Buenos Aires, 15 de enero de 2021

Querida Leticia:

Hace unos años, en el marco de una Apertura del ICdeBA, comenté un intercambio epistolar entre Freud y Martha, su prometida por ese entonces, donde ella le manifestaba su preocupación respecto al «tropiezo transferencial» entre Anna O. y Breuer. Temía que a Freud le aconteciera lo mismo. Con un inolvidable «Mi adorado ángel», Freud intenta tranquilizarla, diciéndole que a él no le iba a suceder, puesto que para que eso sucediera, ella debería ser la esposa de Breuer. Sin embargo, Martha había captado muy bien que no se trataba de la persona en juego sino de la instalación del Sujeto supuesto Saber, que inevitablemente suscita amor.

En esa ocasión, traje a colación la frase de Lacan del Seminario 20 donde ubica que «a aquél a quien supongo el saber, lo amo». Es decir, primero el saber, luego el amor.

En esa oportunidad, Leonardo Gorostiza introdujo una referencia que hasta el día de hoy me resuena: «Jacques-Alain Miller en “Una fantasía” afirma que a partir del discurso hipermoderno se invierte la cuestión y es necesario primero el amor (para que los elementos disyuntos de la civilización se ordenen) para a partir de allí constituir el SsS».

El impacto es que es precisamente a propósito de lo que sucede en la hipermodernidad, (donde Miller se está preguntando sobre el estatuto del discurso del analista, es decir, de qué discurso sería su envés) cuando pronuncia esta frase, y sitúa que lo que hace existir el inconsciente como saber, es el amor. Y toma también al Seminario 20, donde «el amor es lo que puede hacer mediación entre los unos solos». Es decir, el amor es anterior a la suposición del saber.

¿Cómo pensar estas dos cuestiones?

Feliz de comenzar este intercambio, te envío un abrazo.

Marina Recalde

Buenos Aires, 20 de enero de 2021

Querida Marina:

Agradezco tu carta que me permite entrar en la problemática del amor en los tiempos que corren. Podemos pensar juntas: hay dificultades para establecer un lazo amoroso, como también un lazo orientado por el saber.

Gabriel Racki en el Argumento del X ENAPOL subraya una cita de Lacan: todo orden, todo discurso que se entronca en el capitalismo deja de lado lo que llamamos simplemente las cosas del amor.

Volví a leer el texto de J.-A. Miller “Una fantasía” y ahí se perfila lo que luego él distinguirá entre inconsciente transferencial e inconsciente real.

Como señalabas, los elementos del discurso hipermoderno se presentan disyuntos y se invierte la cuestión: es necesario el amor para que ellos se ordenen y recién ahí se constituya el Sujeto supuesto Saber. Es el amor lo que permitirá, entonces, que se instale el saber en un segundo momento lógico.

Pero al mismo tiempo, J.-A. Miller señala la subida del objeto a en el cenit de la civilización. Es decir ¡no nos olvidemos del goce! Desde su perspectiva el amor y el saber quedan en la categoría de semblantes.

Seguimos conversando.

Cariños.

Leticia Varga

Buenos Aires, 25 de enero de 2021

Querida Leticia:

Es muy importante esto que señalás del amor y del saber como semblantes, articulados al goce. Justamente nos va a permitir abordar estos puntos, que me parece cruciales, en un tiempo en donde la clínica nos muestra dificultades precisamente para establecer un lazo amoroso. Y esto redunda sin lugar a dudas en el lazo transferencial. 

Daría pie para tomar un sinnúmero de cuestiones. Una de ellas me preocupa especialmente, y es la que atañe a la práctica.

¿Cómo pensar nuestra práctica hoy, en este mundo, definido por J.-A. Miller como el de «unos solos»?

Un abrazo.

Marina Recalde

Buenos Aires, 5 de febrero de 2021

Querida Marina:

Retomando nuestro intercambio, comparto tu preocupación sobre las dificultades del lazo amoroso en el momento actual, a lo que agregaría que las mismas se vieron incrementadas por la pandemia.

En algunos casos, pienso será el amor y en otros, el saber lo que permitirá que se instale el trabajo analítico, pero la diferencia entre los inconscientes nos dará la pista a los psicoanalistas para estar advertidos.

El inconsciente transferencial, llamado también freudiano, queda ubicado del lado del amor al saber, mientras el inconsciente real nombra lo disruptivo de los S1 -cifras de goce que comandan a cada uno. Esta diferencia entre los inconscientes nos empuja como analistas a no dormirnos con las significaciones del amor, del saber.

Si bien sostenemos que es el amor lo que permitirá interrogar a través de su mediación a ese parlêtre constituido por S1 solos, cifras de goce; cuando hablamos del psicoanálisis como el discurso que promueve “un nuevo amor”–un nuevo lazo- ¿no destacamos allí que la orientación por lo real deja la marca de lo imposible con el sinthoma de cada Uno?

Tal vez se trate del invento de nuevos lazos sin perder la orientación por lo real. Apostando a “un amor más digno”, aquel que deje entrar lo imposible.

Afectuosamente.

Leticia Varga