Cleide Pereira Monteiro

EBP (Paraíba)

Para contribuir al debate del VI ENAPOL, pretendo retomar la formulación de Lacan del Seminario 11 donde indica que la pulsión es una «ficción fundamental» [1]. A partir de esta afirmación problematizo una nueva perspectiva de la pulsión en la última enseñanza de Lacan.

Freud anunció que «la doctrina de las pulsiones es nuestra mitología» [2]. Lacan lee a Freud con las «orejas paradas» y da un paso adelante cuando propone que se trata de una ficción constituida por la introducción de un nuevo elemento: el objeto a. Con esa invención, lo que pone en juego es la relación íntima entre pulsión y significante.

Lacan, en el Seminario 11, nos enseña que la pulsión es un montaje, como un collage surrealista, en el que la sexualidad participa en la vida psíquica en consonancia con la estructura del hiato característico del inconsciente. En esa época destaca que «solo con su aparición en el otro puede ser realizada la función de la pulsión» [3]. Ese «en el otro» no está desvinculado de la función que Lacan da al objeto a en la satisfacción: a, causa del deseo. A nivel de la pulsión, la estructura de borde de la zona erógena solo puede ser sostenida por el rodeo que da la pulsión alrededor del objeto a. Así, la pulsión, en su función esencial, contornea el objeto a, «… ese objeto que, de hecho, no es otra cosa más que la presencia de un hueco, de un vacío, que, según Freud, cualquier objeto puede ocupar… «. [4]

Las contribuciones de Lacan de 1964 parecen extremadamente actuales y pueden utilizarse para formularle una pregunta al analista que actúa en los tiempos en que el circuito pulsional se presenta cada vez más acortado, cada vez más lejos del inconsciente y más cerca de una satisfacción inmediata de los cuerpos. El objeto a, en franca crisis en su función de causa de deseo, asciende al cénit social en su exigencia de goce. Desde esa perspectiva, interrogamos si hablar con el cuerpo implica un retorno a la pulsión como «una ficción fundamental».

Es decir, la «ficción» a la que se refiere Lacan no es la del Edipo, sino la del objeto a. En ese sentido, podemos decir que Lacan, con su objeto a, intenta inscribir en términos significantes la relación del sujeto con su goce. Tal vez, en la práctica analítica del siglo XXI, sea más productivo pensar la pulsión a partir de una nueva invención: la del sinthome. Esa que Lacan fue a recoger de un desabonado del inconsciente. Con Joyce, le fue posible concebir las resonancias del decir en el cuerpo, a partir de una perspectiva materialista más afín a un inconsciente causa de goce.

Podemos concluir diciendo que si la concepción de la pulsión del Seminario 11 está vinculada a una ficción, en su última enseñanza, en el Seminario 23, Lacan se remite mucho más a lo que es la perspectiva de una «fixión», al indicar que «… las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir» [5]. Desde esa perspectiva, dirá que «es preciso que haya algo en el significante que resuene». Sin embargo, añade que, para que ese decir resuene, «es preciso que el cuerpo sea sensible a ello» [6]. Un cuerpo sensible al resonar del significante Uno, esa es la apuesta del analista para situar al inconsciente como tejido [7], esto es, situarlo más próximo a lalengua, más lejos de la articulación significante.

Así, si una nueva perspectiva nos convoca como analistas, la de guiarnos por la concepción de la pulsión como goce del Uno solo, es porque esta apuesta apunta al sinthome que, por ser «puramente lo que condiciona lalengua» [8], está irremediablemente de acuerdo con un modo de gozar absolutamente singular y, como tal, irreductible: dirección de un análisis, perspectiva del psicoanálisis para concebir un real a la altura de los nuevos tiempos.


Traducción: Laura Arias

  1. Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Bs. As., 1986, p. 170.
  2. Freud, S., «Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis – 32ª conferencia. Angustia y vida pulsional», Obras Completas, t. 22, Amorrortu, Bs. As., 1991, p. 88.
  3. Lacan, J., El Seminario, Libro 11…, op. cit., p. 186.
  4. Ibíd., p. 187.
  5. Lacan, J., El Seminario, Libro 23, El sinthome, Paidós, Bs. As., 2008, p.18.
  6. Ibíd.
  7. Laurent, E., «Hablar con su síntoma, hablar con su cuerpo», VI ENAPOL, http://www.enapol.com/pt/template.php?file=Argumento/Hablar-con-el-propio-sintoma_Eric-Laurent.html.
  8. Lacan, J., El Seminario, Libro 23…, op. cit., p. 164.