CITAS
Sufría enormemente de un síntoma: no podía amar a un solo hombre […] En la primera entrevista, la demanda: ayúdeme a amar a un solo hombre y a orientarme en la práctica analítica. Después, uno tras otro, los dos elementos que se tejieron y destejieron en ese análisis hasta el final. A uno lo llamo vaivén […] Al otro elemento lo llamo la escena de seducción. [al final del análisis supo] que “seductora” no es síntoma sino sinthome; no es una compulsión sino el modo de funcionamiento, el mío desde siempre, a partir del real irreductible del vaivén. “Hacerme desear” lo había abordado siempre en relación al Otro, pero ahora era algo mucho más íntimo: afanarme a fondo para hacerme desear… el saber, hacerme desear… el amor, hacerme desear, a mí misma; en conjunto, la vida
Pude hacerme hablar por él, sus palabras de amor resonaron en mi cuerpo y experimenté el amor como “el encuentro de dos medios decires que no se recubren”, lejos de un complemento. Se trata de ser la única pero en el sentido de la singularidad de mi goce, otra diferente del dulce a devorar
El acto del analista vino a puntuar con ligereza este desenlace: con gesto interrogador, me designó la puerta, remitiéndome a la decisión, al acto. Salí de la sesión algo desorientada y, no sin humor, se me impuso esta fórmula: “soy una Glotona de vida”. La pasión del ser que me había retenido en análisis ya no estaba. Se apoyaba en la creencia de un otro que pudiera nombrarme: habría al menos uno, un hombre que sabría hablarme, comprender llamar a mi singularidad. Yo había heredado de mi familia la creencia histérica en un Otro absoluto, un ser de excepción que había tomado para mí la máscara de don Juan, con su reverso, la Mujer fatal.
La introducción de lo femenino en el campo del goce sexual agujerea la lógica fálica y produce la falta que pone en marcha el empuje hacia el Otro sexo.
(…) escuché una voz cuando me dispongo a dormir. No es imperativa. No es una
alucinación, viene del partenaire y dice: “Háblame”.
Tampoco es “háblame de amor”. Es invitación a salirme de mis pensamientos.
(…) Es una voz que no porta ningún imperativo de goce, que no viene de lo más recóndito del agujero que el Otro es, sino que muy cerca de ese agujero invita a servirme de ella y de la palabra para tejer mi trama
En la entrada el sujeto habla al nivel del amor, a la salida el sujeto sabe que habla al nivel de la pulsión
Aprendi na análise que para amar é preciso dizer, falar com uma mulher. A obra do amor consiste em endereçar à mulher o elogio ao amor
Com uma mulher, o homem se prepara para cantar o amor ou a guerra, pois a bela também é a fera
Porque diferentemente do nosso colega Sérgio de Campos, que testemunhou de que forma em seu caso – cito-o: “amor e desejo estavam disjuntos, entre ‘minha mulher’, que amava e a ‘Outra mulher’, que desejava”- no meu caso, amor e desejo tendem a coincidir. Uma modalidade amorosa que, efetivamente, pelo tamponamento da hiância que há entre uma e Outra, é mais propícia a fazer existir a crença n’A mulher
Encontrei aquele com quem eu iria enfim construir minha vida. Estudante de medicina, ele queria ser socorrista. Ele encarava comigo a prova existencial que eu atravessava. Algo de fusional nos unia. Ele me fazia rir. O futuro estava com ele