Sobre “Un vaso de cólera” de Raduan Nassar¹
Bernardino Horne (EBP)

Él, un hombre de cabellos canosos, relata su encuentro, sexual, a Ella, una amiga joven.

El autor nombra ciertos momentos de la narrativa. En “La llegada”, Él llega a su granja, Ella ya lo esperaba. En esa y en la siguiente escena, él se exhibe con fuerte deleite narcisista. Dice: “… mis manos de dorso largo, que eran muy usadas en toda esa geometría pasional, tan bien elaborada por mi…” y hace a Ella, gritar: “éste es el canalla que amo”.

En los capítulos “El levantarse” y “El baño”, Él evita el sexo y aparece un temblor en el absoluto control fálico predominante. Se transformaban, él se va volviendo un niño; ella, maternal.

“El desayuno” describe una escena pivote en el pasaje del amor al odio. Él y la vieja empleada preparan el café. Ella observa reclinada, parece decir “No tuve bastante, pero tuve suficiente”. A continuación, asistiremos a la falacia del brillo fálico que dominaba el campo. De “no tuve bastante”, traslada odio a las hormigas. La destrucción de su fantasma genera un sentimiento explosivo de cólera y rencor, un daño profundo; odio por una ofensa que se repite. Un resentimiento. Resonancias de lo Real.

Al final, en “La bronca”, se acentúa la distancia de los cuerpos, entretanto, la pulsión escópica y la imagen toman fuerza. Sus ojos fueron conducidos, por algo demoníaco, a ver “un agujero en mi cerca viva”. Un daño en el alma. Enloquece, grita, insulta a las hormigas y las llama hijas de puta, etc. Cuando ve a la empleada y a Ella, con su “traserito recostado en el guardabarros del auto”, su cólera incontenible hace derramar odio sobre esta mujer. El odio toma cuerpo de la castración, de la impotencia y del desamparo – que manda a denigrar, humillar y destruir a Ella con un rencor que ciertamente tiene raíces en sus entrañas.

El drama no toma proporciones más trágicas porque Ella responde con humor. Finalmente, sube al auto, grita “¡impotente!”, y se va. Él, llorando, dice: “quedé como un actor en carne viva, en absoluta soledad sin platea, sin palco, sin luces, debajo de un sol ya glorioso e indiferente”.

Después del final, aparece de nuevo el primer tema – “La llegada” – solo que, esta vez, relata la versión de cuando ella había llegado a la granja.

Entra, Él duerme. Sus rodillas casi tocando su frente. Ella, envuelta por un sentimiento de ternura, lo toma “para recibir de vuelta aquel enorme feto”.

El Goce es del Uno.

Traducción: Mariela Padrerio

Revisión: Federico Oyola


¹ NASSAR, R.: Um copo de cólera. São Paulo: Companhia das Letras. 2014.