Inés Ramírez
EOL (Bs. As.)
En 1987, cuando J. Money formaba parte del comité de redacción del DSM III R, hacía ya 20 años que presentaba como exitoso los resultados del tratamiento de reasignación del sexo conocido en los círculos académicos como John/Joan.
El caso sirvió como precedente de tratamiento quirúrgico estándar en miles de recién nacidos con genitales dañados o anómalos. Sus fundamentos psicológicos para este tipo de cirugías y su apariencia de cientificidad daban a los médicos una solución para uno de los enigmas de la medicina: cómo manejarse en el caso del nacimiento de un bebé intersexual. Es sabido que estos prolijos científicos clasificadores al querer hacer entrar todo en casilleros nominan las desviaciones y la ambigüedad de un modo cada vez más generalizado, desconociendo en esa desviación a la norma lo más singular de cada quién. Importa, sin embargo, recordar cómo y porqué Money ignoró en su caso sujeto, determinaciones y pulsión.
Si seguimos las sucesivas modificaciones sobre Identidad de Género en los DSM, descubrimos entre oscuras bambalinas las teorías de Money y las razones de esos cambios. No ingenuamente, la versión del DSMIII R distinguía Trastornos de la Identidad de Género de Trastornos sexuales e incluía TIG en la sección Trastornos de inicio en la infancia, niñez o adolescencia y añadiendo TIG en la adolescencia y en la vida adulta no transexual.
Su tesis de doctorado en Harvard (1951), desde una perspectiva psicológica y social, basa la creación de una teoría que sostiene la no diferenciación sexual en el nacimiento. Desde el Centro médico de la Universidad J. Hopkins, en 1955, introduce los conceptos de género y rol de género, provocando fuerte impacto en las ciencias sociales y movimientos feministas.
Sistematiza sus investigaciones afirmando que»la evidencia de ejemplos de reasignación de sexo en el hermafroditismo invita a pensar que el rol de género no solo se establece sino que también se imprime en forma indeleble» y crea el primer protocolo para el manejo de reasignación de sexo en pacientes transexuales, todavía vigente. En 1966 se crea la revolucionaria Clínica, que a su instancia se llamó Clínica de Identidad de Género, contribuyendo a reforzar la separación sexo-género.
El caso de uno de los gemelos, que había perdido el pene durante una circuncisión, le da la oportunidad de poner a prueba su doctrina sobre la supremacía del sexo de asignación y crianza sobre el sexo biológico. Toma al hermano como caso control y trabaja con los padres para orientar la educación del niño y construirle un núcleo de identidad de género. Ellos debían mantener el secreto de su origen, mientras la madre proporcionaría la figura identificatoria femenina. Desdeñando las determinaciones inconscientes del sujeto, se le cambia nombre, ropa y juegos, iniciando a los veintiún meses las operaciones para fabricarle un cuerpo femenino. En 1972 revela en círculos médicos el éxito de la experiencia; apenas menciona los rasgos varoneros.
En 1978, seguía informando que en edad prepuberal «la niña tenía un rol y una identidad sexual femeninos que se diferencian claramente de los de su hermano». Deja de publicar el caso sin difundir el fracaso de su experimento. Cuando JJ cumple trece años, por sugerencia de los psiquiatras que lo atienden y luego de una severa depresión, el padre le revela el secreto y se desencadena la tragedia. Su caso enseña sobre el peligro de intentar reconstruir la anatomía ignorando la subjetividad y aquello que está en la causa de las ambigüedades sexuales.
Sabemos que Money se retira silenciosamente a trabajar para sugerir reemplazar, en 1994, TIG por Disforia de Género en el DSM IV TR con el fin de «reconquistar el campo para la psiquiatría y la psicología» tal como aclara en su ponencia ese mismo año. Continúa trabajando para esto hasta su muerte, dos años después del suicidio del tristemente célebre paciente al que no había podido construirle un núcleo de identidad de género.
Su afán clasificatorio, la arbitrariedad de un sistema ideológico psicologizante que ignora la castración y las singularidades, tuvo consecuencias con las que todavía nos enfrentamos al introducirse en el DSM con apariencias de cientificidad.