Florianópolis, 29 de diciembre de 2020

 Querida Lucíola,

Miller refiere en la presentación del Seminario 6, en castellano, que hasta una época reciente todas las brújulas señalaban el mismo norte: el Padre. Pero en ese Seminario, Lacan dice que el Edipo no es la única solución del deseo.

En el 2003 en Niza, Miller señalaba que los estudios queer objetaron la institucionalización de los movimientos gays y lésbicos por quedarse dentro de los límites del Edipo y enfatizaron que existen múltiples modos de gozar que no están limitados al reino del Padre universalizante.

Podemos decir que, en esta perspectiva así subrayada, hay una convergencia entre el psicoanálisis y el discurso de género, en tanto el goce siempre está en infracción con toda universalización, pero aquí, según consigo entender, comienza, entre otras, la divergencia de orientaciones definida por la posición militante que caracteriza el discurso de género que, destituyendo al viejo Amo, pretende ocupar  su lugar imponiendo una nueva moral. Me parece que la intervención de Preciado en la Jornada de la ECF va en esa dirección.

Aguardo sus comentarios,

Abrazo,

Oscar Reymundo

Belo Horizonte, 29 de diciembre de 2020

Querido Oscar,

Sus consideraciones me llevan a pensar que una aproximación posible entre lo queer y el psicoanálisis solamente sería posible si tomamos lo queer como un efecto, como algo que es del orden de una experiencia y, quizás -cabría interrogarlo- de un acontecimiento de cuerpo. Justamente por no  prestarse a la universalización, promueve una fractura, estando más próximo de las experiencias de desidentificación y de deslocalización. Me parece que la entrevista con Caetano Veloso y Paul Preciado en el contexto del FLIP* es un buen ejemplo de la contradicción entre estos dos términos (militancia y queer). Preciado defiende la multiplicidad de las identidades a partir de un rechazo a la diferencia, lo cual lo lleva a  una situación sin salida, pues ¿Cómo hablar de multiplicidad renunciando a la diferencia? ¿Habría multiplicidad sin diferencia? ¿No sería esto homogeneización? Si, por un lado, tenemos el arsenal teórico-militante (¡nada menos queer!), por otro, somos tocados por la palabra de Caetano, por el decir de alguien que testimonia  cómo  es afectado por el otro goce, sin necesidad de recurrir al arsenal militante, a la coraza epistémica o al rechazo de la diferencia sexual.

 Con cariño,


* Feria Literaria de Paraty (FLIP) Mesa 8, Transiciones, el 05/12/2020. Disponible en el  link: https://www.flip.org.br/evento/mesa-7-sem-nome/

Lucíola Macedo

Florianópolis, 30 de diciembre de 2020

¡Lucíola querida! ¡Agradezco mucho su comentario y su observación sobre cómo sería posible la multiplicidad sin diferencia!

En el trabajo en el Observatorio de Género de la EBP  me ha surgido una pregunta acerca de la posible relación entre esa multiplicidad de identidades, promovidas por la teoría queer, y los intentos de nominar un goce particular, no singular, que permita hacer lazo social. Sin embargo, destaco que en esa propuesta de lazo, propia de las comunidades de goce, se intenta prescindir, en vano, de cualquier alteridad, dado que es imposible evitar las perturbaciones en el encuentro contingente con eso extranjero que nos habita.

En fin, Lucíola, hay mucho para seguir conversando.

Aguardo su último comentario y le mando mi deseo de un buen 2021 con vacunas para todos.

Abrazo,

Oscar Reymundo

Belo Horizonte, 30 de diciembre de 2020

Querido Oscar,

Me parece que en el horizonte en torno al cual gravitan tales cuestiones han prevalecido las disputas ideológicas, lo que, a veces nos impide tener un verdadero y fructífero debate entre diferentes campos discursivos. Si por un lado, el sí a la multiplicidad y la diversidad parece aproximar al psicoanálisis los estudios de género y queer, las estrategias para estar a la altura de esto parecen bastante distintas, tal como se vio el año pasado, por el modo en que  Preciado escogió tomar la palabra en la Jornada de la ECF.

Una pregunta me ha puesto al trabajo: ¿Qué es lo que “la renuncia a la diferencia” -término utilizado por Preciado en su manifiesto- precisamente quiere ocultar?

 ¡Encontré la respuesta en su comentario! Lo que se quiere ocultar es “el encuentro con eso extranjero que nos habita”, lo queer que nos habita a cada uno, así como el goce éxtimo, abyecto, que le corresponde y que no se reconoce como propio. Al nivel del lazo social, comúnmente se atribuye este goce abyecto a lo que es diferente de sí mismo: al otro sexo, a la otra raza, etnia, partido político, equipo de futbol… Preciado parece necesitar, para sostener su discurso, atribuirlo a los psicoanalistas, a los cuales les imputa  ser  binarios, patriarcales, coloniales.

Al contrario de creer que es posible librarse de este goce suprimiendo al otro al cual se le supone ser su portador, el psicoanálisis lo incluye en el  lazo social como un factor que le es intrínseco. En sus fórmulas de discurso, Lacan introdujo, con el objeto a, dentro del lazo social esa dimensión de goce que es comúnmente rechazada y depositada en el rival.  Para el psicoanálisis, ya no se trata del “monstruo” que supongo encarnar para el vecino, o a los ojos del Otro, si no de eso  monstruoso que me habita, con lo cual, mismo si no me reconozco, consiento y preciso arreglármelas. Y de las invenciones a que esto me convoca, me hago responsable.

Cuando son colonizadas ideológicamente, tales cuestiones acaban por alejarnos de las preguntas del amor y de aquellas del sexo, y de su experiencia propiamente dicha. Como bien aclara É. Laurent en “El Unarismo lacaniano y lo múltiple de las conductas sexuales”*, la experiencia del sexo como tal no se hace, sino, ¡en el punto donde falta la representación!

¡Que venga el 2021, con mis mejores deseos!


*Publicado en Lacan Quotidien, n. 865, en 31/01/2020.

Lucíola Macedo

Traducción: Ana Ibañez
Revisión: Silvina Rojas