Viviana Berger
Hemos llegado al final de esta increíble hazaña. En el 2020 era difícil pensar que un ENAPOL sería posible, y ¡aquí estamos! Atravesamos muchos obstáculos pero, finalmente, lo más importante es que sobre el fondo de lo imposible, surgió la tyché. Algo ha pasado, –touchée, recortaba Gladys Martínez del testimonio de Lilia Majhoub. El psicoanálisis toca.
Este fin de semana el deseo de encuentro logró reunir en América a 2000 colegas, de una gran diversidad, en transferencia con el psicoanálisis de la orientación lacaniana. El amor lo hizo posible, más allá de los traspiés con la tecnología.
Sin duda, es el producto de la fuerza de las tres Escuelas trabajando juntas. Jacques-Alain Miller me manifestó personalmente su contento que esto sea así. No es sencillo, pero lo hicimos posible.
Agradezco a todos y cada uno por consentir a esta propuesta.
El programa de trabajo de estas jornadas fue orientado por la misma política. Cuidamos que abarcara espacios para cada quién, según la diversidad de los recorridos, balanceando la heterogeneidad. Dimos lugar a los jóvenes, hay muchos que presentan trabajos por primera vez. Incluso, hicimos una 3era Conversación Preparatoria de sólo jóvenes miembros, también los invitamos a formar parte de los carteles de lectura de los trabajos clínicos, y los consideramos para muchos otros espacios de trabajo de este ENAPOL, quizás no tan visibles pero que seguramente significan mucho para la formación y el acercamiento al psicoanálisis.
Sin duda, este acontecimiento memorable para tantos demuestra la incidencia del deseo vivo de Lacan en América.
Perseveraremos en el camino de fortalecer la presencia de nuestro discurso en el Otro social, alentando nuestra participación en los debates públicos, dando a conocer la posición del psicoanálisis frente a los síntomas actuales, haciendo frente a los ataques y confrontaciones, con tacto pero con presencia y posición. “Vamos a tener que elaborar y producir” –animaba Éric Laurent. La FAPOL seguirá atenta para facilitar también los medios que posibiliten hacer oír los ecos de las discusiones que hay en América.
Hay aún más para hacer posible.
Me despido invitando muy cordialmente a todos para lo que sigue, y con un abrazo muy especial para mis entrañables compañeros de Bureau, Ricardo Seldes y Iordan Gurgel, con quienes hubiera deseado compartir presencialmente también, esta maravillosa odisea. En fin… ¡ya será para otra nueva ocasión!