“Comenzar a analizarse”; ni catálogo, ni análogo, la tercera vía… ¡la función de la llave! fue nuestra consigna de trabajo. Una empresa apasionante con la que fuimos abriendo cada uno de los textos. Allí los hallazgos que fuimos presentando, en citas y en bibliografía razonada, fueron armando una tensión entre lo fragmentario del recorte y su anclaje en el centro de la experiencia analítica y de la formación. La clínica de los inicios a la vez que la clara orientación de la voz reflexiva fueron la brújula.
Ahora les presentamos “en los umbrales”, una nueva serie que es nuestro modo de festejar el trabajo de Escuela desde el detalle que cada uno de los lectores-investigadores ha querido subrayar, recortar o imprimir a la tarea.
Cita elegida por Romina Gamaldi
Lo vemos, ¿cuál es el cambio radical que está experimentando nuestra civilización? Es el cuerpo que toma el mando (…) Es un cuerpo separado de la palabra: el caso del autismo es ejemplar aquí. Predominio del cuerpo, desaparición de la dimensión psíquica. Es el cuerpo que habla, un cuerpo en piezas sueltas que son escuchadas sin mediación de la palabra.
Al contrario, el misterio del cuerpo hablante es otra cosa: el cuerpo es un enigma para el sujeto mismo, un lugar de opacidad, de cuestionamiento.
Cita elegida por Hernan Brizio
Para la ignorancia se trata de transformar la pasión de la ignorancia, que es lo que Freud llama represión: hay cosas que el sujeto no desea saber, o que desea no saber, no reconocer. Es la definición misma del inconsciente, como en términos clásicos se puede llamar a la pasión de la ignorancia: el odio a la castración. Una vez que la represión está vencida da lugar, abre la puerta, a un deseo de saber. Se pasa de la pasión al deseo.
Cita elegida por Walter Spina
Y sin embargo Freud rinde, por otro camino, y con él el psicoanálisis entero, a la poesía, y particularmente a la narración, un homenaje más profundo y más verdadero. Este homenaje estriba en el reconocimiento explícito de que el análisis es una actividad esencialmente verbal, y que la palabra es el único instrumento terapéutico con que cuenta. El psicoanálisis no investiga los fenómenos psíquicos sino el discurso que estima representarlos. Los juegos de palabras, la transmisión oral de los sueños, el diálogo analítico, la asociación libre, son el material específico del trabajo analítico, después de haberlo sido, durante siglos, para la poesía. Considerando los hechos desde este punto de vista, la poesía no ha suministrado al psicoanálisis contenidos que examinar, sino más bien su repertorio metodológico, no el objeto, sino el instrumento del análisis. El psicoanálisis y la poesía tienen por lo tanto en común la característica de que únicamente en el lenguaje, y a través de él, pueden obtener los resultados que se proponen.
Cita elegida por Luciana Varela
He dicho que me dejaría llevar por estas impresiones, en lugar de conducirlas yo a ellas. La primera de todas me devuelve al comienzo, a mi primera sesión con el Profesor. Paula ha abierto la puerta (aunque yo no supiera en aquel momento que esa hermosa doncella vienesa se llamaba Paula). Me ha quitado el abrigo y ha hecho un comentario de bienvenida que me incomoda un poco, porque pienso en inglés y sólo se me ocurren palabras inglesas. Me ha llevado a la sala de espera (…) Espero en esta habitación. Sé que el Prof. Dr. Sigmund Freud abrirá la puerta que me enfrenta. Aunque lo sé y he estado meses preparándome para esta ordalía, estoy, no obstante, desconcertada, sorprendida, incluso impactada, cuando la puerta se abre . Me resulta, después de mi tiempo de espera, que él aparece demasiado pronto.
Atravieso la puerta en piloto automático. Se cierra. Sigmund Freud no habla. Espera a que yo diga algo. Yo no puedo hablar. Miro a mi alrededor. Como buena amante del arte griego, sigo en automático haciendo un inventario de los objetos de la habitación. Hay objetos invaluables, preciosos, exhibidos sobre los estantes, a izquierda y derecha. Me han contado sobre el Profesor, sobre su familia, sobre su estilo de vida. […] Sé qué hace alrededor de cinco años tuvo una seria recaída de una grave enfermedad anterior, y que fue otra vez operado de esa forma particularmente nociva del cáncer de boca o de lengua y que de milagro (para el asombro de los especialistas vieneses) se recuperó. Me parece, de algún modo extraño, que ambos nos hemos “salvado de milagro” para algún propósito. Todo esto es una sensación, una atmósfera, algo que advierto o percibo pero que no puedo poner en palabras o en pensamientos. No podría haberlo puesto en palabras ni siquiera si me hubiera dado cuenta entonces. Sí sé que es un gran privilegio estar aquí, de esto sí me doy cuenta.
Cita elegida por Lucas Horvath
Letras: ¿Cómo situarías la verdad en tu obra?
B.L.: Si el punto de partida de Por qué volvías cada verano fue contar mi verdad o sacar de la cabeza todo eso que me quedaba sólo para mí y quería volverlo visible para otras personas y volverlo material, en Donde no hago pie sentía que la justicia escondía una verdad, que su verdad no era la que mostraba. […] Cuando llegó el veredicto del juez, mi verdad no dependía de su decisión y eso creo que es lo que te cambia la vida, fue importante, fue una conquista, pero mi verdad estaba en otro lado ya. Hay una verdad corporal que se puede volver verdad material a través de la palabra. Cuando leo la denuncia veo que hay una verdad super cruda, y cuando leo el libro y focalizo en una escena se trata de que el lector sienta en su cuerpo algo de esa verdad. Ahí hay otra instancia.