Brasília, 09 de julio de 2021

Querido Sergio,

Escribir cartas fue un gusto que adquirí luego que me inicié en la alfabetización. Elegir para quien, qué escribir, enviar, esperar la respuesta, leer. El direccionamiento de lo escrito, de la palabra y ¡el efecto de correspondencia!

A lo largo de los años, he estado curiosa sobre el persistente entusiasmo de los analistas con el trabajo. Si en lo cotidiano tenemos el amor que experimentamos como un acontecimiento repentino, “fuego que arde” (Camões), incendia, “puesto que es llama… infinito mientras dure” (Vinícius); en un análisis el amor ocurre sin ocurrir, pues “la naturaleza del amor es la naturaleza de lo húmedo” (Lacan), lo que a mi entender trae un límite al amor en su potencia de fuego, y permitiría de un análisis el camino para convertirse analista. ¿Qué diría de ese amor en el análisis y su naturaleza de lo húmedo? ¿Sería un nuevo amor del lado del analista? ¿Amor que no se consume y no se consuma, lanzado así a la potencia del trabajo?

Abrazo

*la autora juega con la palabra cor, que significa color: la traducción literal seria co(lor) respondencia

Giovanna Quaglia

Belo Horizonte, 10 de julio de 2021

Querida Giovanna, saludos,

Su carta me hizo recordar mi habilidad de escritor de cartas en mi juventud, cuando mantenía correspondencias con mis novias. Esa modalidad de comunicación en relación al amor se perdió en lo contemporáneo, pero ahora es rescatada por esta interesante propuesta del X ENAPOL.

Cuando usted señala en su carta que “el amor en el análisis ocurre sin ocurrir”, recordando a Lacan que resalta “la naturaleza del amor es la naturaleza de lo húmedo”, reflexioné que la humedad es esencial en el cultivo y en la fertilización de las plantas. Entonces, de manera alusiva al amor, tengo la intuición de que lo húmedo pueda ser también la esperanza.

Como destaca Sthendal en De l´amour, “es necesario apenas un pequeño grano de esperanza para causar el nacimiento del amor. Sin embargo, la esperanza puede detenerse sin matar al amor. Así, la esperanza prudente admite un largo plazo para que el amor sea concretado o satisfecho. Por lo tanto, amará mejor si sueña con la chance, por más incierta que sea, de recibir un día las bondades (gracias) del amor”¹

Entonces, ¿qué diría de ese amor en el análisis y su naturaleza de lo húmedo, cómo usted lo indaga? Pienso que lo húmedo sería la esperanza que se renueva. Por lo tanto, para que el amor pueda florecer como potencia en la transferencia de trabajo, necesita que haya en el trabajo de transferencia, una humedad como la esperanza del lado del analizante; no obstante, también la poda, el corte y la humedad como límite del fuego del amor, del lado del analista.

Un abrazo

Sérgio de Campos

Brasília, 11 de julio de 2021

¡Qué maravilla Sérgio!

Su carta me provocó una alegría y un cambio en mi reflexión. Pensar lo húmedo de la naturaleza del amor, no como la humedad de la leña de una fogata, sino “la humedad … en el cultivo y en la fertilización de las plantas” y traer del lado del analista “la poda, el corte y la humedad como límite del fuego del amor”, me hizo recordar a Lacan en Nota Italiana: “hacer el amor más digno que la abundancia del parloteo que él constituye hasta hoy” (Lacan, 1973/2003, p. 315). Pensando lo “más digno” como el amor sin el poder del ideal, un amor que hace existir al inconsciente como saber, vaciando el sentido, permitiendo la invención de un nuevo significante. Y ahí podríamos pensar “el amor no es nada más que una significación… el amor es vacío” (Lacan, 1977/1998, p. 8) ¿Qué me diría? Abrazo

Giovanna Quaglia

Belo Horizonte, 11 de julio de 2021

Querida Giovanna,

El cuerpo hablante constituye un amor más digno que proviene de la experiencia con los restos sintomáticos y es alusivo al decir de Tomás de Aquino: Sicut palea². El amor más digno se revela en las relaciones que el amor establece con lo real más allá de la retórica³. De este modo el amor nuevo se apoya en un agujero en el saber, alusivo a la capilaridad de Poros y al Sicut palea de Penia.

El nuevo amor es un enigma, ya que el amor es vacío de saber, sin semblantes, sin ideales, sin identificaciones y sin el Otro. Por eso, él es siempre nuevo, inclusive porque solamente cada uno tendrá que encontrar su respuesta, a partir del amor al sinthoma que anuda la pulsión, el cuerpo y el deseo.

Creo que amar el sinthoma como única manera de acceder al partenaire amoroso es estar dispuesto e interesado en aprender su lengua, palpando, investigando, buscando conocer a través de la pulsión, las soluciones –siempre susceptibles de ser revisadas- ya que en materia de amor, él provoca un efecto de agujero denotando una significación vacía. Por lo tanto, el nuevo amor es lo que sobra de la transferencia del fin de un análisis y es dirigido, de modo contingente, a los restos sinthomáticos.

Abrazos

 


 

1 STENDHAL, De l’esperance, In: De l´amour, Chapitre III, Paris: Flammarion, 1965.

2 LACAN, J. Nota italiana. In: Outros escritos. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2003, p. 315.

3 LAURENT, É., GUYONNER, D. Amour et jouissance, la question de l’analyse et de sa fin, Les nœuds de l’amour. Supplément de la Lettre Mensuelle, 2011, p. 58.

Sérgio de Campos