“Tengo tres hermanos, Pablo, Ernesto y yo”

Débora Nitzcaner (EOL)

Esta frase es una referencia de Piaget de la que se sirve Lacan en su enseñanza para dar cuenta de la indeterminación del sujeto en el Otro. Una paradoja donde el sujeto a la vez de contarse en el Otro, cumple la función de falta. “¿Porqué-un sujeto- sacrificaría su diferencia (todo menos eso) al goce del Otro (…)?”[2] Es un interrogante de “Subversión del Sujeto…” a propósito de la negativa del neurótico de sacrificar su castración al goce del Otro, siendo que para el sujeto él le pide su castración.

Contar por algo, contar para alguien es una diferencia que J.-A. Miller establece en su metáfora del “patito feo” cuando ubica que el sujeto entra al mundo como un patito feo y que el secreto de estos patitos es que todos son cisnes. Así llega a decir, por homofonía significante que cygne[3] es homonofónico de insigne, lo que hace insignia.[4] Ser Uno y entre otros es una operación que sitúa la paradoja con la que se tropieza el significante en su lazo al Otro. Acaso, libertad… no se sabe. Igualdad… sin duda. Fraternidad… ciertamente.[5]

Al psicoanálisis, el concepto de hermandad le interesa por su envés, cuando advierte que es lo edípico y sus enredos identificatorios los que están en fila, y entonces lo que busca es lo que no lo está. Ir al encuentro de lo que ha quedado vedado de la reducción de este Otro al Uno. Aunque el sujeto sea inepto, deficiente o discapacitado tiene derecho a ser un hermano, un decir de Miller que dimensiona lo necesario de contarse en el Otro y también de lo incompleto. Esta frase del título ilustra que se trata de hallar lo desigual, lo que hace insignia, el Uno.