Por Maritza Bernia (NEL)

La violencia en la época actual tiene una frecuencia inédita. Estando la realidad atravesada por la sutileza de lo singular del goce que nos habita, es inconcebible desterrar dicha condición. Que el deseo parental no sea anónimo, en la espera de un hijo, es acentuado acá: «El niño se constituye como un sujeto en una referencia al nombre de un deseo que no debe estar sin nombre». Un posible tratamiento lo propone Eric Laurent: «…proteger a los niños de los delirios familiaristas, proteger a los niños de los lazos familiares, de sus nuevas formas, de las pasiones que las habitan; del infanticidio profundo que es el deseo de muerte escondido en el lazo familiar». El uso de «familiarista» supone que dichos delirios resultan ser más ajenos que propios. En la confrontación con el «goce Otro» se produce más perplejidad, angustia, que señales de acogida simbólica. Tal y como se revela en las psicosis, deviene al costo de la segregación, tan violenta como desigual. En el psicoanálisis con niños, en su «acompañar» en la construcción subjetiva, no puede quedar de otra manera que, articulado a la implicación desde el comienzo, de instaurar un lugar para la causa.

BIBLIOGRAFÍA

  • Macagno, B., Sobre la aplicabilidad del dispositivo analítico a los casos violencia.
  • Aflalo, A. (2012), Subjetividades modernas y luchas de los cuerpos, El orden simbólico en el siglo XXI, Buenos Aires: Grama.
  • Laurent, E. (2010), El orden simbólico en el siglo XXI. Consecuencias para la cura, Papers 1, p. 9.
  • Laurent E. «El niño como real del delirio familiar» dic 18, 2008
  • Lacan, J. (1987), Nota sobre el niño, El Analiticón, Fundación del Campo Freudiano.