Diana Wolodarsky

EOL (Bs. As.)

¿Por qué a los psicoanalistas nos inquieta elucidar una cuestión como lo es el cuerpo?

¿Qué enigma encierra?

Lacan en su última enseñanza pone de relieve que el sujeto no es solo significante, y para dar cuenta de ello recurre al término parlêtre. No me explayaré en este punto, ya que ha sido suficientemente abordado en otros envíos.

Si algo distingue al psicoanálisis de la orientación lacaniana, es que no generaliza el tratamiento del cuerpo. Tiene muy en cuenta tomarlo uno por uno, en su singularidad. Singularidad que estará dada por la particular manera en que una palabra o frase chocó en cada cuerpo haciendo de ese imprevisible encuentro, acontecimiento. Esa contingencia que deviene acontecimiento deja marca, investida libidinalmente, inscripta en una gramática fantasmática en la que la intervención analítica se orientará a fin de desmontar y de volver a articular de una manera inédita para el sujeto. Lo inédito opuesto al destino: programa de goce.

Desarmar el circuito pulsional que se organizó en torno a un objeto, el cual vino a ubicarse allí donde el vacío es testigo que no hay objeto que lo colme.

Tener un cuerpo, dice Lacan, a diferencia de serlo. Si sujeto es lo que representa un significante para otro significante, ¿cómo nos apropiamos del cuerpo? ¿Qué es lo que hace borde o contorno, relieve?

Que el inconsciente es homólogo a los orificios del cuerpo, da cuenta de ese movimiento estructural en que se constituye el parlêtre. Que el lenguaje es el artificio del cual nos servimos para dar cuenta de qué manera tenemos un cuerpo. Y que es alrededor de los orificios del mismo que se constituye el modo de goce de cada sujeto. Y nos dice también que a veces esos orificios no son suficientes para constituir un cuerpo, con lo cual hay sujetos que necesitan perforárselo con insistencia. Como si cada nuevo agujero prometiera algo de una articulación que fracasa.

Comprobamos que a veces la subjetividad es suficiente para hacer que un síntoma resuena en él. Algunas, asistimos a verdaderas performances bizarras que dan cuenta de las piruetas por armar un semblante: piercing, tatuajes, cortes, deformaciones, infiltraciones. Otras, de las consecuencias del fracaso en no lograr armarlo o sostenerlo.

Inhibicion, síntoma o angustia son manifestaciones de las dificultades que conlleva vivir el tener un cuerpo. Distorsiones especulares, transformaciones sustanciales, mutilaciones o perforaciones son formas en que se presentan cada vez más los cuerpos, naturalizándose estas prácticas en una supuesta justificación estética.

Si para el organismo la salud es el silencio de los órganos, hablar con el cuerpo es la pulsión que se hará espacio a fin de hacerse escuchar.