Lima, 7 de agosto

Querida Claudia

Trabajando el tema del X ENAPOL, “Lo nuevo en el amor. Modalidades contemporáneas de los lazos”, podemos constatar que nuestra época, a partir del discurso capitalista y también el de la ciencia, forcluye el amor y los embrollos del amor están más cortocircuitados. Podemos decirlo así por el goce y la deriva de las múltiples prácticas sexuales. Entonces, te pregunto ¿Cómo situar la función paterna y el amor frente a estos discursos?
Un abrazo mi querida

Ángela Fischer

Cochabamba, Bolivia, 8 de agosto, 2021

Querida Ángela:

¡Que gusto saber de ti!  Esta pregunta que planteas, me hace pensar en varias cuestiones porque, justamente, si uno de los nombres del amor es el nombre del padre que posibilita la castración y la falta, y es desde esta que uno ama, desde su falta, entonces en esta época de caída o más bien de “evaporación del  padre”, Lacan dixit, no dejan de resonarme algunas cuestiones que plantea al respecto M. Bassols cuando habla del amor, no como un “Dron” sino como un “Don” en esta época, por lo menos en occidente, de manifiestos “cyborgs” y “contrasexuales”, de descreimiento radical del Otro, de descreimiento del amor. Dice Bassols: “La fórmula lacaniana “el amor es dar lo que no se tiene” supone una mínima creencia en el discurso del Otro, en el propio inconsciente en primer lugar, el inconsciente que es el Otro más radical para cada uno” (En La diferencia de los sexos no existe en el inconsciente, Grama ediciones, 2021, Archivo digital. 2021, p.42). La increencia en el Otro de los “tránsfugas del inconsciente” y la dificultad de esta creencia mínima necesaria para “consentir” al Otro, me hace pensar en los “no incautos” de Lacan del seminario 21 y estas otras formas de nominación que se van a preferir a la nominación paterna, nominaciones que no van por la vía del padre, sino en la vía de un “orden de hierro”.

Estas son algunas cuestiones que me resuenan con tu pregunta. ¿Cómo lo pensaste tú?

Contenta de este intercambio que propones y a la espera de la siguiente carta.

Te envío un fuerte abrazo!

Claudia Subieta

Lima, 10 de agosto

Querida Claudia,

Dos cuestiones que planteas muy importantes que orientan la cuestión del amor en relación al nombre del padre -y lo que se produce frente al rechazo de dicha nominación-, nos las señalas en tu carta: estas otras formas de nominación que se van a preferir a la nominación paterna, que Lacan denomina “orden de hierro”, en el seminario 21.  En vez, como lo dice N. Soria en su texto Los Nudos del Amor, “Este nudo tan singular, que posibilita la función amorosa del Nombre del Padre, a la vez que anuda, introduce una falta.” (En Nudos del amor. Para una clínica de la pareja-síntoma, Buenos Aires, Del Bucle, 2011, p.43), refiriéndose a la primera identificación freudiana. Entonces, frente a este callejón sin salida de estos “tránsfugas del inconsciente”, el discurso psicoanalítico, vía la experiencia del análisis, le permite a un sujeto el pasaje por el imposible de la no relación sexual, tolerar la alteridad e inventarse un lazo de amor, ¿y eso me parece sería lo nuevo del amor para cada uno? ¿Qué te parece?

Espero atenta tu respuesta.

Un abrazo

Ángela Fischer

Cochabamba, Bolivia, 12 de agosto, 2021

Querida Ángela,

Creo que sí, que la experiencia de un análisis podría permitir en la medida de que el sujeto consienta a ello a este “inventarse un nuevo lazo de amor” ahí donde “Solo habría el Uno… sin lo Otro (…) donde el amor puede revelarse como el único pasaje posible a lo hetero, a la diferencia absoluta, más allá de un amor que sería por definición siempre narcisista” (Bassols, 2021, p. 41). El tema acá es, justamente, la apuesta a este consentimiento en la época del “Otro que no existe», la posibilidad o no de crear las condiciones en cada caso, en una práctica orientada por lo real y que se sostiene en el amor de transferencia y el deseo del analista que “opera en el campo del amor y cuando no lo encuentra lo desliza, lo sugiere, lo abre, incluso a veces lo introduce por la fuerza traumáticamente.” (N. Soria, 2011, p. 361). Este saber hacer ahí del analista lacaniano, cada vez, con “eso”, en la singularidad de cada caso, es lo que podría permitir, o no, algo nuevo en el amor.

Te envió un fuerte abrazo.

Claudia Subieta