Por Maria Rita Guimarães (EBP)

Si para la Yerma de Lorca su ser deseante quedaba suspendido en la espera del hijo como don de amor del hombre, y si la posibilidad de identificarse como mujer estaba recubierta por la «corriente maternal», actualmente la mujer infértil o sola reemplaza al hombre por el semen almacenado por la ciencia. Ese es el más nuevo partenaire de la mujer. Y puede abrirse al sin límites.

El Der Spiegel[2] publicó que el departamento para los niños y la salud pública recibió un informe de que «un hombre ha dado a luz en casa». El hombre, un transexual que ha «mantenido sus órganos sexuales femininos» dio a luz «a un niño después de la inseminación artificial». Por lo tanto, «se requiere ser registrado como padre» en el registro civil y no como «madre», una demanda a la que la administración dijo que sí.

Vemos que ahora no solamente el real del cuerpo de la mujer es tocado, más al igual, el cuerpo del «nuevo hombre», efecto de la ciencia. Como dice Eric Laurent, «…los comportamientos performativos singulares no cesan de criar perturbaciones en las categorías del Derecho».

Es cierto que en un momento u otro ese niño descubrirá que su padre es, a la vez, su madre. Pero, ¿sabrá que su origen fue programado por la alianza entre tecnología, fantasma y gozo?

NOTAS

  1. Ansermet, F. (2015), L’enfant et la feminité de sa mére , Études psychanalytiques, L’Harmattan, Paris.
  2. Extraído: http://www.genethique.org/?q=content/allemagne-les-d%C3%A9rives-de-la-transsexualit%C3%A9 en 5/03/2017.