Por Irene Greiser (EOL)

La sagrada familia conyugal mamá, papá, nene, dejó de ser la única modalidad de familia. Nuevas sexualidades, parentalidades, familiaridades y legalidades convergen en los nuevos modos de familia.

Con la ley del matrimonio igualitario y el derecho a la adopción se legalizan nuevas familiaridades. Nuevos enredos familiares entran en las nuevas formas de familia: pueden ser entre dos mujeres o entre dos hombres o entre un hombre y una mujer o un hombre solo o una mujer sola. Los enredos van mutando, pero mas allá de las sexualidades y sexos de los partenaires, la familia para el psicoanálisis seguirá siendo el espacio ficcional del malentendido entre los sexos.

El avance de la ciencia con las nuevas técnicas de fertilización asistida, la ovo donación, bancos de espermas, el alquiler de vientre, permite que dos hombres puedan tener un niño a través del alquiler de vientre, una mujer recurrir a los bancos de espermas para inseminarse. Por un lado, se pueden engendrar hijos sin encuentros sexuales; por otro, también se abren nuevos capítulos a nivel del campo jurídico y bioético.

Dinamismo jurídico de la sociedad
La alianza entre los sexos ya no es lo misma. Laurent señala que se trata de un dinamismo jurídico de la sociedad que se asienta en las nuevas demandas en las cuales el discurso del Derecho y el de la ciencia convergen para autorizar lo nuevo.[1]

Las nuevas leyes van legislando acerca de los nuevos modos de familia. En nuestro país tenemos la Ley de Identidad de Género, la Ley de Violencia de Género, la Ley de adopción y el Matrimonio Igualitario. Todas estas leyes, en diferentes niveles, intentan legislar sobre ese declive de la familia conyugal heterosexual.

Nuevas legalidades se introducen en el ámbito jurídico. Estas legalidades ponen en evidencia las mutaciones en los lazos y también el intento de legislar acerca de lo femenino. A su vez, desde el terreno jurídico se produce una modificación dentro del carácter universal de la ley. Con la ley de Matrimonio Igualitario una minoría homo pide gozar de los mismos derechos que el universal de los Derechos Humanos que no contempla distinción de sexos, pero con la Ley de Violencia de Género, a la inversa, una minoría recibe un tratamiento que hace una distinción dentro del universal de Derechos Humanos, en tanto es aplicada al hombre una penalidad mayor si mata a una mujer y no a la inversa. Ahora bien, la Ley de Matrimonio Igualitario permite que dos mujeres se casen. ¿Cómo contempla la ley el caso que una mujer mate o le pegue a otra mujer, siendo cónyuges? Son cuestiones que abren interrogantes en el plano del derecho.

Las nuevas técnicas de reproducción asistida hacen que también la madre pueda ser incierta. El niño puede ser hijo de la ciencia, de padres homos heteros o monoparentales. El niño sigue en el centro de la familia pero hay una clínica que da cuenta que ya no es más su majestad el bebé.

¿Qué es lo que une a una familia?
Miller en «Cosas de familia en el inconsciente» define la unión de la familia a partir de un secreto: «…la familia está unida por el desencuentro, el malentendido, la decepción, pero también por el abuso sexual y el crimen».[2] La familia, a partir del lenguaje, es el espacio donde el sujeto aprende la lengua del Otro: es el espacio de la demanda y también de la ley.

Es en «Observaciones sobre padres y causas», donde Miller hace una referencia a la familia como lugar de la ley a partir del interjuego entre obstáculo y objeto: «La familia es el espacio en donde los objetos familiares son tachados como objetos sexuales».[3] En uno de los textos, la familia se presenta como el espacio de un secreto y, en el otro, una prohibición.

La clínica verifica que el secreto que puede unir a una familia es el incesto.

¿Cómo sostener esa función del obstáculo cuando el cuerpo del niño se ubica como condensador de goce del adulto en la frecuente casuística de abusos sexuales. ¿O la casuística acerca de los femicidios? ¿O cuando se comercializa el cuerpo de las niñas en el mercado de la prostitución infantil?

Que la familia sea ficcional y el padre una invención no implica que la castración no sea real. Frente a la casuística tan frecuente de abuso sexual infantil, de femicidios, que llegan a los juzgados y los diversos centros de atención a las diversidades de «víctimas» es importante recordar el adagio lacaniano que Lacan pronuncia en «Alocución sobre las psicosis del niño», tu cuerpo es tuyo, en el cual se vulgariza hacia principios de siglo un adagio del liberalismo… En el cual se ignora cómo ese cuerpo es ignorado por el sujeto de la ciencia, se tendrá el derecho de dividirlo para el intercambio…

¿Qué ocurre con los cuerpos cuando la cultura de lo auto y del tú tienes derecho se impone?

Los cuerpos son librados a auto gestarse a sí mismos sin marcas que provienen del Otro. Lo auto se impone desde la autodeterminación del sexo hasta los adolecentes que tatuados esgrimen «mi cuerpo es mío».

Violencia, adicciones, abusos sexuales, dan cuenta de un real que no se presenta ordenado por el semblante del Nombre del Padre. Cambiar de sexo se torna algo tan banal como hacerse un tatuaje o extirparse un lunar.

De diferentes modos, esos paquetes de leyes se muestran más democráticas al dar mayor participación del sujeto en sus asuntos, especialmente, en materia de lo sexual pero también, dan cuenta de aquello que Lacan denominó niño generalizado, como aquel que no se hace responsable de su goce. La ciencia le asigna un sexo y la ley lo legisla, cada uno se hace el cuerpo que quiera.

Sostener esa función del obstáculo en la época en que declina el régimen patriarcal y el real se presenta sin ley es un desafio no solo en el terreno de la clínica analítica sino también en el campo jurídico. Miller sostiene que hay un parentesco entre el psicoanálisis y la familia basado en la prohibición de la relación sexual.[4] A la luz de la clínica en la cual cada vez más se presenta la familia judicializada en casos de abusos sexuales y violencia de género, parecería que esa prohibición, por la cual Miller emparenta a la familia analítica con la familia, se sostiene mejor en el saber hacer de la familia analítica.

NOTAS

  1. Miller, J.-A. (2013), Piezas sueltas, Buenos Aires: Paidós, p. 377.
  2. Miller, J.-A. (2006), Cosas de familia en el inconsciente, Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España, Barcelona: RBA, p. 341.
  3. Miller, J.-A. (2006), Observaciones sobre padres y causas, Introducción a la Clínica Lacaniana. Conferencias en España, Barcelona: RBA, p. 137.
  4. Ibid., p. 135.