Sérgio Laia

Director Ejecutivo ENAPOL

Es común encontrar hoy en día, incluso entre los psicoanalistas, el lamento de que los pacientes no están dispuestos a hablar como antes, por estar cada vez más orientados hacia un abordaje de los síntomas que está marcado por el privilegio de los cuerpos en detrimento del habla, dando poca oportunidad al psicoanálisis concebido, desde Freud, como una talking cure y abriendo cada vez más espacio a terapéuticas donde predominan los fármacos, los escaneos de imágenes cerebrales, el funcionamiento hormonal, las determinaciones genéticas y las evaluaciones estadísticas. Al mismo tiempo, los mismos síntomas que hallamos en la clínica contemporánea están tomados por un modo de satisfacción que causa estragos en los cuerpos enmudeciéndolos y que, por lo tanto, parece dar consistencia al lamento que pone de relieve la impotencia del hablar y una especie de «callejón sin salida» para el psicoanálisis del siglo XXI.

Frente a este «desencanto» con aquello que podríamos llamar «los poderes de la palabra»[1], cada psicoanalista de la Orientación lacaniana sostiene, en su propio estilo, una voz disonante. Es importante subrayar que esas voces disonantes vibran, en su variedad, en un mismo diapasón. Después de todo, reconocemos la actualidad y la contundencia de las dificultades, de los impasses, de los peligros y de los desafíos que presenta el psicoanálisis, así como las considerables diferencias que tienen los obstáculos de hoy respecto a las resistencias sufridas por el propio Freud, desde el inicio del psicoanálisis en el mundo. Sin embargo, a diferencia de otros analistas lacanianos, gracias a la incansable e innovadora labor de Jaques–Alain Miller que da lugar a excepciones que multiplican las intervenciones del psicoanálisis en el mundo sin que la orientación de nuestras acciones se pierda, nos hemos respaldado en las referencias freudianas y lacanianas para permitir avanzar al psicoanálisis frente a las hostilidades y, lo que es peor, al destino forclusivo al que es relegado, por ejemplo, en un Manual como el futuro DSM–V, destinado al diagnóstico y tratamiento de los llamados «trastornos mentales»[2].

El próximo ENAPOL es, entre muchos, un ejemplo de nuestro modo de posicionarnos, como psicoanalistas de la orientación lacaniana, en el mundo contemporáneo. Así, frente al abandono cada vez más feroz de la trama en la cual lenguaje y cuerpo recubren lo humano, ante el silenciamiento de los cuerpos y de la incredulidad de poder tratar con ellos como simples conjuntos de órganos comandados por el cerebro, el VI ENAPOL lleva como título Hablar con el cuerpo. Y, dada la estandarización generalizada de la vida contemporánea por la cual se toman los cuerpos como objetos privilegiados de acción y de dominio, el subtítulo de ese sexto Encuentro Americano (y que es también el XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudiano de las Américas) se presenta como: «La crisis de las normas y la agitación de lo real». Por lo tanto, ese subtítulo elucida nuestra decisión de hablar con el cuerpo y de persisitir en la trama cuerpo–lenguaje para leer los síntomas y autorizarnos a abordar la generalización de las normas como una efectiva crisis de las mismas, como un síntoma de que ellas fracasan y tienden, por recrudecimiento, a reaccionar frente a ello. Hay crisis de las normas y oportunidades para el psicoanálisis porque las normas se imponen a los cuerpos, que por no ser simples organismos, son corrompidos, animados y desregulados todo el tiempo por aquello que les es impuesto y también salen de ellos como habla. Hay crisis de las normas y oportunidad para el psicoanálisis porque los cuerpos, irreductibles a un encuadre organicista, son incesantemente tomados por «la agitación de lo real», o sea, por lo que Lacan llamó «lo real sin ley»[3] y que poetas y cantantes como Chico Buarque y Milton Nascimento compusieron en los siguientes términos: «lo que no tiene arreglo, ni nunca tendrá, lo que no tiene tamaño», «lo que ocurre dentro de nosotros y no debería», «que es como está enfermo de una alegría», «lo que no tiene gobierno, ni nunca tendrá, lo que no tiene juicio»[4].

El título y el subtítulo de VI ENAPOL y del XVIII Encuentro Internacional del Campo Freudianoya cuentan con una luminosa exploración realizada por Eric Laurent en el texto que él escribió especialmente como argumento para nuestra doble actividad [5]. Poniendo de relieve la concepción de una «histeria rígida» extraída de un pasaje del Seminario 23 en que Lacan comenta rápida y decisivamente una pieza de teatro representada por Cixous sobre Dora, la célebre paciente de Freud [6], ese texto-argumento nos abre toda una perspectiva para que abordemos la histeria, pero, apuesto también, la neurosis obsesiva, la psicosis y tal vez hasta la perversión como menos apegadas a la referencia paterna (sea en su presencia o, cuando ha sido forcluido, en su ausencia del registro simbólico) y más habituados a lo que toma la forma del objeto a, a lo que insiste en la operación por la cual el lenguaje no sólo mortifica, sino que también traumatiza y, así, marca, en los cuerpos, la presencia de la sustancia de goce que, movilizada por la agitación de lo real, hace síntoma en los cuerpos, coloca las normas, aun recrudecidas, en crisis y extrapola la ley, aunque no sin comportar una intensa y muchas veces inaudita conexión con la vida.

De este modo, hablar con el cuerpo no es apenas una experiencia que el psicoanálisis, con Freud, si no inauguró, ciertamente hizo valer en un mundo atravesado por los procedimientos científicos que tendían a silenciar, por ejemplo, el cuerpo histérico tratando las conversiones como meros «teatros» o, como se dice aún en el mundo-psi, simples «actuaciones» por las cuales un sujeto busca engañar a su médico, a sus familiares, al mundo. Hablar con el cuerpo no es simplemente considerar que el cuerpo habla y se puede «dialogar» con él, «terapeutizarlo» como también hicieran, después de Freud, cada cual a su manera, los fenomenólogos, los psicólogos existencialistas, la «bioenergética», la «psicomotricidad» y hasta cierta concepción de lo que es «psicosomático». Hablar con el cuerpo –y ésta me parece ser una gran diferencia del psicoanálisis de orientación lacaniana hoy– es sobre todo lo que cada uno de nosotros hace, afectado diversamente por las experiencias de lo que viene de los cuerpos, recurriendo a los síntomas. En esta última acepción, hablar con el cuerpo no es diálogo, tampoco una auscultación (sea clásicamente por el estetoscopio, sea contemporáneamente por los ultrasonidos y escáneres de última generación).

El recurso a los síntomas como modo de hablar con el cuerpo es mucho más un soliloquio, bien cercano a lo que los personajes de Beckett (especialmente en sus obras teatrales) [7] realizan fuera de los consultorios de psicoanálisis y que cada uno emprende a lo largo de la vida, pero de un modo sordo y que, aunque afectándole, no deja de serle inaudible. En esa concepción de «soliloquio inaudible por quien lo emprende», hablar con el cuerpo evoca lo que Freud nos legó como «gramática pulsional» y la concepción lacaniana de pulsión como «en el cuerpo, el eco del hecho de que hay un decir» [8].

Osaría proponer y lo hago como una invitación para que podamos demostrarlo en los trabajos dirigidos rumbo al VI ENAPOl, que la experiencia analítica es inédita hasta ante el teatro de Beckett, la obra de Joyce o la representación de Cixoux vista por Lacan y elucidada por Eric Laurent en su texto–argumento. Al final, la experiencia analítica, como Beckett, Joyce o el Retrato de Dora representado por Cixoux amplifica ese inaudible al punto de hacernos escucharlo de algún modo, pero, de un modo diferente de esos autores, como podemos constatar en los destinos que toman los cuerpos en los diferentes finales de análisis, ella también altera ese soliloquio inaudible, ese hablar con el cuerpo porque consigue (uso aquí un verbo evocado por Miller en uno de sus Cursos [9]) fluidificarlo, o sea, reducir su rigidez, volverlo, no sin algunos avatares, más habituado a la vida.


Traducción: Cecilia Parrillo

* Este texto tomó como punto de partida, con muchas modificaciones, la presentación realizada el día 24 de noviembre de 2012, al final del XIX Encuentro Brasilero del Campo Freudiano, en Salvador, Bahía, como invitación al público para la participación en el VI Encuentro Americano de Psicoanálisis de Orientación Lacaniana (ENAPOL), programado para los días 22 y 23 de noviembre de 2013.

**Analista Miembro de la Escuela (AME) por la Escuela Brasilera de Psicoanálisis (EBP) y Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP); Director Ejecutivo de VI ENAPOL por la EBP; Profesor Titular de la Universidad FUMEC (Fundación Minera de Educación y Cultura) e Investigador Nivel 2 del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq).

  1. Miller esclarece que «Los poderes de la palabra» es el título de un artículo de René Daumau, fuente no citada de la última parte de: LACAN, J.»Função e campo da fala e da linguagem em psicanálise» (1953). En: Escritos. Rio de Janeiro: Jorge Zahar, p. 238-324. Cf. MILLER, J.-A. Silet: os paradoxos da pulsão (1994-1995). Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2005, p. 16.
  2. Para una elucidación más detallada de las diferencias entre la orientación lacaniana y el DSM-V, ver: LAIA, S. «A classificação dos transtornos mentais pelo DSM-V e a orientação lacaniana» Clinicaps: impasses da clínica, n. 15, septiembre a diciembre de 2011. Disponible en internet (acceso en 31 de diciembre de 2012): http://www.clinicaps.com.br/clinicaps_revista_15_art_01.html
  3. LACAN, J. O seminário. Livro 23: o sinthoma (1975-1976). Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 2007, p. 125-135 (clase del día 13 de abril de 1976).
  4. Para los versos completos de la canción «O que será«, acceder a internet (acceso 31 de diciembre de 2012), ineludible dueto de Chico Buarque y Milton Nascimento: http://www.youtube.com/watch?v=q0RjFhymjho
  5. El texto se titula «Hablar con su síntoma, hablar con su cuerpo» disponible en internet (acceso el 31 de diciembre de 2012): http://www.enapol.com/pt/template.php?file=Argumento.html
  6. CIOUX, H. Portrait de Dora. Paris: Des femmes, 1978.
  7. BECKETT, S. The complet dramatic works. London: Faber and Faber, 2006.
  8. La noción «gramática pulsional» puede ser deducida de las veces que Freud tematiza los destinos de la pulsión y evidencia como la satisfacción pulsional se cumple con las transformaciones entre la «voz activa» y la «voz pasiva»: FREUD, S. «Pulsões e destinos da pulsão» (1915). En: Escritos sobre a psicologia do inconsciente, vol. 1. Rio de Janeiro: Imago, 2004, p. 133-173. Lo que concierne a la definición lacaniana de la pulsión cf. LACAN, J. O Seminário. Livro 23: o sinthoma…, p. 18.
  9. Ver clase del 25 de marzo de 2009, del Curso Choses de finesse en psychanalyse. Editada y publicada en español Curso: MILLER, J.-A. Sutilezas analíticas. Buenos Aires: Paidós, 2011. La clase de donde extraje el verbo «fluidificar» se encuentra en las páginas 193 a 218 de la versión española