Mónica Torres

Buscaba, desde que me cursaron la invitación, como encontrar algo nuevo que decir sobre este tema. Hablando hace diez días, con mi querido amigo Fabián Fajnwaks por teléfono, los dos, como suele pasarnos, nos encontrábamos con la misma dificultad. ¿Qué más se puede decir de lo imaginario? No es lo mismo lo imaginario que la imagen.
En intensión podemos hablar de que en la enseñanza de Lacan, la construcción borromea reemplaza al estadío del espejo, y se trata del cuerpo gozante. De eso hablaremos en nuestro próximo Congreso. Hay una relación entre las imágenes y el goce del cuerpo hablante.
En extensión, he leído y leído. A Gerard Wajcman, a quien siempre leo, publica en Enlaces con asiduidad, admiro lo que escribe. Es de rigor leer “El ojo absoluto”. Hablaré algo sobre él.
Pero busqué otros autores: Boris Groys, Hito Steyerl, Roland Barthes, temo que podría pasar mis quince minutos diciendo nombres de la extensa bibliografía. Palabras, palabras que hablan de las imágenes.
El fin de semana pasado, leía la Revista del diario La Nación: todo era sobre las imágenes: Rubius en el festival de youtubers. Un recién estrenado en Buenos Aires: International Fashion Festival, sobre cortos publicitarios en competencia.
Una nota sobre Marina Abramovic y sus performances: una guerrera del arte, titulaba la nota. Ella, supongo que la conocen, trabaja con su cuerpo…
En fin toda la Revista del fin de semana del 11 y el 12 de abril dedicada a las imágenes… Deslumbrantes? No siempre…
Tendré pues, que hacer un recorte que no exceda mi tiempo… veremos lo que se produce en la conversación. Me concentraré en Hito Steyerl que sigue las líneas de su principal mentor Harun Farocki.

  • El museo y la fábrica

Esta artista nacida en Alemania y de origen japonés, cita en uno de sus ensayos del libro “Los condenados de la pantalla”[1], que recomiendo, la película “La hora de los hornos” de Pino Solanas y Octavio Getino del grupo Cine Liberación. Filmada en 1968, la autora nos recuerda que en toda proyección había que colocar la pancarta “Cada espectador es un cobarde o un traidor”, Tercer cine. Donde se mostraba esta película? En fábricas.
Es verdad, doy fe.
Actualmente, las películas políticas no se muestran en fábricas. Se muestran en el Museo o en la galería: en un espacio de arte. En cualquier tipo de “Cubo blanco”, así los llama.
En primer lugar la fábrica está casi desaparecida en occidente, son usadas frecuentemente como museos, con lo que las películas políticas que se muestran en esas fábricas que ya no son lo que eran. Aunque sean la mismas, ya no lo son.
Antes esas fábricas eran un lugar de trabajo industrial.

Ahora la gente pasa en esos espacios, sus ratos de ocio frente a una pantalla.
Antes, gente trabajando en una fábrica, ahora gente trabajando en casa con la computadora o en sus ratos de ocio, viendo con avidez esas antiguas películas frente a la pantalla del televisor, en un museo.
La Factory (fábrica) de Andy Warhol se ha hecho realidad.
Está en los cuartos, en los dormitorios, en los sueños, en los afectos y efectos.
En el museo como fábrica algo continúa produciéndose: Instalación, videos, etc.
Un supermercado de la imagen.
Hay una instalación Harun Farocki “Trabajadores saliendo de la fábrica” (1995-2006). Instalación que toca lo real y se exhibió en varios países, también en la Argentina, en ella se ven las filmaciones de trabajadores saliendo de la fábrica, en numerosas películas de diferentes épocas. Pero ahora los obreros que salen de la fábrica van al museo. Retornan quizás a la misma fábrica. La fábrica Lumière, que antes producía películas fotográficas fue declarada monumento histórico. Tiene una sala con cine que puede ser contratada por empresas.
La publicidad dice “Una localización cargada de historia y emoción para sus almuerzos cócteles y cenas”.
Los obreros que salían de la fábrica en 1895 han vuelto a emerger dentro del mismo espacio, ahora son un espectáculo. Por lo menos en EE. UU. y Europa.
Las políticas cinematográficas son pos-representacionales, no pretenden “educar” a la multitud: producen la multitud. Que es lo que falta en el museo como fábrica? Una salida. Si la fábrica incesante de producción de imágenes no se detiene, no hay como escapar.
El resultado? No se trata de imágenes deslumbrantes, sino de imágenes pobres. De baja resolución. Están desenfocadas como el personaje de Woody Allen en “La mirada de los otros” o Hollywood ending o en “Los secretos de Harry” cuyo protagonista cree que tiene alguna enfermedad porque ve todo desenfocado y es director de cine!. En una es ciego y en la otra se lo ve todo borroso.

Volvamos a las imágenes pobres. Por qué pobres? Porque los formatos de consumo han ido contra las imágenes deslumbrantes o ricas. El cine se ha hecho casi invisible.

La privatización y la piratería nos proveen de copias pobres que circulan amontonadas por Youtube, muchas obras de cine vanguardista han sido resucitadas como imágenes pobres. Sin embargo, la aparición del streaming de video – on line (por ejemplo Netflix) nos puede proveer todavía de imágenes ricas o deslumbrantes, más o menos….

Pero son las imágenes pobres, también imágenes populares, las que circulan por ejemplo, en Youtube y expresan las emociones de las masas contemporáneas: oportunismo, narcisismo y al mismo tiempo, absoluta novedad y sumisión. A la vez, intensidad, decisión, distracción, pero también paranoia y miedo. (Ver Black mirror)

La foto o la imagen es “anterior” al hecho como en el cuento “Las babas del diablo”, de Julio Cortázar que Antonini levó al cine con “Blow up”.

  • Mirar- ser visto: El derecho a la imagen.

Ser visible, es la preocupación actual.

Wacjman también se refiere a Andy Warhol “Cada uno tendría en el futuro sus quince minutos de fama”.

Es más que eso: El narcisismo se eleva a la dimensión de arte, el exhibicionismo es un deporte de masas o multitudes.

Para vivir, para existir, tenemos que ser vistos. Derecho de mirada y derecho a la mirada. Estamos en una civilización de la mirada.

Lacan había esclarecido la esquicia del ojo y la mirada. Pero entre ver y ser visto había una solidaridad y a la vez una oposición irreconciliable.

El ejemplo de Wajcman es claro: En Inglaterra la video vigilancia permite que además de ejercer su voyerismo habitual, una persona sentada frente a su televisor, pueda verse filmada por una cámara de vigilancia instalada enfrente de su casa porque hay cadenas de televisión que difunden en directo esas imágenes. El espectador del televisor es, a la vez voyerista y exhibicionista.

El mundo es del que lo ve y se hace ver.

También se puede mirar conservando la distancia… y eso vale para el adolescente encerrado en su cuarto como para los drones con los que el ejército de Estados Unidos pueden atacar a los talibanes de Afganistán y el piloto puede estar a 11.000 kilómetros de Kabul. Y todo eso lo pueden ver en su casa si consiguen la serie “Homeland” o la más popular “House of cards”. Es interesante leer “Tres notas para introducir a la forma “serie””. Enlaces nº 15, un artículo de Wajcman.

Wajcman nos da otro ejemplo: llama al GPS “El gran pensador supremo”.

La máquina nos enseña dónde ir con su voz imperativa, dice, podría llamarse GSM (global sadomasoquismo).

A la vez, el GPS nos dice donde estamos, pero además de saberlo nosotros, lo sabe el sistema. El sistema procura guardar memoria de todos los movimientos.

En Inglaterra no se usan documentos de identificación, la foto de identidad es hoy obsoleta en muchos países. Se ha discutido en el parlamento y consideran que es un ataque a la privacidad del individuo!

Pero las cámaras tienen controlados a los ciudadanos todo el tiempo. A todos los ciudadanos en todo momento.

Todo bajo control. Pero realmente puede estar todo bajo control?

  • Dónde está el piloto? La tragedia de Germanwings.

Últimamente hay aviones que desaparecen, se empezaron a perder aviones.

Pasó con un avión de Air France en el 2009, murieron 228 personas, hace poco desaparecieron uno o dos aviones de la aerolínea de Malasia. Se produjo lo que Wacjman llama un efecto “Titanic”. Los aviones desaparecieron de las pantallas de radar.

Lo que no se soportó es “no ver”. Recordemos a Miguel Strogoff de Julio Verne o la película “Ojos bien cerrados” de Kubrick.

En el siglo XX nadie vio nada.

Wajman reproduce el guión de “Hiroshima, mon amour”:

ÉL: No has visto nada en Hiroshima. Nada.

ELLA: Lo he visto todo. Todo…Vi el hospital. Estoy segura.

El hospital existe en Hiroshima. ¿Cómo habría podido no verlo?

EL: No has visto ningún hospital en Hiroshima. No has visto nada en Hiroshima…

El siglo XX no vio nada. Y lo que vio, no lo vio.

El siglo XXI quiere tener los ojos bien abiertos. Nunca más eso! Y, agrega Wajcman, cada día el mundo prueba que sigue eso todavía y siempre. La ceguera continua de otro modo.

Después del 11 de septiembre, que tampoco se vio venir. Yo misma cuando vi por televisión el ataque a las Torres, creí que era una reedición de la primera performance, la que hizo Orson Welles por radio en 1938: La guerra de los mundos. Pretendí que se trataba de una ficción, al menos por un rato, creí eso.

Y qué pasó hace un mes?! El avión de Germanwings, subsidiaria de Lufthansa, la mejor de las compañías aéreas, un orgullo alemán, hete aquí que desestimó el factor humano. No vio que había un suicida peligroso en la cabina transportando 150 pasajeros.

La puerta cerrada para evitar al terrorista que se había filtrado entre los pasajeros del 11-S y la frase de Zizek “Bienvenidos al desierto de lo real”, también se metieron en la cabina, esta vez.

Se cerró la puerta entonces, el copiloto se encerró en la cabina y no se vio, no se pudo ver que este hombre, un loco, un megalómano suicida, era el terror dentro de la cabina.

Estupor del mundo, alemanes, franceses, españoles, en fin el mundo entero ha decidido que los controles de los pilotos y los copilotos deben ser más certeros.

Y he leído un artículo en “La Nación” que decía que se estaba pensando en un avión dirigido por robots, que ya se había pensado reemplazar al copiloto por una máquina, y quizás se podría reemplazar también al piloto.

Los aviones como drones. Para evitar el factor humano. Pero quien comanda los drones?

Un mundo de máquinas donde todo pueda ser visto y controlado.

No se puede controlar lo real.

Es absolutamente necesario para un sujeto que el Otro no pueda verlo todo.

Habrá que proteger lo íntimo …

Cada uno encontrará su solución singular.

No hay solución universal.

Esa posibilidad sería estremecedora, lo sabemos. Eso creo.

El psicoanalista debe guiarse por lo real. Real que las imágenes en general velan. Aunque a veces, las imágenes tocan lo real.

Mónica Torres.

Abril de 2015.


[1] Alusión a “Los condenados de la tierra” de Fanon.