Gil Caroz

ECF – NLS

El mundo ya no es como antes: el Padre ya no impresiona. Su función se usa, se pluraliza, se nivela. ¿Quién recuerda aun la fuerza de sus prohibiciones, el respeto que suscitaba, la dignidad de sus ideales? Hoy en día, ya no se le otorga ningún crédito a priori. Debe dar pruebas sin cesar, en acto más que en palabras. El goce encuentra dificultades para hacerse regular. El control y la vigilancia desplegados por el amo contemporáneo no tienen nada que ver con lo que era la autoridad de un padre. Se lo deplora y se intenta recuperar el goce mediante instrumentos tomados de la ciencia y, en el peor de los casos, de un cientificismo enloquecido, que va de la mano de un capitalismo ilimitado.

Ustedes hacen sociología del padre. El Edipo, sin embargo, es un concepto psicoanalítico, ¡todo un dispositivo!
Efectivamente, el Edipo ha sido la única brújula del psicoanálisis durante mucho tiempo. Indicaba, bajo la forma de un complejo, una patología. Al mismo tiempo, era el estándar de un recorrido «normal» en el neurótico, mientras que se presentaba bajo la modalidad de una ausencia radical, de un agujero, de una forclusión en el psicótico. El psicoanálisis de orientación lacaniana nos permite ampliar la clínica mucho más allá de esta referencia edípica, para acoger casos en los que ésta es de algún modo indiferente. Los avances más recientes de J.-A. Miller, a partir de la última enseñanza de Lacan, permiten atravesar este estándar edípico para cernir el armazón, el nudo que el sujeto se ha construido para afrontar su existencia, el goce que se ha producido del encuentro contingente entre el significante y el cuerpo –punto extremo de singularidad que llamamos el Uno solo [l’Un tout seul].

Un esfuerzo más por favor, sea más concreto…
Las adicciones de todo tipo, los trastornos dis (lexia, grafía calculia, ortografia…), los trastornos hiper (sexualidad, actividad), los trastornos de la adaptación, de la personalidad antisocial, los superdotados… todos estos trastornos hipermodernos testimonian de la elevación al cenit de un goce que no se reabsorbe en la estructura. Estamos siempre en el demasiado. Demasiado consumo, demasiada agitación, demasiada inteligencia, demasiado anti, demasiado placer… Esta pérdida de la medida testimonia de cuánto el falo ha perdido de su vigor. Notemos que los nombres dados a estas comunidades de seres-hablantes hiper o dis son intentos de clasificar a los sujetos, no a partir de sus construcciones simbólicas, sino a partir del goce que los congrega. Esta necesidad de tomar las cosas por el extremo del goce no escapa evidentemente al psicoanálisis de orientación lacaniana. Pero éste opera en sentido inverso: apunta en cada uno a aquello del goce que le es absolutamente singular, sin ninguna común medida con el goce de ningún otro. Llevando hasta el final las consecuencias del Uno solo, diremos que hay tantas clases como casos.

¿Qué pasa entonces con la diferencia de los sexos Después del Edipo?
El nivelamiento de la función paterna es correlativo al nivelamiento del falo que de golpe pierde su función de operador de la diferencia de los sexos. Varios fenómenos de la civilización testimonian de ello: los gender studies, el matrimonio que ‒siendo arrancado a la religión‒ tiende hacia el contrato y hace caso omiso de la diferencia sexual, la cirugía que permite hacer pasar a lo real las posiciones fantasmáticas del sujeto… La brújula fálica ha perdido su brillo y su operatividad, los propietarios de los penes ya no saben qué hacer de este órgano devenido real que los sobrecarga. Observad a los niños y niñas en la escuela, y veréis que las niñas «nadan» mucho más fácilmente en la lógica del no-todo. El futuro es femenino.

¿No deberían llevarse a cabo reformas para reinstalar al padre?
¡Por supuesto que no! En primer lugar, porque es imposible. En segundo lugar, porque militar por causas perdidas conduce a la desesperación. Por otra parte, los que siguen soñando con reinstalar al padre viran hacia una u otra forma de fundamentalismo. No. No se trata de revivir el mundo de ayer. Se trata más bien de mirar al mundo contemporáneo tal como es, directamente a los ojos, y de adaptar nuestra práctica a la era del Después del Edipo.

Después del Edipo, ¿cómo hace el analista?
¡Hace! Sale de su consulta, ya no permanece confinado en una posición clandestina, tras la barra. Se mezcla en la política, se inmiscuye en lo «social», en las instituciones de salud mental, interpela a los funcionarios a fin de reintroducir el sujeto en las consideraciones del Otro. Y sobre todo, en su práctica, se adapta a esta confrontación directa con el goce que ya no pasa por las mediaciones simbólicas que el Edipo ponía anteriormente a su disposición. A la interpretación en el nombre del padre, la que da sentido, se sustituye un nuevo manejo del goce del Uno solo, que está fijado al cuerpo. El analista, que era descifrador del inconsciente, deviene el pragmático que, por su presencia y la de su cuerpo, conversa, anuda, desanuda, afloja, consolida… Un bricolador que opera con el inconsciente real que hay, más que con el inconsciente transferencial que sabe.

¿Estoy Después del Edipo?
Subjetivamente, no se está nunca del todo allí. Es un horizonte. En todo caso, el psicoanálisis de orientación lacaniana tiene a su disposición una brújula muy eficaz para navegar en esta zona de Después del Edipo. Una brújula llamada pase. Se trata de una zona que se alcanza una vez que el sujeto ha atravesado un cierto número de construcciones que le sirven de defensa respecto de lo real: identificaciones, fantasmas, ideales, y sus efectos repetitivos (que deben distinguirse de las adicciones) en la vida cotidiana emociones, valentías, cobardías, fracasos, conflictos inútiles, miedos, pasajes al acto… En suma, todo lo que es humano. En esta zona más allá de la pantalla, no hay más que pulsión y fuera-de-sentido. El practicante puede aprender de aquellos que exploran esta zona del ultrapase (outrepasse), para tender hacia una dimensión de invención necesaria en la clínica de estos sujetos para quienes el estándar edípico no brinda ninguna orientación eficaz.

¡Me quedo con ganas de saber algo más!
El Segundo Congreso Europeo de Psicoanálisis será la ocasión para saber más sobre esto. Abordaremos las consecuencias de la era Después del Edipo y hablaremos de la diversidad de la práctica psicoanalítica en Europa. Es que, más allá del estándar edípico, las invenciones no pueden ser más que diversas. Además, esta diversidad comporta igualmente una dimensión política. La EuroFederación de Psicoanálisis está implantada en diferentes países que hablan idiomas diferentes y que tienen culturas diferentes. Cada practicante orientado por el psicoanálisis adapta su práctica al contexto en el cual trabaja sin ceder, sin embargo, respecto de la unicidad del psicoanálisis. Durante este Congreso, dibujaremos el mapa de Europa a partir de las particularidades de la práctica psicoanalítica en cada una de sus regiones.


Traducción: Florencia Fernández Coria Shanahan
* Publicado en: PIPOL NEWS 0 – 05/10/2012, «Después del Edipo, Diversidad de la práctica psicoanalítica en Europa».