En esta tercera entrega nuestra propuesta de citas sigue acompañando las preguntas que nos plantea el argumento.

Nuestra vía de acceso a la investigación “Comenzar a analizarse”; ni catálogo, ni análogo, la tercera vía… ¡la función de la llave!

1- ¿Qué es lo que lleva a un sujeto a buscar un analista en los tiempos que corren? ¿Cómo se inician los análisis hoy?

“Y caemos en la cuenta de que la condición de enfermo del analizado no puede cesar con el comienzo del análisis, y que no debemos tratar su enfermedad como un episodio histórico, sino como un poder actual”.

Freud, S., (1914) “Recordar, repetir, reelaborar”, Obras completas (1913), Vol. XII, Buenos Aires, Amorrortu, 1996, p. 153.

“En este caso, el primer paso del análisis -los pasajes de Freud en este sentido son célebres- es que el síntoma constituya en su forma clásica, sin lo cual no hay modo de salir de él, porque no hay modo de atrapar el síntoma por las orejas. ¿Qué es la oreja en cuestión? Es lo que podemos llamar lo no asimilado del síntoma, no asimilado por el sujeto. Para que el síntoma salga del estado de enigma todavía informulado, el paso a dar no es que se formule, es que en el sujeto se perfile algo tal que le sugiera que hay una causa para eso.

Lacan, J., (1962-1963), El Seminario, libro 10, La Angustia, . Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 303

“Un análisis no es una aventura intelectual, la praxis de un análisis es un sufrimiento,  es una queja, es una declaración de un ser que quiere cambiar y cuando esos elementos faltan, un análisis es muy difícil.”

Miller, J.-A., (1989), “La ética del psicoanálisis”, Conferencias Porteñas, Tomo 1, Buenos Aires, Paidós, 2009, p. 253.

2 – ¿Cuándo empieza un análisis?

“Así como la primera resistencia, también los primeros síntomas o acciones casuales del paciente merecen un interés particular y pueden denunciar un complejo que gobierna su neurosis.”

Freud, S., (1913) “Sobre la iniciación del tratamiento” en Obras completas, Vol. XII, Buenos Aires, Amorrortu, 1990, p. 139.

“Se trata de hacerlos entrar por la puerta, que el análisis sea un umbral, que haya para ellos una verdadera demanda. Esta demanda: ¿de qué quieren deshacerse? De un síntoma.”

Lacan, J., (1975) “Conferencias en las universidades norteamericanas (2da.parte)”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, N°21, octubre 2016, p.9

“El síntoma en sentido estricto es una emergencia, una irrupción, una formación siempre localizada, identificable, no solo por el terapeuta, sino que el sujeto la aísla como tal. Cuando se trata del síntoma analítico, al menos después del comienzo de su elaboración en el análisis, es una formación que se siente como extranjera, como un enclave.”

Miller, J.-A., (1998-1999) , La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Buenos Aires, Paidós, 2004, p. 164.

3 – ¿En qué cambió la clínica del comienzo de análisis en los últimos años?

“La terapia psicoanalítica se creó sobre la base de enfermos aquejados de una duradera incapacidad para la existencia; y estándoles destinada, su triunfo consiste en que pudo devolverle a un número significativo de ellos, duraderamente, esa capacidad. Frente a este resultado, todo gasto se vuelve mínimo.”

Freud S.,, (1905 (1904)) “Sobre psicoterapia”, Obras completas, Vol. VII, Buenos Aires, Amorrortu editores, 1991, p. 252.

“(…) Yo sé lo que digo es lo que no puedo decir. Es lo que nos recuerda que existe Freud y que él introdujo el inconsciente.

El inconsciente no quiere decir nada si no quiere decir que, diga lo que diga, y me sostenga de donde me sostenga, incluso si me sostengo bien, no sé lo que digo(…)”

Lacan, J., (1971) El seminario, libro 18, De un discurso que no fuera de semblante, Buenos Aires, Paidós, 2009, p. 41.

“la desaparición de la vergüenza significa que el sujeto deja de ser representado por un significante que valga”

(…)

Quizá no haya mejor definición de quien se propone para ser analizante: lo mínimo que puede pedirse es que se interese en su singularidad, una singularidad que no atañe a otra cosa que a ese S1, a ese significante que le es propio”

Miller, J.-A., (2002) “El desengaño del psicoanálisis”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis N°29, abril 2021, p.29-31.

4 – Un llamado a los practicantes: ¡Empezar a analizarse!

“Pero el mérito de nuestros trabajos debe radicar en el hecho de no contener nada que sea aceptado con base en la autoridad, sino que pueda fincarse en el resultado de un trabajo laborioso propio”

Freud S.-Pfister O.,, (1909-1939) Correspondencia, México, Fondo de Cultura Económica, 1966, p. 20.

“La dificultad de ser del psicoanalista se debe a lo que encuentra como ser del sujeto: a saber, el síntoma.

Que el síntoma sea ser-de-verdad es algo a lo cual cada uno consiente, en la medida en que se sabe lo que quiere decir psicoanálisis, aunque esté hecho para embrollarlo.

(…)

Que este ser-de-saber deba reducirse a no ser sino el complemento del síntoma, y ahí lo que le causa horror, y es por elidirlo por lo que pone en juego un aplazamiento indefinido del estatuto del psicoanálisis -como científico, se entiende-”

Lacan, J., (1966) “Problemas cruciales para el psicoanálisis”, Otros Escritos, Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 219-220.

“Por lo tanto, se plantea al analista la cuestión de autorizar que el proceso analítico tenga lugar para ese paciente. Si bien el analista sólo se autoriza a sí mismo, no ocurre lo mismo con el analizante, y aquí para el analista está en juego un acto. No alcanza con cerrar los ojos y dejar hacer. Él debe admitir, debe sostener o rechazar la demanda. Hay en ello un acto que consiste en formular Consúmese el acto analítico. Es algo tan grandioso como Hagase la luz.  Esto no significa que el análisis quede a la buena de Dios, pero este Consúmese el acto analítico es un acto fundador.”

Miller, J.-A., (1987-1988) Causa y Consentimiento, Buenos Aires, Paidós, 2019, p. 46.