CITAS
Así el universal de lo que ellas desean es locura: todas las mujeres están locas, como se dice. Es incluso por eso por lo que no son todas, es decir, no-locas-del todo / no para-nada-locas (pas folles-du tout), acomodaticias más bien; hasta el punto de que no hay límites a las concesiones que cada una hace para un hombre: de su cuerpo, de su alma, de sus bienes. Y no puede más por sus fantasmas, a los que es menos fácil responder.
El objeto, por así decir, ha devorado al yo. Rasgos de humillación, restricción del narcisismo, perjuicio de sí, están presentes en todos los casos de enamoramiento; en los extremos, no hacen más que intensificarse y, por el relegamiento de las pretensiones sensuales, ejercen una dominación exclusiva.
… se puede decir que este Otro, que se reduce de un lado al objeto a y que del otro es objeto de un goce loco, no es el lugar de la verdad, no es el lugar del pacto. En este nivel es más bien un agujero.
Se trata del Otro como lugar del goce del ser hablante al que propuse en definitiva llamar síntoma, cuando dije el partenaire-síntoma.
¿Qué quiere decir aquí loco? Es un título de André Breton, pero este adjetivo no hace sino destacar que el amor, por esencia, es sin límites, precisamente tal como Lacan nos lo presenta, nos lo introduce tanto en sus esquemas como en su dialéctica, porque está más allá y precisamente más allá del tener.
Aimée anuncia la lectura que Lacan hará del caso de las hermanas Papin, de Medea, de madame Gide, de El imperio de los sentidos, de las místicas. Él no es un místico del
goce femenino, sino un descifrador apasionado por la posición femenina de la sexuación, de la que finalmente dará el matema.
Llamemos heterosexual, por definición, a lo que ama a las mujeres, cualquiera que sea su propio sexo. Así será más claro. Dije: amar, no: estar prometido a ellas por una relación que no hay. Hasta es lo que implica lo insaciable del amor, que se explica con esta premisa.
Si la posición del sexo difiere en cuanto al objeto, es con toda la distancia que separa a la forma fetichista de la forma erotomaníaca del amor.
A uno y otro lado de las fórmulas corresponde un modo de goce particular. No hay relación sexual porque el goce del Otro considerado como cuerpo es siempre inadecuado – perverso, por un lado en tanto el Otro se reduce al objeto a – y por el otro, diría loco, enigmático.
Podríamos decir que el dolor en la relación amorosa confronta al sujeto femenino a lo ilimitado de Ⱥ, que viste entonces la pulsión de muerte, ya que la voluntad de gozar si se le deja la carrera libre revela que no es más que pulsión de muerte.
Es efectivamente acompañando la declinación de la función del Nombre del Padre que hay una declinación de la función reguladora del falo. Y eso hace que los goces sean goces más ilimitados. Que el falo no regule el goce de la manera tradicional, no se trata de que haya más extravíos. No se trata de que las mujeres sean más extraviadas sino que el goce es más extraviado, en hombres y en mujeres.