Henri Kaufmanner (EBP)
Stéphane Hessel, en su pequeño libelo contra la indiferencia, ¡Indignaos!¹, nos convoca a esa pasión. En discordancia con la noción de que los afectos se presentarían como un intento de armonizar las relaciones entre el Yo y el mundo, Lacan los toma como pasiones, pasiones del alma². Se trata de los efectos del lenguaje sobre el cuerpo, y el goce allí producido toca directamente las relaciones del sujeto con el objeto.
El propio Hessel nos permite esa lectura, al escribir que sus motivos no nacieron de una emoción, sino de una voluntad de compromiso. Él se decía ser un optimista natural, que quería que todo lo que fuera deseable fuese posible.
Reconoce que, en la actualidad, es muy difícil tener la claridad de los motivos para indignarse, pero cree que basta buscar con atención, que las causan se revelarán. Defiende de forma vehemente la indignación como una práctica política no violenta. Al tejer comentarios sobre los actos terroristas, dice que los comprende, sin embargo, no está de acuerdo con su estrategia. Estos actos nada resuelven para la causa en juego.
Para Hessel, los actos terroristas serían explicados por la “exasperación” de aquellos que se encuentran en situación de sumisión a un poder mayor. En esas situaciones, muchas veces, las reacciones no logran no ser violentas. Sin embargo, insiste: es mejor es-perar que exas-perar. Cree en la esperanza, aquella que, de acuerdo con su optimismo, tornaría posible todo lo que se desea.
Podemos concluir que, para Hessel, la indignación funciona como un tratamiento de la exasperación, que lleva a la esperanza.
En el diccionario³, encontramos como sinónimos de exasperar: “tornar áspero”, enfurecido, irritar mucho, encolerizar, enfurecer. Vean que se trata de una irritación intensa, colérica. Nos arriesgamos, entonces, a un paso más. ¿Podríamos tomar la indignación como un tratamiento de la cólera por la vía de la esperanza, por lo menos cuando nos vemos sometidos a un Otro poderoso y que nos exaspera?
Exasperación o cólera se aproximarían a la referencia lacaniana de la emoción, del modo cómo esta se presenta en el esquema de “Inhibición, Síntoma y Angustia” en el Seminario X⁴, donde, se conjugan el embarazo, como el máximo de dificultad; con la emoción, ubicada en el eje de limitación del movimiento. En ese encuentro entre la emoción y el embarazo tendríamos las condiciones que precipitarían al pasaje al acto.
En el pasaje al acto, el sujeto se precipita en un campo, fuera de sentido de su vida, fuera de la dimensión fantasmática de su experiencia de ser. Así, por la lógica presente en Hessel, la indignación desplazaría al sujeto de esa posición exasperada, restaurando, por la vía del Ideal, un lazo con el fantasma y, entonces, se produce un desplazamiento en el eje del movimiento hacia la turbación, o e-moi. A partir del fantasma, se articula la esperanza optimista, que tornaría posible todo lo que se desea. Sin dudas, la indignación no es sin objeto.
¿Esa esperanza optimista no estaría aproximando la idea de dignidad a la de un ideal del Bien?
En Televisión⁵, Lacan dice que vio, varias veces, a la esperanza llevar al suicidio, pura y simplemente. El psicoanálisis permitiría elucidar el inconsciente del que se está sujeto, pero dicho esfuerzo solo lo recomendaría a aquellos que poseen un deseo decidido, agregando que, para ello, la esperanza no servirá nada.
La invitación de Hessel, que repercutió de manera intensa en Europa, y que tiene una consecuencia política inestimable, no es la misma invitación ofertada por el psicoanalista. Al psicoanalista, en lo singular de su práctica, le interesa algo que no es del orden de un bien, sino de un deseo decidido, causado por un objeto a ser elucidado a partir de la experiencia de cada sujeto, determinado por su inconsciente. No es una travesía que se haga sin angustia.
Traducción: Ana Beatriz Zimmermann
Revisión: Marita Salgado
Notas
¹ HESSEL, S. Indignai-vos. Trad.: Marly Peres. São Paulo: Texto Editores, 2011.
² MILLER, J.-A. «Les affects dans l’esperiénce analytique». La Cause du désir. n. 93. Paris, 2016. p. 98-111.
³ HOLANDA, A., B. de. Novo Dicionário da Lingua Portuguesa. 2a Ed. Rio de Janeiro: Nova Fronteira. 1986.
⁴ LACAN, J. El seminario, libro 10, la angustia (1962/1963). Buenos Aires. Paidós, 2007. p. 88.
⁵ _________ “Televisión”. Otros Escritos. Buenos Aires: Paidós. 2012. p. 568.