EL CUERPO Y EL MAL-ENTENDIDO
SALA: HIJOS DEL MALENTENDIDO
EL CUERPO Y EL MAL-ENTENDIDO
“Ya que me preguntan sobre lo que llamamos el estatus del cuerpo, paso a él para
subrayar que sólo a partir de allí es posible captarlo. El cuerpo no hace su aparición en
lo real más que como malentendido” (Lacan, J. “El malentendido”. En: Los confines del
seminario seguido de La tercera y de Teoría de lalengua, Paidós, Buenos Aires, 2022, p. 81)
Relatores: Leticia Acevedo (EOL) y Tânia Martins (EBP)
Participantes: Agustín Barandiarán (La Plata), Anderson Barbosa (João Pessoa), Anna Luiza Almeida (Rio de Janeiro), Evelina San Martín (Chaco), Jimena Rivas (Lima), Jovita Lima (São Paulo), Luciana Bordas (San Juan), Luis Diego Baudoin (La Paz), Marcela Baccarini (Belo Horizonte), María Luján D´addona (Buenos Aires), Martha Idrovo (Santiago de Chile), Sandra Rebellón (Cali).
Introducción
En el marco de las Conversaciones Federativas fuimos invitados a trabajar la cita arriba. Dialogamos con cuatro referencias, elegidas por su potencial para poner en tensión y enriquecer los conceptos implicados. Cuatro subgrupos de tres integrantes tomaron a su cargo uno de los temas. Esta dinámica nos permitió sostener un enfoque colectivo sin perder la singularidad de cada lectura.
El Linaje
Lacan alude en distintos momentos de su enseñanza a la importancia del linaje en la constitución subjetiva. De lo que se trata fundamentalmente es de la transmisión. En el Seminario 5 hace referencia al “elegir del sujeto” entre comillas, afirmando que “…no es él quien mueve los hilos de lo simbólico (…) la frase, ha sido empezada por sus padres”[i].
En “Nota sobre el niño”, “…resalta lo irreductible de una transmisión… que es la de una constitución subjetiva que implica la relación con un deseo que no sea anónimo”[ii].
En el Seminario 17 añade que cada uno debe reconocerse en el objeto (causa de deseo o de desecho) aborto de lo que fue para quienes lo engendraron. En la «Conferencia de Ginebra» (1975) resalta la importancia del deseo, las consecuencias de su ausencia, e introduce las marcas en el sujeto de las palabras en torno a ese deseo. Cinco años después sostiene que el “…cuerpo fruto de un linaje ya nadaba en el malentendido a más no poder”.[iii]
Este recorrido es interesante ya que nos introduce al concepto de lalengua, Lacan refiere: “El lenguaje, sin duda, está hecho de lalengua. Es una elucubración de saber sobre lalengua”,[iv] El parlêtre está bañado de significantes marcados por el equívoco propio de la entrada en el lenguaje por la inadecuación entre habla y goce. Lalengua es el resultado de esta inadecuación en el ser hablante.
En «El inconsciente y el cuerpo hablante»[v], Miller plantea que el cuerpo, recortado por el significante, deviene superficie de inscripción del Otro. La lalengua, transmitida en primer lugar por la madre como un enjambre de S1 sin orden, deja marcas de goce que el sujeto intenta recubrir con el fantasma y los discursos disponibles. Pero siempre queda un resto opaco, un goce que no cesa de no escribirse y cuyo retorno se manifiesta como un acontecimiento de cuerpo.
Carolina Koretzky, en su testimonio[vi], afirma: “Soy una traumatizada por la lengua, un trauma producido inocentemente por el hecho de haber sido hablada, de ser hablante. Esta lengua, que nos exilia y mortifica, y al mismo tiempo, nos hace palpitar…”.
Dos frases irremediables de la madre le dejan marca: la primera, «debemos estar listos para partir, pero no sabemos cuándo». El peso del significante «partir» produce en ella hiperactividad, agitación corporal, así como el síntoma fóbico relacionado con el personaje de la película ET. La segunda, una marca inexorable en el cuerpo, se refiere a la historia de su nacimiento. El riesgo anunciado para su vida, vinculado a la posibilidad de nacer prematuramente, produce la frase materna «hablé contigo toda la noche y querías vivir», dicho que fue interpretado por Koretzky como «para vivir es necesario que hablen conmigo. Un síntoma se puso en forma: la obstinación de hacer hablar al otro, así como la angustia y el desamparo ante el silencio.
“No podemos agotar el misterio del cuerpo hablante ni aprehender todos los efectos de la lengua. Nos acercamos a ellos, los bordeamos y nos hacemos responsables del peso dado a ciertas marcas”.[vii]
No hay relación sexual, no hay relación lingüística
El parlêtre se reparte en dos hablantes que no hablan la misma lengua, que conjuran para la reproducción a partir de un malentendido estructural. Este es inherente al hecho de que lalengua afecta al cuerpo y tiene una finalidad distinta a la comunicación y al diálogo.
Esta lalengua, nos dice F. Otoni Brisset, participa en la trama de las formaciones del inconsciente, de sus equívocos. Se pregunta: «¿Cómo hablar en el ENAPOL esa lengua que se habla en el análisis?» Es el niño que vive en el cuerpo hablante, presencia que habla de una experiencia inolvidable e insondable. En un análisis se trata de eso, sea cual sea el tamaño del parlêtre”.[viii]
¿Cómo es que lalengua afecta al cuerpo?
En Piezas sueltas Miller cita a Lacan cuando dice que: «lalengua es para cada uno algo recibido y no aprendido. Es una pasión, se la sufre”.[ix] Las marcas sobre el cuerpo serán el resultado de lo que se transmite en el encuentro de lalengua y el cuerpo.
En esa línea, Miller sitúa lo que él llama “la más íntima palpitación de la experiencia analítica, es decir, cuando la palabra pierde su función de comunicación, información y transformación para “no ser nada más que la palpitación de un goce”.[x] En este sentido, estamos delante del sujeto sin el Otro, situado por Lacan en Joyce y su posición de desabonado del inconsciente.
Miller establece entonces una analogía que nos interesa cuando afirma que “no hay relación sexual” puede entenderse como “no hay relación lingüística”.
Trauma
Aquí destacamos la noción de trauma ligada al malentendido. Podemos preguntarnos entonces, ¿de qué malentendido se trata?
En la conferencia “La lengua familiar”, pronunciada en la apertura del VIII ENAPOL, «Asuntos de familia», dictada por Miquel Bassols, dice que «hay un malentendido radical entre la lengua amorosa y tierna de los adultos, que sin duda quieren lo mejor para su descendencia, y la lengua del goce infantil que interpreta ese amor como un goce imposible de asumir, como una seducción imperdonable y finalmente traumática».[xi] “Trauma no hay otro: el hombre nace malentendido”[xii].
Entender o no entender iría por la vía de ese sentido que intenta atrapar algo del sinsentido del cuerpo traumatizado, a sabiendas que ese sentido es solo un engaño, engaño necesario para bordear lo que insiste como real allí.
El testimonio de Kuky Mildiner[xiii] nos orienta. El momento en el que el fantasma comenzó a delinearse: repite la frase familiar, “tu mamá te tiene como una cajita de cristal” fue interrogándose sobre esta, que pudo quitarle un poco del amor a la que estaba atatada. Dice: “estar en una cajita de cristal, encerrada, ajustada, y sobre todo desde afuera me ven”.
Una experiencia de separación máxima entre el cuerpo y la palabra, un recuerdo se produce: tenía bronquitis a repetición hasta que un enfermero se negó a darle la inyección y dijo: “Esta beba lo que necesita es aire… llévela a pasear todos los días…». Estas frases hicieron las veces de la función paterna: «eso es el trauma» –nombró el analista. La falta de aire, los pulmones llenos, había sido la respuesta ante el impacto de la desesperación materna. A partir de esta localización, la angustia se aliviana y desaparece el síntoma claustrofóbico. Sobre el trauma fundamental estaba construido el fantasma y su mascarada; el camino hacia el final comenzaba…
Sabemos que no hay lengua común, al final Kuky se da cuenta, a través de un sueño, de que este es un encuentro con su propia lengua, aquella sobre el que tendría que escribir, y de la que el analista ya no formaba parte. Esto facilitó la despedida.
Inconsciente y parlêtre
Lacan, en el Seminario 23, señala que diferentes objetos ocupan las hiancias cuyo soporte imaginario es el cuerpo; en cambio, el goce fálico se sitúa en la conjunción de lo simbólico con lo real, esto en la medida que “en el sujeto que tiene su soporte en el parlêtre, que es eso que designo como el inconsciente, está el poder de conjugar la palabra con cierto goce, ese llamado fálico, […] se experimenta como parasitario debido a la palabra misma, debido al parlêtre”[xiv].
Miller refiere que analizar al parlêtre es lo que ya hacemos[xv]. “El ser en cuestión no precede a la palabra. Por el contrario, es la palabra la que le otorga el ser a este animal por un efecto retroactivo y desde entonces su cuerpo se separa de este ser para pasar al registro del tener. El cuerpo, el parlêtre no lo es, lo tiene”[xvi].
Mildiner hace referencia al acontecimiento del nacimiento de su hija cuando, al recibirla, le susurra: “Bienvenida preciosa, vos vas a tener el don de la palabra», y se pregunta: «¿de dónde salió ese decir?, ¿qué habló de mí”, ¿desde dónde?”.[xvii] La respuesta a estas preguntas implicó situar en el análisis el lugar de su relación natal con el goce, el modo en que un real entra en su análisis, o la forma en que se transmite el goce.
Pensar que la llegada al mundo de un niño, como objeto deseado por los padres, es pensar en dos lenguas que, al no copular, impactan al ser viviente para marcarlo, dejando una huella imborrable, huella de goce que captura el cuerpo: acontecimiento de cuerpo frente al cual cada uno armará su propia novela, ficción, delirio, vía el anudamiento real, simbólico e imaginario.
A pesar de este esfuerzo por bordear simbólicamente el acontecimiento de cuerpo, se le impone al parlêtre armar respuestas al traumatismo de lalengua, respuestas que son diversas y sintomáticas. No se trata de una traducción o transformación, sino del camino en un análisis por ubicar la letra de goce.
El esfuerzo de los testimonios de pase es hacer legible ese indecible del troumatisme que hace cuerpo y que no es sin un resto, de ese punto de inconmensurable. “El testimonio es un relato que reverbera lo inasible de lo que se trata, la preservación de ese vacío en el relato es lo que lleva a la comunidad analítica al trabajo, gracias a esa fuga de lo real”.[xviii]
Conclusión
El recorrido nos permitió abordar el estatus del cuerpo, este lejos de ser un dato biológico, aparece en lo real como efecto de un malentendido estructural: el encuentro entre lalengua y el cuerpo deja una marca de goce que el sujeto intenta recubrir.
Los testimonios de pase muestran cómo esa marca se inscribe en frases, escenas y modos de gozar, y cómo el análisis posibilita una invención singular para hacer ahí…, con eso.
Así, hablar con el niño implica alojar al parlêtre en su manera única de habitar un cuerpo atravesado por lalengua.
[i] Lacan, J., (1957-1958), “Los tres tiempos del Edipo”, El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Paidós, 1999, p.192.
[ii] Lacan, J., “Nota sobre el niño”, Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p.393.
[iii] Lacan, J., “El malentendido”, En los confines del seminario seguido de La tercera…), óp. cit., p. 81.
[iv] Lacan, J.,(1972-73) El Seminario, Libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 2011, p. 167.
[v] Miler, J.-A., “El inconsciente y el cuerpo hablante”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis 17, Buenos Aires, Grama, 2014, p.22.
[vi] Koretsky C., Desvelar a Rasura, Texto apresentado no XXV Encontro Brasileiro do Campo Freudiano, na Plenária Conferências dos Analistas da Escola, em São Paulo, no dia 10 de novembro de 2024.
[vii] Koretsky, C. Testimonio de pase, desvelar a rasura, óp., cit., p.120.
[viii] Argumento del enapol
[ix] Miller, J.-A., (2004-2005) Piezas sueltas, Buenos Aires, Paidós, p. 75.
[x] Miller, J.-A. (2006-2007) El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 76.
[xi] Bassols, M., A língua familiar, Opção Lacaniana n° 79. São Paulo: Eolia, 2016, pág. 46.
[xii] Lacan, J., “El malentendido”, En los confines del seminario seguido de La tercera y de Teoría de lalengua, Jacques -A. Miller, Paidós, Buenos Aires, 2022, p. 81.
[xiii] Mildiner K., “Primer Testimonio: Saber hablar”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis 19, Buenos Aires, Grama, 2015, p.119.
[xiv] Lacan, J., (1975-1976) “El espíritu de los nudos”, El Seminario, Libro 23, El Sinthome, Buenos Aires, Paidós, pp. 55-56.
[xv] Miler, J.-A., “El inconsciente y el cuerpo hablante”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis 17, óp., cit.
[xvi] Ibíd.
[xvii] Mildiner K., “Primer Testimonio”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, óp. cit., p.119.
[xviii] Ibíd., p.111.