La Paz,  8 de Marzo de 2021

Querido Renato:

Una de las clases de Miller que más me gusta es “Signo de amor”. Hace un elogio precioso a la nada y un exquisito abordaje del signo de amor. Dice en Donc: “¿Tendrían los hombres idea del amor si las mujeres no les enseñaran? En verdad es dudoso”. Quiero compartir contigo algunos apuntes:

– Las mujeres en Occidente desde el Siglo XVIII, han logrado a través de una larga elaboración del amor, que los hombres respeten la nada. El amor cortés es la mayor muestra de ello.

– La importancia que tiene el signo de amor para una mujer es esencial. Ella lo busca, incluso lo inventa. Dar un signo de amor es frágil y fugaz porque en él, el Otro da su nada.

– La función del amor es mostrar la relación con la nada e introducir la castración. Por eso, amar para un hombre puede ser incómodo.

Con estas ideas, te pregunto Renato, ¿es el amor, esencialmente femenino? ¿Qué posibilidades hay para el amor en un hombre?

Gabriela Urriolagoitia

Arequipa, 10 de marzo de 2021

Querida Gabriela:

Impresiona escuchar algunos testimonios de señoras muy mayores acerca de su matrimonio, al punto de llegar a pensar: fue ella quien lo hizo posible. Y no me refiero a soportar. Me refiero a ciertos actos que produjeron un corte en la posición del marido. De antemano, nunca se sabe qué operará así. Pero el reto está en saber decir a partir de qué ella comete su acto. Del lado de él, fue consentir, o no, a ese acto. ¿En nombre de qué, él consiente? El reto ahí está en poderlo precisar.

Se hace muy difícil consentir si lo que se le supone a ella siempre es maldad, “mala leche” (guiño a lo traumático en la madre). O si cada vez que ella abre la boca, suena una voz, un ruido, y no se escuchan sus palabras. Nosotros, en los análisis, a ellos, los ayudamos con estas y otras cosas. Después de todo, ¿puede ser causa de análisis algo que no sea la relación con el Otro sexo que no hay?

Un abrazo

Renato Andrade

La Paz, 11 de Marzo de 2021

Querido Renato:

Con tu pregunta me surge otra pregunta: Ante la relación con el Otro sexo que no hay, y frente a la contingencia del amor que dura lo que dura, ¿qué relación? ¿Cuál lazo posible? Y pensaba en Otra relación, la de cada quien con ese witz que es su inconsciente, y en ese amor que es el de la transferencia.

Hago un contrapunto entre el inhumano deseo del analista y lo que conmueve de nuestra práctica. Me con-mueve cada vez que el acto analítico, que como dices no se puede precisar de antemano, opera, y algo de él o ella pasa al otro lado del muro, ese a-muro…

Te mando un abrazo!

Gabriela Urriolagoitia

Arequipa, 16 de marzo de 2021

Querida Gabriela:

¿Qué sería de nosotros sin el amor al inconsciente? Eso convirtió a Freud en un hombre caritativo y amable.

También me haces pensar lo siguiente: es curioso que a veces el más “inhumano” de los actos de aquel que llamamos analista, devenga, para el sujeto, signo de amor. Pasa. Lacan decía que el amor es el eje de todo lo instituido en la experiencia analítica.

He pensado que, si un hombre está muy apegado a su “fórmula” –entre comillas–, la que sea, es incapaz de amar realmente. Sólo cuando tome distancia de esta, cuando eso que se dice no sea todo, amar le será posible.

Muchas gracias por el intercambio.

Un gran abrazo

Renato Andrade