20 enero 2021. Caracas, Venezuela.

Querido  Rómulo,

Siempre me ha llamado la atención la manera como Jacques Lacan se refiere al amor. Por ejemplo, en el Seminario 5, amor es dar lo que no se tiene, percibo una aproximación al amor que sostiene un cierto grado de enigma. Sin embargo, Lacan aclara que para amar hay que admitir la falta y a su vez no conformar el amor exclusivamente a la falta. Entonces, retomando la frase “amor es dar lo que no se tiene”, mi pregunta versa justamente sobre ¿qué es lo que no se tiene?

Sabemos con Lacan que, por estar moldeados de materia lenguajera, estamos en falta respecto a nuestro propio ser. Paradójicamente, las palabras dichas bajo la transferencia de amor (en la experiencia analítica) y bajo la vertiente del amor donde no faltan las palabras, se erigen como la vía regia para responder a esta falta constitutiva. Es hablando como se hace el amor.

En el hilo de mis pensamientos vino a mí la idea del “potencial transformador del amor”. Un potencial creador a partir del vacío mismo que origina la relación del parletre con la palabra, así como también el movimiento vital que implica el tejido “palabra-vacío- goce”.

Visto de esta manera me permito formular la siguiente pregunta: ¿El amor mismo no supondría la idea de lo nuevo?, ¿un nuevo encuentro? Entiendo que la posibilidad de un nuevo amor desde la óptica analítica, sería la de soltar las amarras del amor condicionado por la fijeza pulsional.

Me parece que asistimos cada vez más a escuchar analizantes que vienen a contarnos sus amores como tipo Linkedin. Entonces, ¿qué se puede esperar de un analista?

Hilema Suárez

28 de enero de 2021. San Pablo, Brasil.

Querida Hilema,

Agradezco tu carta, principalmente la pregunta provocadora con la que cual la finalizas: ¿Qué se espera de un analista?

Recibí también una historieta en la cual, junto a una foto de Lacan, había una frase: “Tú lo llamas Navidad en familia… Yo lo llamo Seminario 10”.

La primera respuesta que se me ocurre es que se espera la reapertura del amor transferencial en oposición a la política del odio que se viene instalando progresivamente en la contemporaneidad, que solo revela el odio de sí mismo.

Desde que he retomado la clínica, no escuché ninguna historia de amor en la perspectiva que me propones, como un “nuevo encuentro”. Los relatos de los pacientes están llenos de eventos que localizan el Otro como fuente de acontecimientos del cuerpo que simplemente transmiten el goce que se pronunció en cada uno.

El uso de la palabra, vía amor de transferencia, posibilita la transmutación de ese goce opaco en significantes que, por el corte del analista, revela la posición del sujeto.

“Amar es dar lo que no se tiene”. Lacan da un paso más en esa proposición, agrega que “aquello” que se da en el amor, aquel que lo recibe, no lo quiere. El analista ofrece al analizante lo real que él, analista, no tiene. Real sobre el cual el analizante no quiere saber nada.

¿Esa sería la posibilidad de “soltar las amarras del amor condicionado por la fijeza pulsional”? Y a partir de ahí, ¿pensar en el “amor más digno”?

En ese sentido, ¿piensas que podemos considerar que hay amor del lado del analista en relación a su paciente? Dar lo que no se tiene a quien no lo quiere.

¡Espero que esta carta te encuentre bien!

Abrazos

Rômulo Ferreira da Silva

7 febrero de 2021. Caracas, Venezuela.

Querido Rómulo,

Tus palabras me han evocado nuevas ideas. Cuando aludes a nuestro panorama actual tipo Seminario 10, La Angustia, se me ha hecho evidente la propuesta psicoanalítica de darle protagonismo al amor de transferencia en los arreglos posibles con la angustia y el tratamiento del odio.

Por otro lado, considero ahora necesario dar una vuelta más a la propuesta de pensar los amores tipo Linkedin. Al decir esto he querido referirme a la frecuencia con la que he escuchado en los dichos de los analizantes el querer buscar a un partenaire amoroso o sexual en las distintas aplicaciones virtuales. Las más de las veces esta búsqueda se enmarca por ideales de belleza y dinero de una manera contractual, lo que ciertamente constituye una degradación o reducción del amor.

En relación con la fórmula que planteas para el deseo del analista: dar lo que no se tiene, a quien no lo quiere, voy a tomarla muy en consideración para trabajarla en mayor profundidad.

Hilema Suárez

20 de febrero de 2021. San Pablo, Brasil.

Querida Hilema,

Coincido contigo que la búsqueda de amores en las aplicaciones virtuales lleva frecuentemente a la degradación o reducción del amor, principalmente por el aspecto que realzas que en la mayoría de las veces esa búsqueda está basada en ideales de belleza o económicos.

Es más, el fenómeno Sugar Babies que hemos acompañado en los últimos tiempos demuestra el efecto del contrato, incluso formalizado, en las relaciones que se establecen a partir de tales búsquedas virtuales.

Estos contratos incluyen la frecuencia con la que la pareja irá a encontrarse, los lugares de encuentro, si la relación será secreta o no y cuáles serán los favores sexuales y económicos que cada una de las partes se compromete a dar. O sea, nada más distante del amor en la perspectiva psicoanalítica, porque se trata de “dar lo que se tiene a quien lo quiere”.

No se puede decir que estas personas estén inmunes al surgimiento del amor, ya que no existe contrato que garantice los efectos del encuentro de los cuerpos.

En este sentido sugiero las películas “Maudie – el color de la vida” de 2016, dirigida por Aisling Walsh, y “Sans Queue Ni Tête”, de 2010, dirigida por Jeanne Labrune.

Me gustó muchísimo tu sutileza al contraponer el deseo del analista a mi cuestión sobre el amor de parte del analista. Así, también sigo trabajando.

Un abrazo

Rômulo Ferreira da Silva