portraits de familleLa Cause Freudienne 42. Politique Lacanienne, París: Navarín Seuil, pp. 57-62.
  4. Lacan, J. (2012), Notas sobre el niño, Otros Escritosop. cit., p. 393.
  5. Cottet, S., El padre pulverizado, Virtualia 15. Extraído http://virtualia.eol.org.ar/015/default.asp?dossier/cottet.html
  6. Del Argumento ASUNTOS DE FAMILIA: Sus enredos en la práctica. Extraído http://www.asuntosdefamilia.com.ar/es/template.php?file=Argumento.html
  7. Lacan, J. (2014), El Seminario, Libro 6, El deseo y su interpretación, Buenos Aires: Paidós, p. 472.
  8. Laurent, E. (octubre 2016), Análisis de niños y la pasión familiar, Enlaces 22, Buenos Aires: Grama, p. 106.