Buenos Aires, 3 de febrero de 2021

Querida Silvia:

Eres una de las analistas que más me enseñó sobre el amor en esta época. Hace muchos años me leíste una carta que mostraba cómo el discurso capitalista ponía en jaque al amor. ¿Lo recuerdas?

Si algo he logrado esclarecer en mi análisis es que para mí resulta importante tener a una mujer como síntoma.

Sé que escribiste sobre el tema.

Para mí, una mujer, así como a Joyce lo ayudaba a salir de su locura, a un hombre obsesivo logra sacarlo de su impotencia.

Lo nuevo a partir del análisis fue dejar de utilizar el fantasma para poder estar en relación directa a esa mujer. Así operaba como síntoma con más fijeza, obteniendo un goce menos pobre e incrementando el amor.

Me encantaría saber tu opinión al respecto.

Luis Salamone

Buenos Aires, 3 de febrero de 2021

Querido Luis:

Es muy interesante lo que decís y ahora recuerdo tus apreciaciones sobre Nora Joyce y el guante. En el fantasma, todas las mujeres que entran en ese molde… ¡¡¡son iguales!!! Y una mujer como síntoma es única, y creo que esto pone en jaque a la famosa poligamia masculina. Desde el fantasma el hombre es polígamo, no desde el síntoma.

Silvia Ons

Buenos Aires, 3 de febrero de 2021

Querida Silvia:

Estoy de acuerdo con lo que punteas, querida. Recuerdo haber presentado un testimonio, en Rosario, que titulé: “A lo único que puede serle fiel un hombre es a su síntoma”.

¿Pero, por qué de lo único que se habla, cuando se plantea el lugar que puede ocupar un hombre con respecto a una mujer, es de un estrago?

Es verdad que se trata de un planteo lacaniano. Pero el síntoma puede llegar a ser positivo para alguien, el estrago no.

Luis Salamone

Buenos Aires, 3 de febrero de 2021

Querido Luis:

Hay una vertiente estrago dada por la demanda infinita de amor de una mujer, pero no es la única vertiente. Un hombre puede ser también causa: Evita con Perón.

¿Recordás lo que plantea Freud acerca de las mujeres que llevan en su carácter las huellas de los hombres que abandonaron?

Un hombre para una mujer puede ser también un síntoma. ¡¡Pensemos más allá de los dogmas psicoanalíticos!!

Silvia Ons