Por Ricardo Coler

En el matriarcado Mosuo el apellido que se usa es el de la madre, las que heredan son las hijas y las únicas que pueden tener propiedades a su nombre son las mujeres. Cuando una mujer habla, el hombre se calla y es común verlas dar órdenes y poner a todo el mundo en movimiento. Las familias están formadas por la madre, sus hijos e hijas y los hijos de las hijas. No existen los maridos ni los padres.

Una de las características del matriarcado es la ausencia de violencia, la otra es que las mujeres quieren estar siempre enamoradas. Por eso reniegan del matrimonio, no pueden entenderlo. Ninguna relación entre un hombre y una mujer tiene como horizonte la convivencia.

Mientras no se enamoran cambian casi a diario de pareja y cuando quedan embarazadas no saben quién es el padre, tampoco les importa. El padre como concepto no existe en esa sociedad matriarcal. Sin embargo, son gente civilizada, de un humor excelente, con hijos que crecen, se educan, integran la familia y la sociedad en la que viven. Varones débiles, inexistencia de padre, caída de la figura masculina y un resultado: no pasa absolutamente nada.

NOTAS

* Escritor, médico, y periodista. Fundador y Director de la revista Lamujerdemivida. Viajó a China y Nepal para describir como persisten hoy las sociedades con impronta femenina, matrilineales. Publicó: El reino de las mujeresSer una diosa y Eterna juventud.