Por Bernardino Horne

Hice una nueva lectura cada vez que escuché el video.

La historia comienza con la madre enamorada. Eso salva al protagonista de quedar como objeto de ella. No tiene padre y tuvo muchas pérdidas, pero consigue un padrino que se mantiene firme como segundo pilar de sostén en su vida. Con él, puede «prescindir del padre a condición de servirse de él», (Lacan, 2007, p. 132). Llega, con esfuerzo, a encontrar un lugar y cierta satisfacción en su vida. En mi experiencia, el deseo de la madre es el destino.

En segundo lugar, pensé tomar el video como un pase, como el relato de un pasante.

Finalmente, pensé: ¿por qué dije «escuché» y no «vi», tratándose de un video? En él, el habla precede a la escritura. La función del diseño es secundaria, pero permite penetrar en los sistemas y redes virtuales del mundo actual, en rigor, habla de la necesidad que tiene el sujeto de hablar de sí mismo. Freud pensó inicialmente que el puro hecho de hablar permite la descarga de las pasiones, lo que denomina abreacción, llamando catártico al método centrado en la descarga de cantidades. Resulta interesante pensar la catarsis y la abreacción desde la última enseñanza de Lacan como formas de tratamiento del goce. Entran nuevamente en juego el factor cuantitativo y sus mutaciones, en tanto primordiales. Lacan (1997) trabaja esta cuestión en el Seminario 7. Sigue a Aristóteles, para quien la catarsis en la tragedia del teatro griego significaba la purificación, que podemos traducir como significantización y sublimación, purificación que se produce sin más, por el puro acto de representar las pasiones por las palabras.

Traducción: Marita Salgado

REFERENCIAS

  • Lacan, J. (2007), El Seminario, Libro 23, El Sinthome, Buenos Aires: Paidós.
  • Lacan, J. (1997), El Seminario, Libro 7, La Ética del psicoanálisis, Buenos Aires: Paidós.